Nuestros niños asisten a la Jornada de Puertas Abiertas del Congreso

Madrid, 8 de diciembre de 2009.- Los niños abortados han querido estar presentes también en el lugar donde se dictó su sentencia de muerte hace 25 años, y en la tarde de hoy han acudido al Congreso de los Diputados. Nos han pedido que auyentáramos los demonios del aborto que pululan por el lugar, para lo cual hemos llevado agua bendita para hacer la señal de la Cruz en las bancadas de sus verdugos. Por desgracia, el reglamento del Congreso ha primado sobre el Art. 16.1 de la Constitución, y el mobiliario ha primado sobre los valores humanos, prohibiéndosenos, al rato, continuar con nuestra labor de hacer la señal de la Cruz con agua bendita sobre los escaños (de plástico, por cierto). Afortunadamente éramos varios, y otros continuaron "limpiando" el hemiciclo mientras nosotras discutíamos con los ujieres. Finalmente, los niños se han querido "quedar" para saludar a los ministros al día siguiente, y se han colado dentro del "pupitre" de dos ministr@s... pero tampoco les han dejado. ¡Todo un alarde de libertad y de soberanía popular!

Sin embargo, y previendo el fiasco constitucional, habíamos preparado un segundo acto en el exterior, y a la salida les hemos hecho un homenaje con velas y flores. En el día de la Purísima Concepción hemos pedido al Cielo que sea protegida también la concepción de los futuros hijos de España y que no se apruebe la ley de plazos. Para terminar hemos cantado el Ave María, no sin sufrir toda clase de impedimentos y obstáculos por parte de la policía, que nos pidió la documentación, nos obligó a irnos, e incluso nos hizo dar una vuelta para no bordear el Congreso con nuestros peligrosos niños ¡! Fue muy esclarecedor comprobar que en el perímetro de seguridad del Congreso no rige la Constitución (así se nos comunicó cuando invocamos el Art. 16.1) ni tampoco las normas de orden público acerca de manifestaciones cívicas, que requieren de un mínimo de 20 personas para ser comunicadas (y éramos 6).

En fin, comprobamos de nuevo que la Constitución sólo vale para regalarla en libritos a la salida de la Cámara y para que muchísimos vivan de ella. Y comprobamos también que nuestros niños son tan peligrosos para el Sistema como lo son las bombas, pues con ellas les ha equiparado las fuerzas policiales. Sin embargo, ellos han estado allí, junto con su Madre, y a nadie les ha pasado desapercibido.

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