Firmas

 

 

Mentiras que claman al Cielo

Alicia Latorre, presidenta de la Federación Española de Asociaciones Provida

No pierden ni un momento en escucharlas, ni les interesan sus problemas, pero les empujan a acabar cruelmente con la vida de su hijo, con lo más precioso, inocente y hermoso. Dicen que quieren defender a las mujeres de la cárcel y las condenan, no ya a pena de cárcel, sino a cadena perpetua y pena de muerte a un tiempo, algo incompatible en derecho, pero posible en la vida. Cadena perpetua de pesadillas, remordimientos y tristeza infinita o bien frialdad y dureza, indiferencia, maltrato, agresividad o locura porque todo cabe, todo es posible tras un aborto. Pero cuando salen por la puerta vacías y sangrando en su vientre y su alma, terriblemente solas, ya no importan para casi nadie, al menos no para los verdugos ni para quien los cobija, porque el negocio está hecho y están mejor ahí, tiradas y amordazadas, listas para seguir el círculo vicioso que probablemente las llevará de nuevo a solicitar sus “servicios”. Esa cadena perpetua que las ata a un momento desgraciado que cambió para siempre su futuro, es a la vez pena de muerte porque están muertas para sí mismas y para todo lo hermoso. Muchas se odian y odian al mundo. Muertas a los niños, a los sueños, a la vida; esclavas de los hombres o enemigas suyas, rompen relaciones o las tienen con cualquiera. Vidas rotas, soledad amarga, sima sin fondo. Pero los que llaman al aborto libertad, también mienten y dicen que ese dolor no existe y les niegan de nuevo su ayuda.

Las mujeres no han ido nunca a la cárcel por el aborto, no mientan, que toda mentira es mala pero esta es perversa y clama al Cielo . Digan que no quieren que vayan a la cárcel sus invitados de honor y asesores “de lujo” (de mucho lujo), los que tienen sus manos manchadas de la sangre más inocente y el dolor más evitable . Esos que experimentan con las mujeres los fármacos prohibidos, los que firman en blanco la sentencia de muerte, los que tiran a la basura los restos de unos hijos que siempre vivirán en el corazón de sus madres. ¿Pueden callar la voz de su conciencia como cierran la bolsa de la basura? ¿no les quema ese dinero?

Todos sus eufemismos y argucias no cambian la realidad. Toda su prepotencia y abuso de poder caerán desplomados ante sí mismos y ante el juicio de la historia, por querer convertir sus crímenes en derechos, por diezmar generaciones enteras como sólo ocurre tras una guerra, por negar terapia a quienes necesitan llorar su dolor y encontrar la paz y por querer promulgar leyes que libran de la cárcel a asesinos y estafadores, cuando su deber es velar por el bien común.

Quiero creer, porque he visto florecer mucho bien entre tanto dolor, que esos hombres y mujeres arrepentidos, el amor de los que ayudan en la sombra y el incuestionable poder de plegarias y corazones unidos, cambiarán el luto por esperanza, derrotarán las leyes injustas y conseguirán que muchos rectifiquen el rumbo de sus vidas, en el tiempo que aún les queda.

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Vive y deja vivir

Irene Villa - La Razón, 22 Mayo 09

Que se anime a las mujeres a interrumpir sus embarazos es volver al escenario de la desigualdad

¿Que los padres no interfieran?, ¿pero no era ese su deber y su responsabilidad? Precisamente, la no «interferencia» de los padres conlleva hijos perdidos, inseguridad, baja autoestima¿ Es de sobra conocido que los hijos necesitan reglas y límites para lograr su crecimiento personal. Pero éste parece ser objetivo secundario. Lo que importa es el aborto. Con todo el esfuerzo y el tiempo que costó concienciar a nuestra generación del peligro de las enfermedades venéreas y de que todas las precauciones eran pocas para evitar embarazos no deseados, resulta que ahora la educación sexual se reduce a: puedes comprar libremente la píldora abortiva y abortar sin que tus padres se enteren. Lo disfrazan de «opción de confianza en las mujeres», cuando lo que se precisa en esa situación es apoyo y comprensión, y nadie mejor que unos padres, a quienes más importas, para darlo.

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Los fetos no son seres humanos, según la ministra

Los artículos 333 a 337 del Código Penal español establecen la tipificación de diversos delitos criminales que se cometen contra los animales. Así, el último de los preceptos mencionados dispone de manera literal "Los que maltrataren con ensañamiento e injustificadamente a animales domésticos causándoles la muerte  o provocándoles lesiones que produzcan un grave menoscabo físico serán castigados con la pena de prisión de tres meses a un año e inhabilitación especial de uno a tres años para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales". La Ministra de Igualdad del Gobierno de España, Bibiana Aido, ha afirmado que los fetos son seres vivos pero no son seres humanos. La pregunta ahora es ¿POR QUÉ SI MATO A UN ANIMAL DOMÉSTICO, QUE ES UN SER VIVO PERO QUE INDUDABLEMENTE NO ES UN SER HUMANO, SE ME PUEDE SANCIONAR INCLUSO CON PENA DE CÁRCEL Y SIN EMBARGO EL ABORTO NO VA A TENER NINGÚN TIPO DE SANCIÓN, VA A SER LIBERALIZADO, SE VA A PRACTICAR POR LOS SERVICIOS PÚBLICOS DE SALUD Y SE LE VA A PERMITIR A LAS CHICAS DESDE LOS DIECISÉIS AÑOS SIN CONOCIMIENTO NI CONSENTIMIENTO DE SUS PADRES?. Probablemente la Ministra no ha reparado en que en un aborto se utilizan métodos de ensañamiento y maltrato más allá de lo que supone patear a un perro que te quiere morder o que se ha orinado en tu embaldosado después de haberlo fregado arduamente para sacarle brillo. Deshacerse de un ser humano al quinto mes de gestación, todo formado, por el método de la aspiración o con la batidora quirúrgica le parece a la señora Ministra menor ensañamiento que maltratar a un perro que simplemente ha podido atentar contra la vida o integridad de uno o de su familia. La señora Ministra ha sentado un precedente de absoluta excepcionalidad : TODOS LOS SERES VIVOS  QUE NO SEAN HUMANOS PUEDEN SER EXTERMINADOS . Ahora habrá que ver dónde ponemos el límite. Los discapacitados, los subnormales y síndrome de Dawn, los que están en silla de ruedas, los ancianos, los que tienen alzheimer, los autistas y todos aquellos que, por razones de salud, conciencia, ideas, raza o religión, no muestren unas especiales capacidades que los identifiquen como seres humanos o que presenten reacciones psicomotrices menores aún que un feto de cinco meses pasarán a engrosar la lista de los eliminados de la sociedad. Enhorabuena, señora Ministra, acaba Ud. de abrir el camino al restablecimiento de las políticas de exterminio nazi del siglo pasado. Siga Usted dando cobertura a esas ideas y no se le olvide multar a los papás que estén con sus hijas de dieciséis años envueltas en humo en un bar donde se autoriza a los fumadores o si la niña firma un contrato de trabajo sin el conocimiento ni el consentimiento de su padre o si la menor, de dieciséis años, se emborracha en un botellón. Tampoco dude en estos casos de retirar la patria potestad a esos descabellados padres que no cuidan de sus adolescentes hijas quienes luego si pueden ir a abortar bajo la aberrante cobertura y clandestinidad de la Sanidad Pública.
La idea me la ha dado mi mujer, Pilar, a la que gracias a Dios su madre quiso traer al mundo pese a ser la más pequeña de cuatro hermanos en la época de la depresión previa a la transición. Y gracias a mi madre que puedo escribir este blog por decidir tenerme a mí - séptimo hijo; luego vinieron cuatro más. Gracias valientes, que sois unas valientes. Cualquiera de vosotras podría desempeñar la tarea de ministras con más alta dignidad que la que le ha tocado vivir a esta generación. Muchos besos mamás.
Bendiciones.

Paco Rubiales

Abogado y Pastor de Iglesia Evangélica Centro Cristiano de Reunión.
www.centrocristianodereunion.com

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El aborto debilita los derechos de la mujer

Jesús Javier Sánchez Barricarte - ABC, 12-5-2009

PARA solucionar correctamente un problema es imprescindible analizarlo desde todas las perspectivas posibles y, sin duda, en el asunto del aborto hay aspectos que permanecen ocultos para la mayor parte de la población. Que nadie se equivoque: el debate actual sobre el aborto no está en aclarar si el feto es o no un ser humano, sino en si ha de prevalecer el derecho de las mujeres a abortar sobre el de sus hijos a nacer y vivir. Cuando se ven imágenes de niños despedazados por un aborto se tienen muy pocas dudas de que con una, eufemísticamente denominada, «interrupción voluntaria del embarazo» no se interrumpe momentáneamente nada sino que se termina definitivamente con la vida de un miembro de la especie humana.

La incidencia del aborto entre las mujeres inmigrantes es cinco veces mayor que entre las españolas. La estrecha relación entre la incidencia del aborto y el grado de vulnerabilidad económica y social de las mujeres extranjeras no sólo se manifiesta en sus mayores tasas de aborto sino también en los más altos niveles de violencia machista (seis veces superiores al de las españolas). Socialmente resulta mucho más barato financiar un aborto a una mujer en dificultades que apoyarle con ayudas que le permitan tomar una decisión verdaderamente libre sobre su maternidad. No hay libertad cuando no hay opción de elegir. En apariencia las leyes del aborto dan más autonomía reproductiva a las mujeres, pero en el fondo son el mecanismo más barato, insolidario y atentador contra su libertad.

Si lo que se quiere es dar absoluta libertad para que las mujeres puedan decidir plenamente sobre su maternidad, ¿por qué se proponen leyes que limitan el derecho al aborto hasta un determinado período de gestación y no se permite, por ejemplo, que una mujer pueda «interrumpir su maternidad» hasta pasadas unas semanas después del nacimiento? La hipocresía que rezuman las sociedades occidentales es de tal grado que existen países donde es legal poder abortar a un niño hasta el mismo momento antes de nacer utilizando, por ejemplo, la técnica del aborto por nacimiento parcial. Ésta consiste en extraer al niño no nacido por los pies fuera del vientre materno y, mientras la cabeza aún se encuentra en el útero (con lo que, por tanto, aún «no ha nacido» técnicamente), el médico le realiza una incisión en la nuca y, con una aspiradora, extrae la masa cerebral provocándole la muerte. Resulta estremecedor, pero ocurre.

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El aborto, una cuestión de ciencia y de conciencia

Nicolás Jouve de la Barreda - 27/04/2009

Nicolas Jouve, impulsor de la Declaración de Madrid firmada por más de 2.200 profesores de universidad y personalidades de la vida pública, responde desde www.paginasdigital.es a las críticas que el manifiesto ha suscitado.

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Genocidio

Alfonso Ussía - La Razón, 18 de marzo 2009

Se celebraba en Ávila un congreso internacional de conversos. Noviembre del año 2002. Se alzó entre todos y tomó la palabra el médico norteamericano, judío de origen, Bernard Nathanson. Sus primeras palabras electrizaron a todos los asistentes. «Me llamo Bernard Nathanson y soy un asesino de masas. El primer responsable de la muerte de setenta y cinco mil niños inocentes. Tienen ante ustedes a un genocida». Siguió narrando su vida. Practicó el aborto a tres mujeres que llevaban en su vientre las vidas de tres hijos suyos. «Maté a mis hijos por egoísmo».

Dirigió durante años el Centro de Salud Reproductiva y Sexual de Nueva York. «Dirigía en Nueva York la mayor clínica abortista de Occidente. Tenía 35 médicos a mi cargo, con 85 enfermeras. Hacíamos 120 abortos al día en diez quirófanos. Durante los diez años que fui director realizamos 60.000 abortos. Además, yo supervisé 10.000 personalmente y realicé 5.000. Tengo 75.000 muertes en mi haber. He matado a los hijos no nacidos de mis amigos, de mis compañeros¿ incluso a los míos. Era un paria de la profesión médica. Pero también millonario, porque el aborto, además de un crimen, es un negocio. Y tuve barcos, fincas, avionetas, mujeres, todo lo que se me antojó. Yo sabía que estaba enriqueciéndome con la gran mentira. La mentira de que la persona en el vientre materno no vale nada». En el hospital St. Luke's trabajó por primera vez ante monitores electrónicos. «Allí empezábamos a tener la tecnología con la que hoy contamos. Y pudimos estudiar al ser humano en el vientre de la madre, y descubrimos que no era distinto de nosotros. Comía, dormía, bebía líquidos, soñaba, se chupaba el dedo, igual que un niño recién nacido. Y nos preguntamos qué era lo que habíamos hecho y estábamos haciendo. No hay polémica posible, y os lo dice un genocida, un asesino de 75.000 inocentes. El aborto debe verse como la interrupción de un proceso que, de otro modo, habría producido un ciudadano del mundo. Negar esta realidad es el más craso tipo de evasión moral».

Nadie puede negarle valentía al doctor Nathanson, hoy defensor a ultranza de la vida de los no nacidos. La Iglesia española ha denunciado que la fauna está más protegida que la vida humana. No quiere pedir con esto que la fauna pierda la protección que merece. Sí, que los niños indefensos tengan los mismos derechos que los linces, las águilas imperiales, las focas monje, los lobos, los osos y los urogallos. Y también que los árboles y los paisajes intocables declarados bienes de la humanidad. ¿No es un bien de la humanidad, el mayor de los bienes, la vida de los seres humanos?

El ministro de Sanidad ha manifestado que la Iglesia va por un lado y la sociedad por otro. Mentira. Una gran parte de la sociedad está con los niños indefensos y en contra de la práctica sistemática del aborto, que es crimen y negocio, simultáneamente. La ministra Bibiana Aído ha soltado su última majadería. «El aborto es un conflicto de intereses entre la madre y el feto». El feto, que es un ser humano, sólo tiene derechos a partir de la vigésimasegunda semana. Crimen organizado y negocio al canto. Aquí no estamos hablando de progresismo y avance de la sociedad. Sí de sangre inocente, sí de vidas arrancadas, sí de trituradoras, sí de millones de euros. No se aspira a una posición privilegiada. Al menos, que los niños que viven en el vientre de sus madres tengan los mismos derechos que los linces y los salmones.

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Angela Vallvey y el feminismo

La conocida escritora y periodista manchega ha lanzado públicamente una batería de preguntas a la ministra de Igualdad que están dando que hablar.

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Murcia: El PP anima a los jóvenes a abortar, practicar la homosexualidad o usar el condón.

 

Fernando Ferrín Calamita

La semana pasada diversas ONGS y organismos montaron en una céntrica calle de Murcia unos stands para publicitarse.
Hispanidad, martes, 05 de mayo de 2009

Pasó mi hijo mayor por allí, y vio cómo en uno de ellos estaban "adoctrinando" a un grupo de jóvenes (chicos y chicas) de un colegio, en una sexualidad "sana", en el aborto y el uso del preservativo. Era una caseta o stand del Gobierno regional, es decir, del PP. Se usurpa por tanto el papel fundamental de los padres, primeros educadores, también en materia de sexualidad. ¡Y eso que aún no está aprobada la reforma que, de forma claramente inconstitucional, va a permitir a las chicas de 16 años abortar sin que se enteren sus padres!

Ana Pastor y Celia Villalobos, por su parte, votaron hace menos de una semana a favor de la celebración en el Congreso de los Diputados de unas Jornadas sobre salud sexual (eufemismo de aborto o IVE) en África y América Latina, iniciativa que salió adelante. Y ayer o anteayer se supo que han votado a favor de la admisión a trámite de una iniciativa para reprobar a Benedicto XVI por una frase sacada de contexto en su viaje reciente a África.

En la primera de ellas, del miércoles pasado en la COPE, dio una explicación pueril, como si todas las iniciativas de grupos o grupúsculos parlamentarios tuvieran que ser admitidas a trámite. No se puede admitir a trámite una iniciativa sobre algo respecto de lo que el Congreso carece de competencia, como es reprobar a un Jefe de Estado extranjero, que también lo es el Papa. ¿Por qué no denuncian las dictaduras, sean del signo que sean, y las consiguientes violaciones sistemáticas de los derechos humanos más elementales, como sí hace el Papa continuamente? Eso se llama fariseísmo.

Ahora salen los dirigentes populares diciendo que esa iniciativa no saldrá adelante. Pero las contradicciones se pagan.

El PP está dando la puntilla a su votantes católicos, que son la inmensa mayoría. Precisamente el Papa ha dicho que hay que votar a un partido que cumpla una serie de valores "innegociables". ¿Los cumple el PP? Que cada lector saque su conclusión. Seamos coherentes. Acabemos con el voto del miedo o al menos malo. Comencemos a votar en conciencia. Se necesita una renovación urgente de la clase política, enquistada en sus privilegios, autocrática, en la que impera "el dedo" y las listas cerradas y bloqueadas, y la que en vez de servir al interés general como mandatarios provisionales, se aferran a la poltrona y no hay quien les mueva.

Clase política a la que no le afecta la crisis económica, que cobra del Estado y que cuando acude a un empréstito bancario no lo devuelve, como el común de los mortales, y los bancos por supuesto o se atreven a reclamarlos, porque además los favores son mutuos. Si los devolvieran como cualquier persona física o jurídica, estarían en quiebra.

Como sucediera hace no mucho con Alejo Vidal Quadras, ojalá que lo que han hecho Ana Pastor y Celia Villalobos arroje luz a los electores. A buen seguro que si el PP ganara unas elecciones generales, sean anticipadas o en 2012, no "tocarían" las "conquistas sociales" de ZP.

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El embrión es un ser humano: Razones biológicas

Dr. Justo Aznar

REDACCIÓN HO / ACIPRENSA.- El prestigioso científico Justo Aznar, director del Instituto de Ciencias de la Vida de la UCV y miembro de la Pontificia Academia para la Vida y de la Real Academia de Medicina de la Comunidad Valenciana, explica en un extenso artículo estas razones que lo llevaron a firmar el mencionado manifiesto, entre ellas, que "el cigoto (unión del óvulo con el espermatozoide), y concretamente el embrión de pocos días, posee identidad genética propia, pues en su genoma está contenida toda la información necesaria para que el nuevo ser se desarrolle completamente hasta su condición de ser adulto vivo. Es decir, en él el genoma está determinando su identidad genética, base de su identidad individual".

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Las sinrazones del aborto
La gravedad del síndrome postaborto
Alfonso López Quintás
Miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas

A una persona que le manifestó su necesidad de abortar un médico francés le dijo: “Es mucho menos pesado tener un niño en brazos que cargarlo sobre la conciencia” .

Al tratar el tema del aborto, suele ponerse énfasis en la necesidad de resolver el problema de la madre y se llega incluso a atribuir a ésta un “derecho al aborto”. Hemos visto en el artículo XV de esta serie que este supuesto derecho al aborto supone una contradicción en sus mismos términos . Todo derecho humano se basa en nuestra necesidad de crecer, de desarrollarnos como personas. Este desarrollo lo llevamos a cabo cuando creamos vida comunitaria, dando vida a nuevos seres y estableciendo con ellos relaciones afectuosas que forman la “urdimbre afectiva” necesaria para el despliegue de la vida humana. La práctica del aborto supone la quiebra en agraz de tal vida comunitaria. Es el antídoto de una vida de convivencia. Lo es hasta tal punto que no sólo anula una nueva vida –la del hijo- sino que muy a menudo bloquea hasta la asfixia la vida de la malograda madre.

 

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Rajoy en TV: Hace falta sangre fría!

José Sáez - 1 de abril 2009

La pregunta del millón que, desde otro ángulo, le cayó encima a Zapatero en el anterior “Tengo una pregunta para usted”, a la que por cierto, no contestó, le ha saltado a la cara también a Rajoy, en la edición del pasado lunes del citado programa. Se trata, ni más, ni menos, que de manifestar su opinión sobre el aborto, el tema ético más serio y controvertido en la actualidad. D. Mariano sí contestó, pero ¡cómo!

Cuando Zapatero, fue repugnante verle “salir en la foto”, con su sonrisa de máscara veneciana, con Izaskun, aquella chica con Síndrome de Down que, con la despenalización del aborto en los tres supuestos legislada por el PSOE, carece del derecho a nacer sólo por ser como es. A Rajoy se lo han puesto más difícil, porque la pregunta sobre el aborto no se la ha hecho un cura, sino una mujer que padece una anormalidad prenatal por la cual podría haber sido abortada, según ella mismo dijo.

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Golpe de efecto

Antonio Elvira - domingo 29 de marzo de 2009

Ante la impresionante manifestación contra la ley del aborto, el gobierno adelanta la intervención de Caja Castilla la Mancha.

La decisión estaba tomada ayer, ¿porqué anunciarla hoy y convocar un Consejo de Ministros extraordinario y en domingo? Y si se trata, como dice Solbes, de un asunto menor, ¿a qué tanto ruido? Pues -sin quitar un ápice de la importancia que tiene el asunto-, porque se trata de una maniobra mediática. Interesa quitar el protagonismo a la movilización social contra el aborto. Por ello, dejaré para después este asunto y me centraré en lo que ha sucedido hoy en la calle a pesar de los insultos, descalificaciones y hasta amenazas vertidas por responsables del PSOE hacia las personas que se manifestaron contrarias a la ley del aborto y negando que matar sea un derecho.

Y es que en Madrid han salido a la calle, bajo la lluvia, más de quinientas mil personas. Y el mensaje era claro: estaban contra el Gobierno por intentar inventarse un derecho que sólo busca dar seguridad jurídica a quienes hacen de matar un lucrativo negocio. Porque el cuento de que se pretende evitar que una mujer que aborta vaya a la cárcel, no se lo cree nadie, pues ninguna mujer ha ido a la cárcel por ello en los últimos treinta años. El empeño es dar seguridad al negocio del aborto, eliminando la seguridad jurídica del derecho a nacer del feto. Y, lo que es más grave, presentándolo como un derecho de la madre. ¡Un derecho de la madre matar a su hijo!

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Igual da

Las protestas contra la ley de plazos no parecen cambiar el guión del poder

CARLOS ROCES FELGUEROSO.- 30/03/2009 La Nueva España.

En España, incluida Gijón, se han celebrado numerosos actos en protesta contra la ley de Plazos del Aborto que el Gobierno español prepara con la asesoría de «expertos». El Ministerio de Igualdad es el que presenta y defiende esa ley. Y la señora ministra, quien asegura que cuenta con el apoyo de las fuerzas progresistas.

Igual da que todas esas asociaciones que defienden la vida se manifiesten por las calles o delante de las Cortes o de los ayuntamientos de toda España. Igual da que dos mil científicos e intelectuales firmen el «Manifiesto de Madrid», diciendo que el progreso demuestra que hay una nueva vida humana dentro de la madre desde el instante de la procreación, por lo que el aborto es un asesinato de un ser humano. Igual da que la Conferencia Episcopal edite unos carteles con un lince y un niño en peligro de extinción. Igual da. Las consignas dadas desde el poder, desde el Gobierno español, están bien claras. Son las mismas consignas dadas desde el Gobierno de los Estados Unidos.

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¡Heil Bibiana!, de Fernando Sánchez Dragó

25 Marzo 2009 por opusprima

Excelentísima Señora Adolfa Aído: doy por hecho que el Holocausto va a producirse y que el gobierno de ZiPiZaPe legalizará la barra libre en el mostrador de las carnicerías de la Shoah de los nascituros.Estos dejarán de serlo para convertirse en morituri. ¡Ave, Zésar! ¡Dirige tu pulgar hacia abajo! ¿Gas noble? No. Tridente, rastrillo, torno, tenazas y bisturí viles. ¿Escribir columnas antes de Auschwitz? ¡Por Lucifer! Inspíreme éste. Las Cortes serán escenario de misas negras. ¡Quién iba a decirlo! Cosas veredes, amigo Chancho. ¡Saturno en el hemiciclo! Todo sea por la Igualdad. Nada más igualitario que la muerte. Los fetos son gotas de agua: clavaditos entre sí. No hay verdugo ni forense que los distinga. ¡En pie los abortófilos de la tierra! ¡Loor a la famélica legión de los sacamantecas! ¡Agrupémonos todos en la Solución Final!

De acuerdo, pero seamos constructivos. Reciclemos. Transformemos a los que iban a morir en carne de cañón. Sirvan al menos esas criaturitas para algo.Concédanse subvenciones a las embarazadas in dubbio para que den a luz. Los ministerios de Igualdad y Sanidad correrán con los gastos. ¡Qué paradoja, por cierto, la de que Bernat Soria sea un especialista en células madre! ¿Madre? Sería cosa de ir pensando en prohibir esa palabra políticamente incorrecta. Los niños no abortados vivirán en reservas ecológicas destinadas a la reinserción social y la selección natural. Darwinismo y, a la vez, diseño inteligente. Se habilitarán cinco sectores en los nuevos campos de Pol Pot. Uno para que los pederastas sacien en él sus instintos en vez de desahogarse fuera de las alambradas. Otro para el trasplante de órganos y la elaboración de cosméticos. Otro para suministrar niños soldados a los golpistas, terroristas y Señores de la Guerra. Otro para cubrir los puestos vacantes en el mercado laboral infantil. Y otro, por último, para que no falten adolescentes estranguladores allí donde sus servicios se requieran.

¡Ni una Marta sin su san Martín! ¡Misericordia y pragmatismo, ministra! Lo que, sin embargo, me sorprende es que su Satánica Majestad proponga lo del aborto a gogó precisamente ahora, cuando acaba de descubrirse que los partos pueden ser orgásmicos. ¿Quiere privar a las mujeres de ese placer? Parirás con dolor, dice la Biblia. Bueno También Herodes figura en ella.¡Feliz 28 de diciembre, excelentísima señora ministra de la Libertad para matar y de la Igualdad sin Fraternidad ni Maternidad!

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No se lo digas a mamá

Mariló Montero - DIARIO DE SEVILLA 21/03/09

ME gustaría saber la identidad de los nueve expertos en los que la ministra Bibiana Aído se escuda para defender que una niña de dieciséis años puede abortar sin consultar con sus padres. Me gustaría saber de qué son expertos y si son padres y madres. Me gustaría saber en qué se fundamentan para decir que dejar tan dramática decisión en manos de una adolescente aterrada es lo mejor para ella. Me gustaría saber si se han parado a pensar que esa criatura, tras mantener una relación sexual precipitada, va a empezar a sufrir lo que la literatura científica ya ha diagnosticado ante un aborto.

El síndrome de aborto reúne quince síntomas psicológicos que van desde la angustia al sentimiento de culpabilidad, la ansiedad, los terrores nocturnos, la depresión, los trastornos de alimentación o de la vida sexual. Síntomas que pueden llegar a aparecer, dicen los psicólogos de la Asociación de Víctimas del Aborto, incluso años después de haber abortado. Me gustaría saber con qué valor lanza la joven ministra Aído, con una sonrisa, como quien anuncia un anticonceptivo novedoso, que una niña de dieciséis años está tan capacitada para abortar como para casarse.

Una niña de dieciséis años no está capacitada para abortar ni para casarse, por mucho que se esté normalizando lo que son parches en la vida. Una cosa es que lo haga y otra bien distinta la sacudida que la vida le da a una adolescente casada, quien sale adelante gracias a los apoyos de la familia. Me gustaría saber quién le va a informar a una adolescente de dieciséis años de que si se queda preñada puede abortar sin decírselo a los padres y también en quién se va a apoyar ante semejante circunstancia. ¿En la mamá-administración, o en su mejor amiga, con la que intercambia los vaqueros e inventa en su habitación coreografías de Beyoncé? Me gustaría saber si esos expertos conocen lo que es ser padres y las complicaciones a las que nos enfrentamos para conquistar la confianza de nuestros hijos en la difícil adolescencia. Me gustaría saber el protocolo de actuación que se llevará a cabo cuando una niña de dieciséis años acuda al centro para abortar y cómo será tratada. Me gustaría saber qué pretenden con esta propuesta de ley, que autoriza a que se rompa la confianza entre hijos y padres. Y me gustaría saber qué se pretende de los padres el día que nuestra hija decidiera abortar en soledad. ¿La recibimos con un aplauso? ¿Le damos sopa caliente? ¿Le preguntamos si llegó a ponerle nombre? ¿O quién habría sido el padre? ¿Debemos obviar el tema, o celebrarlo con una barbacoa? ¿Trae esas instrucciones la nueva reforma de la ley del aborto? Una cuestión más: ¿meterán en la cárcel a una madre que le discuta esa decisión a su hija adolescente? O es la ley del "no se lo digas a mamá porque no la necesitas". Señorita Aído, me gustaría saber si mi hija ha abortado sola. Porque soy su madre. _____________________________________________________________________________

Falacias sobre el aborto

Antonio Elvira

El Ministerio de Igualdad lleva el informe sobre la nueva ley del aborto al Consejo de Ministros.

Ya es un contrasentido el que sea un Ministerio llamado de Igualdad el que trate un tema que evidencia la desigualdad de ambos sexos, pues está más que claro que el varón jamás se verá en el trance de eliminar una vida que porta en su interior, más allá de tomarse un vermicida. Por ello resulta incoherente que se trate como igualdad precisamente lo que nos hace diferentes, y aún más en este caso que en absoluto contempla que el padre pueda decidir sobre la vida de su hijo. Y abundando en esto último, no estaría de más estudiar de qué forma se puede exigir la responsabilidad compartida al padre biológico, y no cargar todo el peso sobre la mujer.

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25 de marzo. El aborto que se ve

Hispanidad, martes, 24 de marzo de 2009

100.000 personas en un estadio pueden podrían cantar el Nabucco de Verdi sin desafinar. Lo que no sería posible si se tratara de 7. El pueblo, en su conjunto, siempre es maestro de moral, pero un individuo del pueblo, con un micrófono delante, puede eructar las majaderías del tamaño de una enorme berza. Por eso, cuando ayer escuché a una mujer de la calle que al ser preguntada por un astuto reportero de TV sobre el hecho de que las cofradías apoyen a la Conferencia Episcopal en su campaña contra la ley del aborto, responder de la siguiente guisa:

-No sé, a mí esto de meter a Dios en estas cosas de religión...

Una chorrada sólo superada por la de la ministra de Fomento del Gobierno Zapatero, Magdalena Álvarez , cuando explicó que la campaña de la Conferencia Episcopal Española devaluaba la protección del lince. Esa queda para el estupidiario político nacional.

Al parecer, el editor de la noticia ni se tomó la molestia de analizar tamaña maravilla, seguramente hija de la improvisación. Pero el asunto tiene su enjundia: revela la profunda macedonia mental que anida en muchas mentes sobre Dios, la religión, la coherencia, el aborto y las cofradías de Semana Santa.

Hombre, parece lógico que las cofradías que reviven la pasión de Cristo, instrumentos de conversión y penitencia, se manifiesten en favor de la vida, aunque sean a costa de mezclar a Dios en estas cosas de religión.

Los mercaderes de la muerte lo tienen mucho más claro. Saben perfectamente que toda la masacre del aborto consiste en una cosa: que no se vea. Lo que no entra por los ojos es permisible. Si la gente contemplara un aborto -por ejemplo, éste- se convertiría en defensora de la vida. De ahí el empeño del Poder por ocultarlo.

De ahí, también, el empeño de esos mercaderes de la muerte por considerar el debate sobre el aborto como algo de mal gusto, sólo ávido para gente muy pesada, ultras, que ni siquiera admiten un “ abortito ”. No interesa que se hable. El aborto tiene que imponerse con la peor de las dictaduras, con el silencio. No rompáis el espléndido aislamiento, la lujosa y artística quietud de nuestras vidas. ¿Hablar de aborto es de mal gusto?

Por último, el mayor amigo de la persona y de la vida, el cristianismo, ha de ser no sólo el más vilipendiado, sino, lo que es más importante, dividido. De ahí, organizaciones como Católicos por el Derecho a la mujer. De ahí, por ello, que la decisión de la inmensa mayoría de las cofradías de Semana Santa resulte tan importante en estos momentos. No sólo por el testimonio sino porque supondrá una limpieza mental: no se puede ser católico y abortista: no se puede ser incoherente.

La mejor noticia para el Día por la Vida, el 25 de marzo, ha sido la de las cofradías, unida al Manifiesto de Madrid , donde la ciencia le recuerda al Gobierno que ella también  está contra el aborto y en defensa del más indefenso y más inocente: el concebido y no nacido.

Eulogio López ______________________________________________________________________________________

Aborto y eugenesia

Pedro L. Llera.- La Nueva España

Los hijos no son cosas: no son míos ni de nadie; no son una propiedad que puedo rentabilizar, vender, comprar o eliminar

PEDRO L. LLEREA Una de las notas distintivas de la nueva izquierda es su empeño por impulsar la cultura de la muerte. Hoy hay varios asuntos de rabiosa actualidad: la crisis económica de un lado y el anuncio de nuevas leyes sobre el aborto por otro.

La crisis económica es, sin duda, una realidad acuciante que agobia a millones de españoles que han perdido su empleo o que no ven cómo llegar a fin de mes. Mi mujer y yo, padres de tres hijos y con un menguado sueldo de profesor, ya estamos acostumbrados a convivir con la crisis. Nosotros solemos comentar que vivimos en crisis permanente, pero seguimos dando gracias a Dios a pesar de los pesares. Nunca cambiaríamos a nuestros hijos por nada del mundo. Para nosotros, «disfrutar de la vida» es disfrutar de nuestros hijos. No importa que no podamos viajar más. No importa que no podamos ir de vacaciones. No importa que tengamos que renunciar a muchas cosas, a muchos lujos, a muchas comodidades. No importa que tengamos que sacrificarnos. Nuestros hijos y nuestro amor nos hacen felices. Sacrificar el dejar de salir por la noche para que nuestros hijos se vayan a la cama a su hora; sacrificar buena parte del tiempo «libre» para ayudar a nuestros hijos a hacer sus deberes o para leerles cuentos o para jugar con ellos es una carga a veces dura, pero al mismo tiempo fácil de llevar. Es un yugo ligero porque «perdiendo» la vida por ellos, Dios nos hace felices y nos va dando cuanto necesitamos. Dicen que Dios aprieta pero no ahoga. Y es verdad. Mi mujer y yo confiamos en Dios y Él nunca nos ha fallado. Sabemos que nuestra vida está en sus manos y nosotros confiamos en su Providencia, a pesar de las penurias, de los sufrimientos y de los reveses de la vida.

 

Este mes de septiembre cumplimos quince años de casados y quiero a mi mujer cada día más. Llevamos casi media vida juntos; media vida llena de amor y felicidad; media vida que jamás cambiaría por nada del mundo. Quiero tanto a mi mujer que no entendería mi vida sin ella porque, parafraseando a Pedro Salinas, este vivir mío no es sólo mi vivir: es el nuestro.

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Desde San Petersburgo, sobre el derecho a vivir

José M. Vegas cmf

En Abril de 2008, en San Petersburgo, en la Facultad de Pediatría de la Universidad estatal fueron invitados un sacerdote católico y doctor en filosofía, un sacerdote grecocatólico y licenciado en derecho, un sacerdote ortodoxo y doctor en medicina y cirujano en ejercicio, y una laica católica, casada y con dos hijos y licenciada en teolog ía, a hablar a los estudiantes de quinto curso sobre los fundamentos cristianos de la bioética. Algo está cambiando en este país, pionero en legislación proabortista y que ahora descubre las desastrosas consecuencias (morales, eugenésicas, demográficas y para la mujer) de una política ya casi secular. En ningún sitio como en Rusia pueden comprobarse los daños enormes que una mentalidad abiertamente favorable al aborto produce en la vida social y familiar, en las relaciones humanas, en la capacidad de amar y, en general, en la psicología de las personas, sobre todo de las mujeres, principales víctimas de esa mentalidad, después, claro está, de los seres humanos que no llegaron a ver la luz.

Viviendo en “komunalkas”, pisos colectivos en los que cada familia disponía de una sola habitación, sin posibilidad de llevar una vida sexual normal por falta de espacios de intimidad, sin medios antoconceptivos ni una educación sexual adecuada, el aborto se convirtió para la inmensa mayor ía en un método anticonceptivo habitual, además de un medio profiláctico también cotidiano. Aquí la gente, sobre todo las mujeres, fueron víctimas de una política y de una educación atroces. Por no hablar de la sensación de vacío existencial, del sentimiento de “no ser una persona amada” (“alguien a quien nadie necesita”, como dicen aquí) que corroe por dentro a aquellos que se saben hijos de una mujer (con la colaboración y, a veces, la presión de un hombre, no lo olvidemos) que abortó varias veces antes de parirles a ellos. Intenta luego decirles que Dios es amor y que es Padre. Incluso muchos creyentes, practicantes y activos encuentran barreras psicológicas colosales para aceptar esas verdades elementales y para salir de un estado de depresión casi crónica.

Pues bien, se percibe en este país que, pese a los muchos problemas y dificultades, se está emprendiendo un camino de vuelta hacia una cultura de la vida. Esta postura no sólo puede expresarse libremente, sino que se le abren foros públicos, como el mencionado arriba, se escriben tesis doctorales sobre filosofía moral abordando esta temática y se ven carteles en los hospitales en donde se advierte de los graves riesgos psicológicos y físicos para las mujeres que se someten a un aborto.

Todo esto, y lo que sucedió en Abril del 2008 en la Facultad de pediatría de San Petersburgo es algo, hoy por hoy, impensable en nuestro país, donde las comisiones oficiales de expertos sobre estos graves asuntos son sólo la voz de su amo. Es verdaderamente pavorosa la falta de cultura democrática de nuestra España, en donde estas cuestiones tan gravísimas no se someten a debate público, mucho menos, faltaría más, a consulta popular, a referendum. La propaganda ofical (que a eso se reduce la información al respecto) dice que quieren “extender derechos”, como si los gobiernos pudieran sacarse de la chistera nuevos derechos; y, sobre todo, olvidando que los derechos son prerrogativas con sentido sólo en un contexto social de reciprocidad que contrapone los correspondientes deberes. Reclamar derechos sin asumir deberes es el principio de un despotismo en el que unos se afirman reduciendo a otros a meros medios instrumentales. ¿No habíamos quedado en que los derechos humanos son universales e inalienables? Ahora resulta que son dádivas concedidas a los que traspasan un cierto umbral de tiempo o no disturban nuestros planes personales. Digámoslo claro: si ante el rostro de un recién nacido es absurdo exhibir derechos, pues ahí sólo existen deberes y responsabilidades, cuánto más si hablamos del no nato.

Mientras unos emprenden trabajosamente el camino de vuelta, otros siguen empeñados en “progresar” hacia el final de una civilización basada en los derechos humanos y los deberes que estos generan. Desgraciadamente, los efectos perversos de esta política irresponsable y sofística empezaremos a padecerlos en las próximas dos o tres generaciones. Y nos los podríamos ahorrar mirando a los que han hecho ya ese viaje y están de vuelta, aunque siguen aún pagando las consecuencias de la anterior ida (a ninguna parte).

Por eso, desde mi atalaya y mi experiencia rusa, no puedo dejar de ver sin dolor y preocupación como se hurta un debate serio sobre este problema gravísimo (más grave que la crisis económica que tanto absorbe nuestra atención) y cómo se silencian sistemáticamente las voces que tratan con gran sentido cívico de oponerse a ese siniestro proyecto de ley.

Desde aquí, quiero hacer llegar mi voz, sabiendo que sonará débil y lejana, para exhortar a secundar las iniciativas (como la marcha por la vida del próximo día 29 de marzo) que pueden, en definitiva, ayudar a salvar muchas vidas humanas, tal vez las de aquellos que en el futuro contribuirán desde el arte, la ciencia, la política o la religión, a hacer un mundo mejor, más justo y fraterno.

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Día del padre: No al aborto

Hoy en un dia en el que todos felicitamos a nuestros padres, queria hacer llegar unas reflexiones sobre la monstruosidad de la Ley del Aborto que la Ministra de Igualdad quiere ampliar en las semanas y en la edad de hacerlo completamente gratis.

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No lo comprendo

ABC, 7/03/09 - Alfonso López-Quintás

Yo puedo comprender muchas cosas. Comprendo que una persona, por haber carecido de posibilidades, no tenga idea de lo admirable que es la vida, desde una simple ameba hasta un ser humano genial, como Mozart, que fue calificado en su tiempo de “milagroso”. Comprendo que una persona no haya podido cultivar su sensibilidad y no distinga la más bella música de un simple ruido, o no logre captar la belleza que alberga la bondad. Lo que no puedo comprender es que personas que han tenido el privilegio de cursar estudios, incluso superiores, sean incapaces de advertir que la vida humana, desde que se inicia, nos maravilla por su complejidad, su potencia creadora, su capacidad de configurar en poco tiempo un organismo que cientos de generaciones bien dotadas todavía no hay logrado descifrar totalmente.

Si me dicen que son capaces de ello, entonces no acierto a comprender cómo se atreven a enfrentarse al poder maravilloso que dirige ese proceso que, sin advertirlo la madre en cuya intimidad se realiza, va organizando la vida de alguien que va a moverse, hablar, sentir, querer, hacer felices a otros, abrigar anhelos sin límite... Conocemos arquitectos que diseñan edificios admirables, y constructores que, piedra a piedra, los van alzando ante nosotros. ¿Alguien me puede revelar la existencia de un edificio que se haya edificado a sí mismo, creando desde un núcleo inicial los materiales necesarios para cada una de las partes y ordenándolos de forma armónica y eficiente? No lo hay; es pura ciencia ficción pensar en ello. Pues el más humilde ser humano supera con mucho dicha ficción. Ya lo hace un simple pollo en el corral más humilde. Pero el ser humano, tras desarrollarse mediante la información contenida en los genes, se abre a dimensiones infinitas. Pensémoslo durante unos minutos y nos espantará ver que seres humanos, vecinos nuestros, se arrogan el derecho de quebrar de raíz el “milagro de la vida humana” con fines suciamente lucrativos o miserablemente electorales.

Yo puedo comprender muchas cosas. Pero esto, no. Durante siglos, la Humanidad se esforzó por lograr una actitud de respeto incondicional a la vida humana. Y lo consiguió en buena medida. Pero ahora, la barbarie del aborto nos devuelve a las épocas menos desarrolladas en cuanto a moralidad, o, sencillamente, a sentido humanitario . La nueva ley que nos amenaza con permitir el aborto libre –sin más motivación que el capricho individual- va a causar un bochorno insoportable a quienes no hayan perdido del todo la capacidad de pensar y de sentir. Se sentirán a disgusto en una sociedad tan envilecida. Como miembros de la misma, se verán descalificados como personas si no lo delatan a gritos. Y se considerarán envilecidos, exiliados del ámbito de la cultura. No de la civilización, pero sí de la cultura.

Los responsables de tal ley pueden estar seguros de que, en este momento, las palabras más duras del diccionario afluyen, de por sí, a los puntos de mi pluma. Sólo les voy a decir la más contundente, a mi entender: ¡”Son ustedes radicalmente injustos !” Tergiversan el orden de las cosas, alteran la escala de valores, aplican el poder que les han dado a vulnerar –sin más razón que su interés- el derecho a nacer de multitud de futuros españoles y a herir la sensibilidad de millones de compatriotas. Pero han de saber que todo ataque a la realidad no queda impune, pues la realidad acaba vengándose. Lo malo es que esta venganza nos afectará a todos. Es la tragedia de la política cuando se corrompe y se reduce a moneda ideológica falsa.

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Teresa la filántropa

Los niños españoles ya no se dejan besar, así que Teresa Fernández de la Vega , que no tiene hijos ni parece que vaya a tenerlos, se ha ido a buscarlos a Liberia, donde no pueden negarse a ser achuchados por la primera dama del Ejecutivo Zapatero , porque representa al dinero que, con dinero de los contribuyentes, que no de doña Teresa, paga parte de su educación y parte de su cuidados sanitarios.

Y no se crean que las fotos e imágenes de la tele nos salen caras. Doña Teresa se está financiando, con cargo al erario público una imagen de mujer sensible y humanitaria, que sonríe a los infantes liberianos con gran entusiasmo, mientras la cámara filma y equipos de periodistas y cámaras de televisión preparan sus crónicas. Equipos que, por cierto, cuestan un potosí trasladar a la zona de autos, y a los que doña Teresa no duda en regañar -o censurar -ya lo ha hecho, exigiendo a los periódicos que envíen redactores sumisos e indicando nombre- si las crónicas no coinciden con sus deseos. Para eso invita, aunque no pague.

Claro que la imagen de amiga de la infancia global le hubiera salido mucho más coherente si no hubiera aprovechado el viaje para defender la nueva ley del aborto, y afirmar, sin que se le moviera el tupé, que el aborto, es decir, el asesinato del propio hijo, es un derecho de la mujer. ¿Derecho? Oiga señora, ¿está usted sobando niños negros indefensos y considera un derecho que sus madres se los hubieran cargado en su vientre para librarse del paquete? ¿Pero qué clase de hipocresía es ésta? La señora vicepresidenta considera que la mejor manera de acabar con el hambre es matar al hambriento. Y encima le tenemos que pagar su carrera de filántropa, porque a la señora le gusta tener buena imagen. ¡Dios nos libre de las filántropas, que tienen la cara muy dura!

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com

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Comentarios del Instituto EFRAT al informe del Ministerio de Igualdad Situacion de la IVE en España

El Presidente del Instituto Efrat, David del Fresno, autor del libro titulado "El imperio de la muerte (quien se está forrando con el negocio del aborto)" analiza las conclusiones del "comité de expertos del Ministerio de Igualdad.

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Injustos entre las naciones y enemigos del género humano

 

Eulogio López,
Hispanidad, lunes, 09 de marzo de 2009

Si no aborta, es que no está liberada. En Washington, su alma gemela, el inefable Obama considera que el progreso científico depende de los embriones humanos masacrados. Y todo ello a pesar de que tanto en Washington como en Madrid, como en Kula Lumpur, ya se saben dos cosas: que una mujer ‘abortada' es una mujer amargada y que las células madre embrionarias no curan ni una congestión, y que las células madre adultas sí curan y, además, tienen la misma capacidad que las embrionarias sin necesidad de matar a nadie.

Todo ello recuerda el famoso discurso de otros injustos entre las naciones, verdaderos enemigos de la humanidad, inefable ex presidente Bill Clinton, cuya fundación busca dinero para escolarizar a las niñas del Tercer Mundo, un loable propósito que dejaba de serlo cuando aducía la razón principal para ellos: ¿aumentar la cultura de las niñas y, por tanto, sus posibilidades en el mercado laboral del respeto? ¿Aumentar el respeto por sí mismas y por los demás y su resistencia a ser utilizadas como objetivo sexual? ¿Formar mujeres capaces de amar y vivir existencias felices, plenas? No, de lo que se trataba es de retrasar la edad del matrimonio y, de esta forma, que tuvieran menos hijos.

¿O sea, que se trataba de eso, de reducir el número de ser humanos sobre el planeta? ¡Pues dígalo, buen hombre, dígalo!

ZP , Obama y Bill Clinton : injustos entre las naciones, enemigos del género humano.

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Aborto, efectos secundarios

Jose Mario Ruiz Navas. - Ecuador

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Aborto a toda prisa

ABC - Viernes, 06-02-09

BAJO la bandera del laicismo radical, el Grupo Socialista ni siquiera ha sabido guardar las formas en la subcomisión parlamentaria sobre el aborto. Una reunión de trámite se convirtió en una especie de ultimátum a los distintos grupos para que presenten sus conclusiones por escrito antes del próximo día 12. El funcionamiento de este órgano parlamentario bajo la dirección claramente partidista de Carmen Calvo ha dejado mucho que desear. Ahora, el encargo a la ponente del PSOE para que elabore un supuesto documento de «síntesis» viene a confirmar la sospecha de que el objetivo era -pura y simplemente- aparentar un debate sobre una cuestión ya decidida. El aborto se ha convertido en una estrategia para cerrar filas contra el PP y repetir la operación de aislamiento que produjo sus efectos políticos durante la pasada legislatura. Es lógico que la oposición no esté dispuesta a avalar esta maniobra burda, porque ni la subcomisión del Congreso ni los expertos convocados por el Ministerio de Igualdad han ofrecido -salvo excepciones- una visión rigurosa de un problema tan grave. La ideología se ha impuesto desde el primer momento a cualquier consideración moral o social. Así pues, habrá ley de plazos, todavía indefinidos, aunque seguro que pretenderá situarse entre las normas más «progresistas» de Europa. Lo demás son excusas, en particular la falta de seguridad jurídica de la ley vigente que, en la práctica, es un auténtico coladero a pesar de las garantías que impuso la sentencia del TC. El aborto supone siempre un fracaso personal y social. Carece de sentido considerarlo como un derecho de la mujer, ni siquiera con el eufemismo de los «límites razonables» que utilizó Rodríguez Zapatero en televisión. Ayer, en la conferencia pronunciada en Madrid, el secretario de Estado del Vaticano recordaba la doctrina inequívoca de la Iglesia sobre el derecho a la vida «desde la concepción al ocaso natural» y, respecto a la ley española, proponía de forma expresa «restringir y no ampliar». La cortesía superficial del Gobierno hacia monseñor Bertone no puede ocultar una ofensiva laicista en toda regla de la cual el aborto es únicamente un eslabón que continuará en algún momento con la eutanasia, completando así el ciclo iniciado con la ley sobre «matrimonio» entre personas del mismo sexo. Hace bien el PP en anunciar su voto particular al informe de la subcomisión si éste, como es probable, ofrece una visión sesgada y partidista de una materia que exige rigor y objetividad. Desde una perspectiva estrictamente jurídica, no hay opiniones solventes que justifiquen la compatibilidad del derecho a la vida proclamado por el artículo 15 de la Constitución con la ley que se pretende imponer. Desde un punto de vista ético, no cabe dejar desamparado al más débil e indefenso, (es decir, el nasciturus), en clara contradicción con una ideología que dice ser moderna y liberadora. En fin, en el plano de las relaciones humanas, hay razones muy poderosas para apoyar a las mujeres sin favorecer una decisión traumática que -según los estudios más solventes- deja secuelas permanentes de carácter físico y psicológico. Todo esto apenas importa, porque la conclusión estaba ya predeterminada antes de crear esta subcomisión inútil.

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De la Vega, obispa

Eulogio López - Hispanidad.com

Siendo todavía Príncipes de España, ya nacidas las infantas Elena y Cristina , pero no Felipe de Borbón , el ya fallecido Laureano López Rodó , antiguo preceptor del joven príncipe, coincidió en una recepción con los príncipes. El ex ministro de Franco , conocido por sus insondables despistes, le preguntó a don Juan Carlos cómo le iba. Éste le manifestó su preocupación por no tener aún un descendiente varón. A lo que don Laureano -el estilo es el hombre- respondió: “ Pues lo que siempre os he dicho Señor: ‘A Dios rogando y con el mazo dando' ”, momento en el que doña Sofía aprovechó para hacer mutis por el foro.

El diario El Mundo lo ha explicado muy bien en su portada de doble instantánea. En la primera, aparecen el secretario de Estado Vaticano, Mauricio Bertone , con el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos , en actitud presuntamente orante, con el siguiente pie de foto: “A Dios rogando...” , y en una segunda, en la que se deja ver a la vicepresidenta primera del Gobierno, Teresa Fernández de La Vega , en tono ordeno y mando al susodicho Bertone , se concluye: “... y con el mazo dando” .

Quiere decir que mientras Moratinos enfatizaba lo que une al Gobierno ZP con el Vaticano -más bien poca cosa-, De la Vega , embutida en un traje de color fucsia -supongo que el rojo cardenalicio en versión Vogue - sacudía estera. Muy diplomática ella, la obispa De la Vega explicó al catecúmeno Bertone los profundos valores progres del aborto, la ley de libertad religiosa y la Educación para la Ciudadanía. Una de estas situaciones en las que el interlocutor debe elegir entre la retirada de antemano o el enfrentamiento bélico abierto, con derramamiento de sangre y daños colaterales.

En otras palabras, revestido con sus ornamentos litúrgicos, la obispa De la Vega dio pábulo a lo peor de la feminidad, que es lo que hoy entendemos por feminismo y que consiste en una estúpida obcecación en el mal. Para las feministas, el aborto ya no es un mal necesario: es bonísimo.

Si pudiera, la señora obispa se convertiría en un Hitler con faldas, eso sí, con faldas de primerísima calidad, por lo menos de Rabanne . El espectáculo no fue kafkiano, sino dantesco. El feminismo ha arrebatado a la mujer su principal virtud natural: la humildad. El feminismo ha decretado que la mujer tiene que ser igual al varón, es decir, tan soberbia como él. Porque ya no se trata de discrepar de la doctrina de la Iglesia -que es muy libre para hacerlo- sino de convertirse en obispa, quizás papisa, y promulgar la nueva ley moral donde se enaltece le asesinato, el lavado de cerebro a los escolares y la venganza sobre el disidente, que no otra cosa es el proyecto de libertad religiosa.

No, no soy duro con la obispa. La dura es ella, que posibilita el asesinato de 112.000 inocentes indefensos casa año... y encima se enorgullece de ello y lo eleva a dogma.

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Aborto y paro, las dos caras de una misma moneda

Forum Libertas - Josep Miro i Ardévol

La economía es una antropología. Siempre ha sido así desde que en un origen muy lejano los hombres empezaron a intercambiarse recursos –la URSS se hundió porque el "hombre económico" que engendró el sistema era incapaz de producir en la cantidad y calidad suficiente-. En la base de toda antropología existe una moral, es decir la capacidad para identificar correctamente el bien y el mal, lo justo y lo injusto, lo necesario de lo superfluo.

El aborto es antes que nada una cuestión moral: trata de la vulneración del derecho a la vida del no nacido, de la ignorancia de su reconocimiento como ser humano y como sujeto portador de derechos.

En el caso concreto de España, la jurisprudencia del Tribunal Supremo es en este sentido clara y concreta, el nasciturus posee derechos en si mismo que deben ser rigurosamente respetados, y sólo cuando entran en colisión con determinados derechos concretos de la madre, el de la dignidad en el caso de la violación y el de la propia vida, se produce un conflicto que la ley intenta arbitrar. De hecho, el Código Civil otorga derechos al no nacido, pero en la práctica el Gobierno y buena parte de la sociedad los vulnera. Existe una inmoralidad que además resulta repugnantemente hipócrita.

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Simplemente coherencia

Íñigo Urien Azpitarte - Diario s. XXI

Que la simplona y acomplejada derecha no sea coherente, decidida y valiente en la defensa de la vida desde su inicio es motivo de deserción de muchos de sus votantes y pensadores, y creo que si siguen así las cosas serán muchos más quienes la abandonen.

Pero la izquierda no es mucho mejor. ¿Cómo es posible que vociferen contra el asesinato de niños en las guerras, alegando la defensa de la vida, cuando vuelven la mirada ante miles de seres humanos despedazados en el vientre materno? ¿Será, acaso, porque estos seres humanos son débiles e indefensos? ¿Será quizás porque hay poder y mucho, mucho dinero de por medio?

La incoherencia de la derecha nace del complejo y de la cobardía. Pero la que existe en la izquierda es también grave y dolorosa por que es la izquierda quien además ha hecho siempre de la defensa del más débil su banderín. ¿Porqué no defiende así al más débil de entre los débiles? ¿Porqué se deja a la mujer sola ante un drama personal, en el que su libertad está tremendamente mediatizada, por no decir ahogada, que le va a provocar, entre otras cosas, mayores tendencias suicidas que si no hubiera abortado (existe un síndrome post-aborto tristemente acallado en la opinión pública uno, solo uno, de cuyos síntomas es el mayor porcentaje de suicidios entre aquellas mujeres que se han sometido a un aborto provocado que entre aquellas que han llevado a término su embarazo).

Incoherentes y cobardes somos todos. Es nuestra obligación moral, porque ningún drama humano nos debe ser ajeno, rechazar, combatir y evitar en la medida de nuestras posibilidades, los asesinatos en las guerras, la muerte de niños por hambre y toda injusticia y mal que conozcamos en cualquier lugar del planeta, pero es también nuestra obligación moral, porque pasa en nuestro país y no en sitios lejanos, defender a los miles, no centenares sino miles, de seres humanos que nunca verán la luz del día y a esas mujeres que se ven abocadas al aborto porque no saben a ciencia cierta qué es lo que supone un aborto provocado.

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No te chupes esa trola, Izaskun

JUAN MANUEL DE PRADA Lunes, 02-02-09

SE han comentado mucho las diversas trolas que, con su habitual desparpajo, el presidente Zapatero prodigó durante su intervención en el programa televisivo «Tengo una pregunta para usted». Pero ya se sabe que nuestra época demanda politiquillos con cara de feldespato; y el presidente Zapatero, desde luego, descuella por encima de cualquiera de sus competidores en la satisfacción de esa demanda. Zapatero dijo sin rebozo que no había prometido el pleno empleo en esta legislatura, y también que no había permanecido sentado al paso de la bandera estadounidense durante un desfile militar, aunque haya testimonios gráficos que pregonen lo contrario. Pero Zapatero hace bien en mentir a mansalva, pues sabe que nada complace más a la España de ZP (Zombis Parados, en afortunada acuñación de Ruiz Quintano) que ser acunada con cuentos; y prueba de ello es que, a la conclusión del programa, se hizo una encuesta entre los zombis televidentes que deparó resultados beneficiosos para el trolero. Zapatero ha entendido mejor que nadie que la política es una idolatría, o sea, una falsificación de la religión; y si la fe religiosa consiste, según nos enseña el catecismo, en «creer lo que no vemos», la fe idolátrica consiste en creer que lo que vemos es falso. Consciente de ello, Zapatero puede negar la realidad sin empacho alguno, seguro de que sus zombis idólatras ni siquiera se inmutaran; y puede también estar seguro de que los zombis idólatras le agradecerán, aliviados, que mienta. Y que, como los troyanos hicieron con Casandra, sus aliviados y agradecidos zombis condenarán al ostracismo a cualquiera que se atreva a mostrarles la cruda realidad.

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Persona, Ser humano y derecho a la vida

Sandra Gutiérrez. 15-01-08. 

Muchos hoy en día dicen que el aborto no mata a nadie porque el feto no es una persona. Esta afirmación supone que el derecho a la vida depende de la “personalidad” de alguien, de que sea considerado persona o no. Veamos por qué es un error:

El término "persona" es un término jurídico-filosófico que ha ido variando a lo largo del tiempo y del pensamiento y "consenso" de las sociedades. Es un término creado por los hombres, que se equivocan, y mucho: Hasta hace poco, a los esclavos no se les consideraba personas porque habían llegado a un consenso de que eran inferiores y no tenían dignidad ni merecían respeto. Pero no porque no se les considerara "personas" tenían menos derecho a la vida que los demás.

Como las sociedades se equivocan, y mucho (y podemos también citar a la sociedad alemana en tiempos de Hitler, y tantas otras que toleran atrocidades), el derecho a la vida no puede depender de un término arbitrario y cambiante como el de persona, sino que la vida es un derecho de todos los seres HUMANOS. Más aún, en la Constitución Española dice "Todos tienen derecho a la vida" y no "Todas las personas tienen derecho a la vida". Por tanto se refiere a todos los seres de la raza humana.

Y podemos preguntarnos: Y ¿cuándo un ser empieza a ser humano? La ciencia dice (no lo digo yo) que en el momento de la fecundación, la información genética necesaria y suficiente es recogida por una sola célula, el óvulo fecundado. El ser resultante tiene 46 cromosomas (23 + 23). Esta información está inscrita en un tipo de registro que llamamos ADN. Por tanto, el ADN resultante de la unión del óvulo y espermatozoide es de un SER HUMANO, y no de un pez ni cualquier otro ser, ya que sus progenitores son humanos (Por tanto, con el aborto se están tirando a la BASURA (así es) a seres HUMANOS. (Ver el reportaje a cámara oculta grabado en la clínica El Bosque: http://anacletobulsara.wordpress.com/2007/12/11/la-realidad-del-aborto-en-television-intereconomia/ )

A la luz de estos datos, ¿no es lógico reflexionar, y pensar que podamos estar cometiendo un genocidio peor que los de la URSS o el de Hitler? Cada año hay entre 40 y 60 millones de abortos en el mundo, según la OMS. ¿No es la nuestra una sociedad bárbara? El aborto significa el triunfo de la ley del más fuerte.. y eso lleva a la muerte y a la destrucción. Reflexionemos y paremos esta matanza antes de que destruya nuestra sociedad. 

* Sandra Gutiérrez es peridiodista y vicepresidenta de la Asociación Unidos por la Vida

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Carta abierta al Presidente Barak Obama

Obama ve "difícil" la vida sin religión

Sr. Presidente de los Estados Unidos:

En primer lugar, mi enhorabuena por los resultados de las elecciones en EEUU y su investidura como Presidente, con un discurso alentador.

Según leo, usted ve "difícil" la vida sin religión. Es humano e inteligente. Realmente, una vida sin Dios, sin relación con Él, es una vida sin sentido, al socaire del viento, una vida triste y vacía. Pero la fe compromete, nos compromete en nuestra relación con Dios y con los hombres; compromete, sobre todo, en el respeto y la defensa de la vida humana y de la institución que le sirve de base: el matrimonio,  institución tan antigua como el hombre y que significa la comunión de vida y amor entre el hombre y la mujer, que se complementan corporal y psíquicamente y se abren a la vida. No se debe equiparar el matrimonio con otras formas de convivencia, que no es lo mismo el pavo que la abeja, el conejo que el pollo, digo por ejemplo. Una cosa es el respeto a todas las personas y otra el respeto a las instituciones, que no hay que confundir.

Le ruego y espero de su rectitud moral, que ponga todo su empeño en la defensa de la vida humana desde la concepción, ese momento en que comienza la vida, hasta la muerte natural. Me han gustado sus palabras esperanzadoras en su discurso de investidura como Presidente de EEUU: " A aquellos que atacan a los débiles les decimos que les venceremos". ¿Quiénes son los más débiles? Sin duda, los niños no nacidos y en camino; ellos- decía la Madre Teresa de Calcuta- "son los más pobres de los pobres". Esos niños necesitan la protección de las leyes y normativas gubernamentales para que se respete su derecho a nacer, base de todos los derechos del hombre. Desgraciadamente, hay leyes de aborto, ese genocidio que comenzó en la Rusia comunista soviética en el año 1920 y se institucionalizó en EEUU en 1973 con el caso Roe versus Wade, un caso engañoso como ha declarado su protagonista, la señora Norma McCorvey. Hoy, la señora McCorvey se ha presentado ante la Corte Federal de Dallas, diciendo que ella era la "Jane Roe" y que era absolutamente falso que hubiese sido violada. No lo fue jamás. Se dejó manejar por un grupo feminista radical que tramaron esa estrategia fraudulenta para colar el aborto en EEUU. Después de su aprobación en la Corte Suprema de EEUU, se ha ido extendiendo por el mundo, consiguiendo que la civilización occidental sea lo contrario de lo que dice ser, defensora de los débiles, respetuosa con la vida de todos tal como señala la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, hace ahora 60 años.

El aborto es un acto salvaje y debiera avergonzarnos haberle dado acta de ciudadanía en una sociedad civilizada. Se salda con dos víctimas, el niño y su madre ( se conoce el síndrome post-aborto). Ante leyes injustas sólo cabe su abolición. Como en el caso de la esclavitud, el aborto debe desaparecer por ser contrario a los derechos humanos; mientras, se debe urgir una moratoria para la pena de aborto, que es pena de muerte para inocentes. Dios nos pedirá cuenta de la sangre de nuestro hermano, como a Caín.

Me gustaría que usted pasara a la historia de EEUU y a la historia de la humanidad como el presidente humanista que se atrevió a derogar toda ley de aborto después de urgir por una moratoria para el mismo. El aborto es una lacra inhumana salvaje que hay que desterrar de nuestro mundo civilizado. El aborto es una cobardía tremenda y hay que acabar con él como se acabó con la esclavitud. Eliminar a niños no nacidos y en camino, supone un ejercicio de  fuerza del fuerte contra el débil e indefenso y es una vergüenza. El progreso está en la vida, no en la muerte.

Con toda mi atención y respeto,

Josefa Romo Garlito

Presidenta de la Asociación Cultura de la Vida

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Las incoherencias de Mariano Rajoy

David del Fresno

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David del Fresno es presidente del Instituto Efrat y autor del libro “El Imperio de la Muerte - Quien se está forrando con el negocio del aborto” (Editorial Sekotia. Madrid. Marzo de 2008)

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El guardián de mi hermano

José Luis Morales Aguilar - Boletín 37 de AES

  “¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?” (Génesis 4:9)

La respuesta a la frase que quizás sea la excusa más conocida dada nunca por ningún asesino, estuvo muy clara para varios miles de españoles el pasado viernes, 26 de Diciembre: Sí. Por supuesto que sí.

Las conciencias y los hombros encogidos de muchos de nuestros conciudadanos fueron removidos por la presencia de grupos de vecinos suyos que decidieron desafiar al mayor aliado que puede tener cualquier crimen: El silencio.

En un país anestesiado, en el que incluso millones de personas que saben que el aborto es un crimen abominable acaban dando su voto a “líderes” que nos quieren convencer de que la vida de nuestros niños no vale nada al lado del dinero (“La economía lo es todo”), militantes y simpatizantes de AES, acompañados de personas de cualquier credo, gente de bien que valora la Vida como un valor supremo por encima de cualquier ideología, dejaron sus trabajos, sus casas y sus ocupaciones para convertirse en guardianes de sus hermanos más indefensos, más inocentes, y más pequeños.

Hermanos que son diariamente sentenciados a muerte por una mezcla (variable, según el caso) de maldad, egoísmo, confusión, miedo e ignorancia. Hermanos que sufren el triste destino, además, de que su muerte es encargada y pagada por sus propias madres o familias. Hermanos cuyo único “delito” es haber sido concebidos en medio de la que seguramente es la mayor locura y el mayor crimen jamás conocido en la historia de la humanidad: el asesinato deliberado de millones de inocentes cada año en todo el mundo, que se está llevando la cuarta parte (o más) de una generación por delante.

Una generación víctima de un egoísmo asesino que los está destinando, en buena parte, a irse por un retrete, o acabar en un cubo de basura, sin tan siquiera tener el consuelo de ser llorados, velados o recordados, puesto que sus propias madres prefieren (inútilmente, como luego descubren pavorosamente ellas mismas al cobrar conciencia de lo que han hecho) olvidarlos como si nunca hubieran existido.

En memoria de nuestros hermanos estuvimos allí, delante de los “nuevos” y “civilizados” campos de exterminio donde cada día se dejan la vida cientos de niños españoles sin que nadie levante la voz por ellos. Incluso cuentan que algunos transeúntes preguntaban sorprendidos si era verdad que aquél local tan aparentemente respetable delante del que pasaban todos los días camino de la compra era, realmente, una “clínica abortista”.

Dios prometió al profeta Isaías que Su amor por Sus hijos era tan grande que, incluso aun cuando una madre dejase de compadecerse del hijo de sus entrañas, El nunca los olvidaría. Algunos de nuestros hermanos más pequeños tuvieron ese día el pequeño consuelo de ser acompañados, en sus últimos momentos, por nuestra presencia, por nuestras voces y por nuestras oraciones; y nosotros tuvimos el gran privilegio de ser, durante unas horas, instrumentos de un Dios que quería recordar, a un país entero, que El no olvida nunca a los Suyos (a toda la humanidad, en definitiva), especialmente a los más inocentes.

Que no olvidemos nunca a nuestros hermanos más pequeños en nuestras oraciones (¿acaso no dicen que los niños se dan cuenta de todo?) para que ellos intercedan ante el Altísimo por nosotros para tener la fuerza y la inspiración que necesitamos para conseguir que nuestros vecinos y conciudadanos despierten por fin y se les caiga ese terrible velo de delante de los ojos.

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Debate sobre el aborto en A-2 Prensa

Pilar Gutiérrez, Presidenta de Unidos por la Vida 15/01/2009

"No hagas a los demás lo que no quieras para ti". Esta ha sido la base de nuestra civilización desde hace dos mil años y, mal que bien, ha funcionado. Ahora se pretende sustituir por otra que dice: "tengo derecho a hacer lo que quiera, cuando pueda y me convenga". Y los primeros perjudicados son siempre los más débiles, pero no son los únicos, porque el agua de esa inundación ética va subiendo, y en poco tiempo ahogará también a “los fuertes". Ese es el problema del aborto, que no acaba en el niño, sino que se extiende por doquier, abortando todo a su paso. Nosotr@s proponemos otra ética, superior a la ley del más fuerte: la ética de la solidaridad, que es también la ética del sentido común y la racionalidad. Ante la catástrofe que supone que más de un millón de personas hayan elegido la ley del más fuerte contra sus propios hijos, en Unidos por la Vida, proponemos la “ley” de la donación, de la generosidad con tantas parejas que esperan poder dar su amor a niños no deseados y la de la generosidad con los propios hijos, que no son objetos desechables.

Proponemos la adopción

Se está promoviendo desde el Poder la legalización del aborto. No es la primera vez. Desde 1992, ya son tres las veces que la izquierda ha levantado la bandera del “derecho a decidir” (sobre la vida de los demás)…siempre en tiempos de crisis. Y al niño le toca pagar.

En Unidos por la Vida ofrecemos una solución a los embarazos no deseados::el Proyecto Adopción. En él pedimos que el derecho a decidir no sea para matar sino para elegir a los padres que puedan hacer feliz a su hijo; que el Estado actúe de intermediario entre los padres donantes y los adoptantes para garantizar su idoneidad, pero que la mujer tenga derecho a decidir a quién dona a su hijo; que el Estado (o los adoptantes) gratifiquen a la gestante hasta su alumbramiento, como se gratifica la donación de óvulos; y que el Estado promocione la adopción de niños como lo ha hecho con éxito con la de los animales. Un niño es más que un animal y tampoco merece ser "abandonado" a la muerte cuando hay tantas parejas esperando adoptar. Es de justicia y de sentido común.

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Jovellanos y la ética

Carlos Roces Felgueroso - Pintor y miembro del Foro Jovellanos

... ... Jovellanos vivió de acuerdo con unos principios éticos inspirados en la moral cristiana y quería extender esa clara conciencia a los demás. Si viviese ahora sería un adelantado, amante del conocimiento, como otros muchos sabios, investigadores, científicos, que siguen contribuyendo al progreso de la Humanidad sin renunciar a sus creencias y a su fe.

Como jurista, Jovellanos defendería el derecho a la vida. Condenaría a quienes hacen apología del delito del aborto, llamándolo «interrupción voluntaria del embarazo» cuando es un asesinato de niños indefensos. Hoy, Jovellanos podría ser miembro de entidades culturales o científicas, como otros investigadores y juristas amantes del progreso. Desde dentro de la Sociedad Bioética, seguiría defendiendo sus planteamientos. Otros lo están haciendo de forma responsable, con respeto al embrión y al feto y defendiendo la vida como un bien esencial.

Benigno Blanco, jurista, considera que hay que conceder al embrión una presunción de existencia. Cuando está en juego el derecho a la vida, a quien hay que tratar con justicia no es al progreso ni a los científicos, sino al embrión, y por tanto, de la misma forma que uno no es culpable mientras no se demuestre lo contrario, porque la libertad es un derecho fundamental, el embrión es persona mientras no se demuestre lo contrario. Y no se ha demostrado.

Benigno Blanco es el presidente del Foro Español de la Familia (FEF). Sus planteamientos de la defensa de la vida puede decirse que son los mismos que los de su colega Melchor Gaspar de Jovellanos.

«Es urgente una movilización general de las conciencias y un común esfuerzo ético, para poner en práctica una gran estrategia en favor de la vida. Todos juntos debemos construir una nueva cultura de la vida: nueva, para que sea capaz de afrontar y resolver los problemas propios de hoy sobre la vida del hombre; nueva, para que sea asumida con una convicción firme y activa por todos los cristianos; nueva para que pueda suscitar un encuentro cultural serio y valiente con todos. La urgencia de este cambio cultural está relacionada con la situación histórica que estamos atravesando, pero tiene su raíz en la misma misión evangelizadora, propia de la Iglesia» (EV n. 95).

«Para esta tarea están llamados a actuar especialmente los educadores, los catequistas, las comunidades parroquiales, las instituciones y organizaciones de la Iglesia, los religiosos, las asociaciones de apostolado seglar, y todas aquellas instituciones civiles que compartan una visión cristiana del hombre. La vida asociativa cristiana es hoy más necesaria que en otras épocas en orden a dar una respuesta pastoral adecuada ante los grandes desafíos de nuestra época. No basta la acción individual de cada uno cuando los problemas tienen una estructura social y cultural. Si queremos actuar con eficacia pastoral necesitamos: sólida vida espiritual, preparación intelectual, organización, audacia misionera, y una profunda espiritualidad de comunión... Jovellanos, con sus ideas, sería necesario aquí, hoy, para defender la vida, contra los abortistas.

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Pablo Casals, uno de los nuestros

"Cada segundo que vivimos es un momento nuevo y único del universo, un momento que nunca más existirá... y ¿qué les enseñamos a nuestros hijos? Les enseñamos que dos y dos son cuatro y que París es la capital de Francia. ¿Cuando les enseñaremos también lo que son? Deberíamos decirles, a cada uno: ¿Sabes lo que eres? Eres una maravilla. Eres único. En todos los años que existe el mundo nunca ha habido un niño como tú. Tus piernas, tus brazos, tus ágiles dedos, la manera en que te mueves... Puedes ser un Shakespeare, un Michelangelo, un Beethoven. Tienes capacidad para todo. Sí, eres una maravilla. Y cuando crezcas ¿podrás hacer daño a otro como tú, que también es una maravilla? Tienes que trabajar... tenemos todos que trabajar, para hacer de este mundo un lugar digno de sus hijos".

Palabras de Pablo Casals (famoso violonchelista)

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¿Quién tiene derecho a existir?

CÉSAR NOMBELA Catedrático de la Universidad Complutense y ex-presidente del Colegio de Médicos de Madrid.

Tercera de ABC, 10-1-2009

LA pregunta puede revestir caracteres dramáticos, de hecho, a lo largo de la Historia, las más diversas tiranías se han atribuido la facultad de dar respuestas a este interrogante por los medios más expeditivos. Expresiones como la de «limpieza étnica» reflejan ese dramatismo, que supone el que algunos seres humanos cuestionen el derecho de otros a existir y a propagar su estirpe. A pesar de la condena que parecería que merecen estas prácticas, no podemos olvidar situaciones actuales en las que se niega el derecho a existir a seres humanos concretos. Tal ocurre cuando se postula el reconocimiento del aborto provocado como un derecho universal, o cuando de facto se tolera la eliminación de quienes van a nacer, por ejemplo, por pertenecer al sexo femenino. Esa aceptación del aborto provocado -paradójicamente implantado en sociedades de raíz cristiana, aunque nunca con la aceptación general, quede constancia- supone un ejemplo de negación del derecho a existir de individuos concretos de la especie.

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Las risas de la Calvo

Cristina L. SCHLICHTING

Lo peor no fueron ni el trato gélido ni los restos del feto, que acertó a ver despedazados a su lado

La Razon.es - 10 Diciembre 08

Miró la barrita del test y tragó saliva. Hace trece años Esperanza Puente pasó por la angustia que atraviesan todas las mujeres que se quedan embarazadas contra su voluntad. Era la segunda vez y de nuevo soltera, de forma que se dirigió a una clínica. El hombre la había abandonado, la familia la rechazaba, la sociedad hacía escarnio de su persona. Lo peor no fueron ni el trato gélido ni los restos del feto, que acertó a ver despedazados a su lado, sino los largos años que habrían de pasar hasta superar la depresión y poder despertar de nuevo sin pesadillas. Esperanza Puente ha acudido ahora a la Subcomisión Parlamentaria sobre el aborto para contar su historia. Cuando estaba en lo peor, recorriendo en voz alta sus más siniestros recuerdos, la distrajeron risitas y cuchicheos, comentarios de bancos. Al levantar la vista vio a varios de los diputados cotilleando con Carmen Calvo, presidenta de la subcomisión, que parecía muy entretenida volviendo la espalda a la compareciente. No sé qué tendría que despachar la ex ministra socialista, pero a mí se me caería la cara de vergüenza al interrumpir de forma tan frívola la narración de tan tremenda biografía en una comisión de padres de la patria a la que se le ha confiado la delicada tarea de determinar el futuro de las leyes abortistas en España.

Podríamos lamentarnos aquí de que se inviertan 40 millones de euros públicos anuales en abortos y apenas tres millones en apoyar a las embarazadas que quieren sacar adelante a sus hijos. O podríamos referir con bochorno que es el tercer año consecutivo que las asociaciones pro vida ven denegada la subvención estatal. Podríamos sorprendernos incluso de que hayan comparecido ante la comisión hasta tres gerentes de clínicas abortistas para defender su sangriento negocio. Pero todo sobraría, porque ¿qué puede esperarse del Estado si los parlamentarios a cargo del problema hacen risitas? Las madres seguiremos estando solas cuando el «Predictor» nos dé positivo, los hombres se hayan largado y quede sólo el dedo amenazante de la vergüenza y la indiferencia social. Al menos mientras gente como Carmen Calvo siga dando la espalda a mujeres como Esperanza Puente.

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La protección penal del no nacido

Álvaro REDONDO HERMIDA (Fiscal del Tribunal Supremo)

La Razón, 28 Noviembre 08.- España, adalid de la civilización, donde surge la doctrina de los derechos fundamentales, no podía ser ajena a ese principio que obliga a la protección de la vida humana. Sin dicha defensa, la vida se constituye en un bien opinable, carente de límites infranqueables, relativo, circunstancial, aleatorio La Constitución española de 1978 proclama que la dignidad humana es el fundamento del orden jurídico y de la paz social. La dignidad, esto es, el valor intrínseco del ser humano, es el bien sobre el que se construye nuestro sistema de valores y de convivencia. La dignidad humana no puede imaginarse sin que la vida sea el valor más alto, del que depende la existencia de todos los demás, un valor que es igualmente significativo, con independencia de las circunstancias que concurran en el ser humano de que se trate. Contrariamente a lo que hace mucho tiempo se creía, no es más digna la vida de un ser humano que la vida de su semejante, todas merecen igual respeto y protección. España, adalid de la civilización, donde el humanismo alcanzó las cotas más altas de la historia universal, y donde surge la doctrina de los derechos fundamentales, no podía ser ajena a ese principio que obliga a la protección de la vida humana. Sin dicha defensa, la vida se constituye en un bien opinable, carente de límites infranqueables, relativo, circunstancial, aleatorio.

Por ello el artículo 15 de la Carta Magna declara que todos tienen derecho a la vida. La proclamación constitucional confiere una legitimidad máxima a las leyes penales que sancionan al que lesiona la vida humana, tanto la nacida como la no nacida. Partiendo de la base, científicamente indiscutible, de que el ser humano está conformado como tal antes de producirse el nacimiento, se plantea la cuestión de si es jurídicamente viable dejar sin protección penal al ser humano antes de que nazca. Podría, en efecto, plantearse la conveniencia, por razones de Política Criminal, de no sancionar a quien quita la vida del ser humano no nacido. Podría entenderse que la intervención del poder público, de los mecanismos de control social, actuaría de modo contraproducente en ciertos casos, lo que bastaría para desaconsejar toda respuesta punitiva ante tal conducta de agresión. Sin embargo, el sistema jurídico no puede dejar al libre albedrío de los ciudadanos el determinar si el ser humano no nacido llegará o no a vivir una vida independiente, llegará o no a integrarse en la sociedad, llegará o no a ser un hombre o una mujer libre. Si el Derecho no deja al libre albedrío de los ciudadanos el maltratar o no a un animal, el contaminar o no contaminar nuestros mares, el respetar o no la libertad de expresión, no puede dejar a criterio de los particulares el fijar los límites de la vida del ser humano no nacido, el decidir si dicho ser tiene o no tiene derecho a vivir. El Derecho debe dar una respuesta penal a la lesión o la puesta en riesgo de los bienes jurídicos fundamentales, como la vida, la integridad física y moral, la libertad, la justicia.

El Derecho Penal debe proteger la vida humana no nacida, y ello se fundamenta no sólo en la Constitución, sino en varios textos que tienen valor jurídico en nuestro ordenamiento. El Convenio para la protección de los Derechos Humanos y Biomedicina de Oviedo, ratificado por España en 23-7-99, proclama en su Preámbulo la necesidad de respetar al ser humano, tanto como persona, como en cuanto perteneciente a la especie humana. Ello significa que no es relevante que se entienda que el ser humano no nacido es o no es persona. Eso es una cuestión civil que no tiene que ver con la protección penal de la vida. Es el ser humano como tal el que debe ser respetado. Además, el mencionado Convenio, obligatorio y directamente vinculante para nuestro país, reconoce la importancia de garantizar la dignidad del ser humano. En su primer apartado, las Partes se obligan a proteger la dignidad del ser humano, cuyo interés prevalecerá sobre el interés de la Ciencia. En su artículo quince, las Partes establecen que la experimentación científica en el ámbito de la biología debe realizarse garantizando la protección del ser humano. De igual modo que el Convenio de Oviedo, la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos establece la obligación para los Estados de proteger la vida humana antes del nacimiento. Según la Sentencia de 8-7-04, (caso «Vo contra República Francesa») la capacidad del embrión de convertirse en persona debe ser protegida, sobre la base de la dignidad humana.

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Por el sí a la vida, ¿qué estamos haciendo?

Jorge Enrique Mújica - GAMA

La intensa actividad abortista parece ganar por mucho a la causa a favor de la vida. En 2007 Amnistía Internacional decidió decantarse por el apoyo a la legalización del aborto en el mundo muy a pesar de que su fundador, el católico Peter Benenson, no apoyaba esta práctica.

Según un estudio de Life Decisions International (LDI), otra organización supranacional que se habría inclinado hacia la agenda abortistas sería Rotary International . En declaraciones del presidente de LDI, Douglas R. Scott, “Los clubes rotarios ayudan a salvar las vidas de los niños inoculándolos contra la poliomelitis. Por otro lado, los clubes rotarios trabajan con agencias de control poblacional para promover la cultura de la muerte”. El estudio de LDI se titula “Rotary baila con la muerte. Una agenda de control poblacional y vínculos abortistas eclipsan las buenas obras”.

Pero no son únicamente las organizaciones. La que fuera por 14 años directora del Fondo de Población de la ONU, Nafis Sadik, ha estado agradeciendo a las así llamadas “católicas por el derecho a decidir”, grupo pro abortistas como ella, la labor de desprestigio de la Santa Sede ante Naciones Unidas por su postura a favor y en defensa de la vida.

El fundador de la cadena CNN, Ted Turner, es otro de los agoreros a favor de la despoblación del mundo, incluso a través de políticas como la del hijo único que se practica en China. En declaraciones a Charlie Rose de la cadena PBS del primero de abril de 2008, Turner afirmó que somos demasiados habitantes en el mundo y que por ello hay que estabilizar la población.

Algunos medios de comunicación han sido canales privilegiados que, directa o indirectamente, bajo mil pretextos, apoyan la medidas anti-vida.  A finales de 2007, el portal de videos YouTube retiró un clip colgado por Provida Valencia España titulado “Aborto, nuestro drama moral”. ¿Cuál fue la explicación? “Después de ser marcado como ofensivo por los miembros de la comunidad YouTube y tras ser revisado por el equipo de YouTube, el video ha sido retirado debido a su carácter inapropiado”. Lo paradójico es que pocos días después fue subido un video donde unas personas maltrataban a un disminuido psíquico. Ese video fue retirado hasta que el padre de la víctima hizo peligrar la imagen de Google-YouTube. Y ni qué decir de otros vídeos que continúan en exhibición como el de la agresión a un profesor en clase y el ofensivo de cariz religioso que presenta a un Cristo cantando I will survive .

En agosto de 2007 la embajada de Suecia en Managua, Nicaragua, confirmó que dejaría de apoyar económicamente a este país. La razón esgrimida no fue abiertamente la del aborto, si bien este motivo fue la gota que derramó el vaso.

Nicaragua ha sido uno de los países que han abanderado la lucha por la vida. En septiembre de 2007 legisló en contra de cualquier forma de aborto, resistiendo con fuerza a las presiones de muchos otros países. Según uno de los diputados del Partido Liberal Constitucionalista, la decisión refleja no una condena a las mujeres, sino la garantía de mejores atenciones a las madres y a los hijos. En palabras de Carlos Polo, director para América del Population Research Institute (PRI), “el triunfo de la vida en Nicaragua es un triunfo  de todos los pueblos de América Latina que están reaccionando a las presiones y ataques del poderoso lobby abortista”.

No todas son malas noticias

Pero no todo es negativo. En India, la primera presidenta mujer, Pratibha Patil, de 72 años, ha pedido acabar con los abortos selectivos por razón de sexo. En ese país asiático, tan sólo en 2006, fueron abortadas más de 500 mil niñas. En los últimos diez años han sido abortadas 10 millones de niñas en la India.

En España, un numeroso grupo de mujeres periodistas, médicos, actrices, diseñadoras y profesionales comprometidas con la sociedad, han firmado el “Manifiesto ante el aborto”. En el manifiesto proponen medidas que permitan superar esa forma de violencia contra la mujer. Entre las firmantes se encuentran la política Gotzone Mora, profesora de la universidad pública del país Vasco; la ex Miss Mundo Marisela Álvarez; la escritora María Vallejo Nájera; Mercedes Sánchez Junco, directora de la revista Hola!, y la periodista Paloma Gómez Borrero, entre muchas otras personalidades.

En Chile la causa por la vida también ha tenido algunos logros. El Tribunal Constitucional de Chile oficializó el fallo que prohibió el reparto en los centros de salud pública de la píldora del día después. Tras meses de batalla y en una enconada votación de apenas cinco a favor y cuatro en contra, la lucha por la vida se anotó un éxito más.

A inicios de noviembre de 2007, un representante de la Comisión de Relaciones Exteriores de Estados Unidos, el republicano Chris Smith, mostró en el pleno del Senado un video del ultrasonido de un bebé de 10 semanas. En esa misma ocasión, denunció: “Hoy muchos países en todo el mundo están bajo el ataque de una campaña bien coordinada y financiada para revertir las políticas de naciones soberanas que protegen a las mujeres y a los niños de la violencia del aborto. Estas presiones que ponen a las madres y a sus hijos en riesgo buscan facilitar, permitir y legitimar sus actividades mortales”.

¿Quiénes financian esas campañas de las que habla Smith? Al cumplirse 35 años de la legalización del aborto en Estados Unidos, Planned Parenthood , la trasnacional dueña de la cadena de clínicas abortistas más grande del mundo, lazó la campaña One million strong (con la fuerza de un millón). La campaña consiste en comprar, si es necesario puerta por puerta, un millón de votos para candidatos pro-aborto. Para este fin, Planned Parenthood dispone de la nada despreciable cantidad de 10 millones de dólares.

Pero Planned Parenthood no está sola. Emily´s List y Naral Pro-Choice America , son otras organizaciones abortistas que prevén recaudar ingentes sumas de dinero para involucrarse en el panorama electoral estadounidense y conseguir que políticos afines logren ganar.

Ciertamente la inversión no es en balde. La cadena de clínicas abortistas precisa que el aborto se siga permitiendo para poder seguir lucrando con él. En abril de 2008, LifeSiteNews.com ofreció un informe anual sobre Planned Parenthood Federation of America . De 2006 a 2007, Planned Parenthood realizó 289 mil 650 abortos y obtuvo ganancias de 112 millones de dólares.

Consecuencias de una política anti-vida

En un documento de 1970 las Naciones Unidas reconocían  que “a pesar de que muchas mujeres justifican el aborto por razones psicológicas, estas mujeres son las que presentan mayor riesgo de sufrir desórdenes psiquiátricos”.

De acuerdo al “Informe de Evolución de la Familia Europea 2007” de la Red Europea del Instituto de Política Familiar (IPF), Europa, el continente de mayor proclive anti-vida, ha perdido 23 millones de jóvenes en los últimos 25 años. El informe también arroja datos como que cada 25 segundos se produce un aborto en Europa o que uno de cada cinco embarazos es interrumpido. En base a datos estadísticos, el informe es claro al señalar que a partir de 2025 la población en Europa se reducirá aún más.

Posiblemente el único consuelo para los europeos es China. Con la política antihumana del hijo único, el gigante asiático será presa de un desequilibrio demográfico. En 2050, un tercio de la población estará jubilada. La política del hijo único que entró en vigor en 1979, es la causa por la que 20 millones de hombres chinos no tendrán mujer. Y esto, claro está, redundará negativamente, como de hecho ya se puede observar aunque las autoridades chinas busquen ocultarlo, en un alza en las agresiones sexuales, demanda de sexo-servicio y una aceptación pasiva de la homosexualidad.

Vienen a la mente unas palabras que Karol Wojtyla anotó a propósito del tema del aborto: «El día de hoy, la opinión pública pretende de varias maneras “anular” el mal del aborto; sin embargo, generalmente la conciencia de la mujer no logra olvidar el haber quitado la vida al propio hijo, porque no logra borrar la disponibilidad de acoger la vida inscrita en su conciencia desde el “principio”.»

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Otra violencia de género

Pilar Gutiérrez Vallejo - Directora de No Más Silencio

Hay una violencia que afecta a las mujeres con mucha mayor virulencia que la violencia doméstica o cualquier otra forma de violencia. Una violencia que causa suicidios, depresiones, psicosis, anorexia, alcoholismo, cáncer, esterilidad, embarazos ectópicos, malformaciones en hijos posteriores, y un largo etcétera. Una violencia que hiere y mata con mano invisible, de modo que la mujer no sabe siquiera de dónde le ha venido el golpe. Una violencia que destruye por dentro y amordaza a sus víctimas con la ignorancia y la presión social, para que no puedan ni pedir ayuda. Es una violencia que genera traumas de por vida, más intensos y numerosos que los producidos por el maltrato conyugal.

En esta violencia, el agresor está en todas partes: en un jefe que amenaza con el despido, en unas amigas que animan a ceder, en una familia que no apoya, en una televisión que defiende la agresión, en unas leyes que la facilitan y la amparan, en un hombre que no sostiene a su mujer... El agresor está en el aire, está en el Sistema, en un Sistema que castiga lo más íntimo y natural de la mujer: su maternidad. Y este agresor está también en la ONU y en los Parlamentos que deciden lo que es bueno y malo para la gente. Estos legisladores han decidido que el aborto es bueno para la mujer y aunque, a miles, sus testimonios y sufrimientos demuestren lo contrario, no importa; es dogma de fe y no puede ser enmendado. Estos políticos, principalmente mujeres, no cejan en su empeño de imponer la cuadratura del círculo a la misma esencia de la mujer. Sí, esta violencia de género, sufrida por millones de mujeres en todo el mundo, es el aborto y sus secuelas: el Síndrome Post-aborto.

www.nomassilencio.

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Contra natura

Antonio Elvira

Una mujer que impide que su hijo tenga vida no es madre, pero tampoco mujer. Ni persona.

El problema de la nueva legislación abortiva que se prepara no es en sí si los plazos son unos u otros, ni si al n asciturus se le priva de la vida estando más formado o menos. Ni siquiera el número mismo de abortos que se practicarán con dicha ley. El número ya es astronómico ahora, 100.000 el año pasado.

No, el problema es más grave porque es de fondo, es de calado. La ley existente sigue considerando el aborto como una agresión al feto, como lo que es en realidad: despojarle de la posibilidad de nacer y de la vida. Sigue considerándolo un delito punible, pero lo despenaliza en algunos supuestos. Cierto que uno de ellos permite una discrecionalidad tal que convierte en no punible cualquier aborto. Pero insisto en que sigue considerando el aborto como lo que es.

La ley que se prepara no. Dicha ley nace considerando el aborto como un derecho, no como un delito. Hoy, el matarife tiene que buscar argucias y aparentar para eludir la ley. Mañana el verdugo actuará incluso protegido legalmente. Hoy, quien va a abortar sabe que hace mal aunque se le perdone. Mañana, quien lo haga creerá que simplemente hace valer su derecho. Porque se le convencerá de ello. Y le harán creer que el feto no es una vida ajena a la suya, sino parte de su propio cuerpo, como una enfermedad, como un cáncer o un grano que afea el futuro.

No se le dirá que el mismo hecho del embarazo ya es el que cambia la vida de una mujer. La propia naturaleza empieza a prepararla física y psíquicamente para la maternidad. Para cuidar de una vida que no es la suya aunque ella la porte hasta traerla al mundo. Por ello, atentar contra esa vida es un acto contra natura. Y tanto su cuerpo como su mente lo pagarán. Y su conciencia en caso de tenerla. Aunque poca conciencia puede tener quien es capaz de matar, cuanto más si lo que mata es a su propio hijo.

¿En qué clase de mujer quedará convertida luego? ¿En qué clase de persona? El hecho no se elimina con los restos del aborto, no. Eso queda ahí por mucho que las leyes de los hombres le otorguen impunidad. El hecho queda por encima de los motivos esgrimidos para llevar a cabo la atrocidad de privar de la vida a una vida que no es propiedad de nadie. Y si a la mujer y a la sociedad no se les transmite lo que por otra parte no es más que el instinto de pervivencia de la raza, sino todo lo contrario, estamos destruyendo a la propia sociedad. Esta sociedad llorará por la muerte de un perro a manos de su amo, pero no pestañeará por la muerte de un hijo por su madre. Pues su madre es quien lo mata, no las pinzas o el aspirador del destrozador a sueldo. Eso sólo es el instrumento.

Pero ese instrumento es toda una industria. El año pasado movió más de 60 millones de euros, unos diez mil millones de pesetas. Eso da para alquilar muchos barcos y hacer muchas fiestas para celebrar la muerte de inocentes. Antes, el hombre primitivo, celebraba sacrificios humanos a sus dioses. Pero era a cambio de algo, creían recibir a cambio un bien superior para toda la comunidad, una protección de los dioses que les hiciera menos vulnerables a las calamidades. Y hoy nos escandalizamos por semejante barbarie. Sin embargo hay gente que sigue haciendo fiesta de la muerte. De la muerte de inocentes. Alentados por los matarifes que sacan provecho de ello. Yo me pregunto qué clase de gentuza se puede reunir a celebrar el que una madre mate a su hijo. Pues la hay, y mucha. Y estuvieron en Valencia muchos de quienes forman parte de ella.

Y volviendo al tema inicial, el problema es la creación de una nueva conciencia en la que se niega la evidencia de la desaparición de una vida.

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JUAN MANUEL DE PRADA
ABC, sábado, 18-10-08

 

NOS habían parecido hijas de una imaginación calenturienta aquellas descripciones de los aquelarres que hallamos en las crónicas medievales, donde las brujas perpetran sacrificios de niños y se enardecen embadurnándose con su sangre, hasta alcanzar un éxtasis demoníaco. Ahora, a la vista de ese barco abortista que ha atracado en Valencia, comprobamos que aquellos cronistas no exageraban: las brujas, en efecto, existen, y celebran aquelarres, y sacrifican niños, y se embadurnan gozosamente con su sangre, para hacerse dignas ante los ojos de su dueño. Las hemos visto recibir al barco abortista con cánticos, como si estuvieran exultantes de júbilo; y vaya si lo estaban: pues nada regocija tanto a los siervos del demonio como comprobar que su dueño se enseñorea del mundo. Las brujas que recibían con agasajos al barco abortista exultaban de felicidad porque han convencido a otras mujeres para que se incorporen a su aquelarre; pero, sobre todo, porque el mundo sobre el que se derraman las tinieblas está tan ofuscado que ya no puede reconocer la verdadera naturaleza de ese aquelarre.


Los cronistas medievales nos enseñaban que una mujer se convierte en bruja cuando la posee el demonio. ¿Y cómo posee el demonio a una mujer? Los cronistas medievales responderían que manteniendo con ella trato carnal; pero aceptar tal aserto nos obligaría a presuponer que el demonio carece de gusto, o que es capaz de aceptar despojos que un perro rechazaría. Un demonio que accediese a mantener trato carnal con las brujas que recibieron al barco abortista se convertiría, de regreso al infierno, en diana de los escarnios de toda la cofradía demoníaca. Hemos de pensar, pues, que el demonio actúa mediante una argucia que no exija prestaciones físicas tan ignominiosas; y su argucia se llama resentimiento. Esas brujas están llenas de resentimiento; tan llenas que, si las pinchásemos con un alfiler, explotarían como bolsas de pus. ¿Y qué provoca su resentimiento? Las personas sin valores, en su fuero íntimo, codician los valores que no alcanzan, como la zorra de la fábula codicia el racimo de uvas; aunque su alma esté envenenada por el hálito del mal, siempre guardan dentro de sí un residuo de nostalgia del bien. Como ese bien es inalcanzable para su alma corrompida, empiezan por despreciarlo rencorosamente, como la zorra de la fábula desprecia el racimo inalcanzable, convenciéndose de que las uvas están verdes. Más tarde odian ese bien, lo odian con minuciosidad y encono, y finalmente tratan de invertirlo, haciendo pasar el mal que las corrompe por bien, haciendo pasar sus contravalores por valores verdaderos. Esas brujas odian que otras mujeres sean amadas, odian que otras mujeres amen el fruto de sus entrañas, odian que otras mujeres amen las delicias de la maternidad, odian la virtud y el bien que ellas nunca podrán alcanzar. Pero, en lugar de expresarlo sin ambages, su resentimiento demoníaco les inspira subterfugios que tratan de colar como valores; y que, en un mundo sobre el que se derraman las tinieblas, son efectivamente aceptados como valores.

 

Y así, se ponen la careta del feminismo compasivo, y nos dicen que sólo anhelan que otras mujeres tengan «derecho a decidir», que puedan ejercer una «maternidad responsable» y no sé cuántas baboserías más. Cuando lo único que desean es una satisfacción; y ya se sabe cómo los resentidos -los poseídos por el demonio- hallan satisfacción y consuelo: infectando a los demás con el virus que a ellos los corrompe; en este caso, haciendo a otras mujeres partícipes de su crimen, incorporándolas a su aquelarre.


Deberíamos esforzarnos en reconocer, bajo la apariencia de las cosas, su naturaleza verdadera. Este episodio del barco abortista no es sino un avatar más de aquella batalla entre la mujer y el dragón que nos relata el Apocalipsis. Esas brujas posesas son instrumentos de la eterna enemistad entre la estirpe del demonio y la estirpe de la mujer; y, junto a esas brujas, las autoridades que permiten que la estirpe de la mujer sea perseguida, y la sociedad que vuelve la espalda a persecución tan ensañada. Todos danzando en el mismo aquelarre, todos embriagados.

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Despenalización del aborto:

el tercer supuesto, otro coladero

Diario Médico, Esteban Rodríguez Martín - 16/10/2008

El Código Penal despenaliza el aborto cuando se presuma que el feto puede nacer con graves taras físicas o psíquicas. Para el autor, se ha desvirtuado la finalidad de este supuesto, que ha pasado a ser en un coladero y ha convertido al ginecólogo en policía, juez y verdugo.

El artículo 417 bis del Código Penal señala textualmente: "No será punible el aborto practicado por un médico, o bajo su dirección, en centro o establecimiento sanitario, público o privado, acreditado y con consentimiento expreso de la mujer embarazada, cuando concurra alguna de las circunstancias siguientes: ( ) Tercero: Que se presuma que el feto habrá de nacer con graves taras físicas o psíquicas, siempre que el aborto se practique dentro de las veintidós primeras semanas de gestación y que el dictamen, expresado con anterioridad a la práctica del aborto, sea emitido por dos especialistas de centro o establecimiento sanitario, público o privado, acreditado al efecto, y distintos de aquél por quien o bajo cuya dirección se practique el aborto".

Este tercer supuesto recogido en el Código Penal supone un atentado contra el derecho a la vida del nasciturus y queda patente en su primera frase desde el momento en que la norma legal habla de presunción. Este precepto supone la condena a muerte de un presunto culpable. No se requiere una certeza ni su demostración, ni siquiera a posteriori. En este caso se viola la presunción de inocencia del feto al imperar la presunción de culpabilidad.

Si el feto, tras su ejecución, resultase haber sido víctima de un error de diagnóstico, es decir, no se llegase a confirmar la presunción aducida, habrá perdido la vida sin ser culpable, y sus ejecutores quedarán inmunes de cualquier clase de responsabilidad....

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El crucero de Herodes

J. O. Noville - lunes, octubre 13, 2008

El jueves llegará a Valencia un barco para practicar abortos en aguas internacionales.

Por si alguien dudaba del tremendo negocio que es el aborto, aquí tiene una prueba. Un barco, no una lanchita, no: un barco. El barco es de la ONG abortista holandesa Women On Waves . Los organizadores valencianos pretenden con este numerito apoyar la nueva ley del aborto y considerar a éste como un derecho de la mujer. Según la Agencia Efe:

Aunque hasta el momento tres mujeres han aceptado abortar en el barco, la intención de estas asociaciones y ginecólogos es llevar a cabo ocho abortos a mujeres con embarazos de menos de seis semanas y seis días en un barco de bandera holandesa, con la única autorización de la mujer, frente al requisito de la Ley Orgánica española de Interrupción Voluntaria del Embarazo de 1985 de autorización de un profesional médico. La embarcación hará dos salidas a aguas internacionales -a 30 kilómetros del puerto- para practicar abortos, una el viernes 17 y otra el lunes 20, bajo el paraguas legal de la ley holandesa, que permite realizar abortos de hasta siete semanas con el método farmacológico en aguas internacionales.

Y en él el irá el ginecólogo Josep Lluís Carbonell, miembro de la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción del Embarazo (ACAI), y director de la clínica Mediterránea Médica en la Comunidad Valenciana, por lo que su interés no es precisamente desinteresado. Este animal defiende el aborto hasta las 24 semanas.

No parece pues que quienes fletan dicho barco con el objeto de querer convertir en un derecho el disponer de la vida ajena, y considerar el embarazo como algo que afecta exclusivamente a la mujer, lo hagan de forma altruista; en absoluto. Lo hacen porque es un negocio y viven de él. Y quieren vivir mejor. Y para ello impiden que otros puedan siquiera nacer, convenciendo a sus madres de que no son más que granos no deseados y que no tienen derecho a la vida.

Quisiera yo ver si alguno de estos que organizan estos cruceros de la muerte de inocentes moverían siquiera un dedo si ello no les fuera a reportar beneficio económico. Eso del cuento de que quieren defender el derecho de la mujer es una falacia además de una inmoralidad inhumana. Y lo hacen cínicamente practicando el aborto con pastillas y en las seis primeras semanas, para evitar el impacto que supone la realidad del aborto libre y la carnicería que practican a diario en sus clínicas despedazando cuerpecitos de inocentes a cambio de dinero.

Su negocio da para fletar barcos y para contratar a expertos en imagen. Y hasta para conseguir apoyos de políticos inmorales. Es un negocio que mueve muchísimos millones anuales. Y que no duda en valerse y apoyar a partidos expertos en manipulación de conciencias y capaces de impulsar leyes que beneficien a dicha industria del infanticidio. Y vestirlo con el disfraz de que impulsan nuevos derechos. Y en este caso, la aberración que supone que una madre, portadora de vida, considere un derecho privar del derecho a la vida a su propio hijo.

Gente así es quizás la que no debiera de tener ese derecho si su derecho a la vida lo ejerce privando a otros de ella. Y mucho más si esos otros no tienen defensa alguna. A estos es a quienes perjudicaría una ley de adopción que propusiera la misma como alternativa al aborto. De la adopción no les quedarían beneficios económicos en sus bolsillos. Por eso no querrán oir hablar de ella.
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Todos fuimos embriones

Manuel Bustos Rodríguez - 08.10.2008

AL principio todos fuimos embriones, incluso quienes, como Bernat Soria, con tanto ahínco defienden el aborto. Sencillamente, si sus madres hubiesen decidido hacer lo que sus hijos propician, hoy no podrían decir lo que dicen. Pero sucedió que sus progenitoras fueron generosas, incluso cuando, tal vez, sus situaciones no eran nada fáciles y rondaban por su mente los problemas económicos, los psicológicos derivados de una familia quizás ya demasiado numerosa o con problemas de convivencia, ¡quién sabe…! Lo que para sus hijos no es sino cuestión de derechos (sin duda, en sentido unilateral), para ellas tocaba sólidas convicciones morales, puramente humanas: ¡cómo acabar con el hálito de vida que llevaban en su seno! En todo caso, no era preciso que tuviesen siquiera una formación avanzada, laica o religiosa; era algo puramente instintivo, natural, casi telúrico: ninguna civilización, de las muchas que han sido en nuestro mundo a lo largo de miles de años de existencia del hombre, se había atrevido a tanto

Hasta los paganos, anteriores en el tiempo a los cristianos, lo tenían claro....

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Aborto y políticas públicas (I)

3 de octubre de 2008 - Josep Miró i Ardevol

Es dañino, y nadie hace nada por frenarlo

El aborto en España ya ha superado la cifra de 100 mil casos al año, de manera que es uno de los países de Europa donde todavía crece, y más rápidamente. No es a causa de la inmigración. En otros países de igual o superior impacto inmigratorio, como EEUU se viene reduciendo desde el inicio de la década de los años noventa. Ni tampoco es porque partamos de magnitudes pequeñas, primero porque la dimensión ya es alta, segundo porque países con tasas en el pasado todavía menores que la nuestra, como Austria, también la han reducido.

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Derecho a vivir

1 de Octubre de 2008 - 13:24:15 - Luis del Pino

Resulta curioso que la palabra "progresismo" haya terminado asociándose a iniciativas muchas veces tendentes a promover una cultura de la muerte. Por mucho que me esfuerzo, no consigo ver qué puede haber de progreso, de progresismo, en defender la libertad de matar a alguien, un no nacido, que no tiene la más mínima capacidad de defenderse.

No consigo ver, quizá porque soy muy lelo, qué puede haber de progreso en quemar o despedazar a un ser humano en ciernes, o en destruirlo en una trituradora industrial. O en utilizar sus restos para elaborar cosméticos.

No logro adivinar, tal vez porque no he reflexionado de forma correcta, por qué es más progresista convencer a una mujer con pocos medios económicos de que aborte, en lugar de ayudarla económicamente o atajar las injusticias sociales que hacen que no pueda disponer del dinero necesario para atender a su hijo.

No alcanzo a comprender, puede que por ser excesivamente cuadriculado, cómo puede una sociedad mantener la hipocresía de aceptar que se mate a alguien por tener síndrome de Down, siempre que se le pille antes de nacer, para luego organizar solidarias campañas dirigidas a integrar socialmente a los que, padeciendo ese síndrome, han conseguido sobrevivir al embarazo.

No soy capaz de encontrarle ninguna lógica al hecho de que a alguien se le pueda meter en la cárcel por destruir un huevo (un embrión) de águila real y, sin embargo, sí que se pueda destruir de manera generalizada embriones humanos. Si un embrión humano no es un ser humano, ¿por qué un embrión de águila real sí se considera un águila real?

Como tampoco puedo hallarle ningún sentido a que la "progresía" actual defienda las mismas prácticas eugenésicas de eliminación de lo que ellos consideran "seres deficientes" que ya los nazis pusieron en práctica hace setenta años.

No entiendo que, en una época y una sociedad en las que las condiciones de desarrollo económico han alcanzado cotas nunca vistas; en las que existen medios de información como nunca antes y en las que los procedimientos anticonceptivos están al alcance de todo el mundo, se pueda invocar el "progreso" (¿progreso hacia dónde, exactamente?) para defender que se generalice aún más el aborto.

Se preguntaba el otro día la ministra Bibiana Aido que qué es lo que se ha hecho mal para que cada vez haya más embarazos de adolescentes. Y añadía que algo habría que hacer para remediarlo. Estoy de acuerdo. Pero en lo que parece que discrepamos es en la receta. A la señora ministra, en nombre de un progresismo que no consigo ver en qué consiste, parece que sólo se le ocurre facilitar aún más los abortos. No sé si se habrá dado cuenta de que eso no ataja el problema: los embarazos de adolescentes no son consecuencia de que haya una ley del aborto más o menos permisiva, así que modificar la ley del aborto no evitará que las adolescentes queden embarazadas.

El problema radica, de nuevo, en la errónea concepción de "progresismo". Se considera progresista que las relaciones sexuales entre adolescentes se generalicen. Y yo no consigo comprender (ya les digo que porque soy muy cortito) por qué el sexo sin amor representa un progreso con respecto al amor en sí, con o sin sexo.

Será que soy un ingenuo, pero creo que con que la "progresía" eliminara la asfixiante presión a la que somete a los adolescentes para que trivialicen el sexo, el problema de los embarazos no deseados se reduciría a la mínima expresión. ¿Qué tal si intentara usted enseñar a los adolescentes a valorar el amor y el sexo como dos cosas maravillosas que no hay que trivializar, doña Bibiana? ¿Qué tal si devuelven ustedes al sexo el amor que le han robado en nombre del "progresismo"? Creo que se sorprendería usted de los resultados.

En cualquier caso, ya sé que mis palabras no van a ninguna parte con ustedes. Porque a ustedes les importa un comino el problema de los embarazos de las adolescentes. No se trata más que de un argumento al que van a agarrarse en los próximos meses (¡qué más da que sea violentando las leyes de la lógica!) para defender su nueva ley de plazos para regular el aborto.

Así que algo habrá que hacer, además de quejarnos.

La plataforma Hazte Oír ha puesto en marcha una campaña bajo el lema "Derecho a vivir". Éste es su manifiesto . Puedes informarte sobre la campaña, adherirte a la iniciativa y colaborar con ella visitando su página web, en la dirección: http://www.derechoavivir.org

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Por la vida: 10 argumentos contra el aborto

María Martínez - Alfa y Omega. 29/09/08

10 buenas respuestas a los 10 bulos abortistas más comunes:

1. En las primeras semanas, se trata sólo de un puñado de células. Puedo hacer con mi cuerpo lo que quiera.

Desde el instante de la concepción, existe ya un ser vivo con ADN humano único, que tiene que mandar un mensaje químico a la madre para que no luche contra él. Desde que es sólo una célula, su propio ADN dirige todo el programa de su desarrollo y crecimiento, hasta el nacimiento y más allá. Las dudas, a este respecto, del pasado han sido despejadas por la ciencia. [ Ver, por ejemplo, este artículo en una revista médica  - Nota de ForumLibertas .]  A las dos semanas de la concepción (más o menos cuando se nota la primera falta), está completamente implantado en el útero. Una semana más tarde, ya se le están formando el cerebro, la médula espinal y los ojos; y unos días después le latirá el corazón. Sí, se alimenta de la madre, pero también lo hace un bebé recién nacido.

2. Abortar es un derecho.
No. Abortar es un delito, despenalizado en España en tres supuestos: que el embarazo sea fruto de una violación, que se presuma que el niño nacerá con «graves taras ( sic ) físicas o psíquicas» y que sea un grave riesgo para la vida y la salud física o psíquica de la madre. A pesar de las graves carencias de su sentencia, el Tribunal Constitucional rechazó en 1985 [ ver AQUÍ la sentencia ] que sea un derecho, pues los derechos de la mujer no pueden «prevalecer incondicionalmente» frente a la vida del nasciturus . A pesar de lo que el lobby abortista intenta hacer creer a los países que se oponen al aborto, todavía no han conseguido que ningún documento de las Naciones Unidas reconozca un supuesto derecho al aborto .

3. La cárcel no es una solución para la mujer que aborta, que ya de por sí ha tenido que tomar una decisión difícil.
En España no hay ninguna mujer en la cárcel por haber abortado. En las últimas actuaciones judiciales por presuntos delitos de aborto, se ha dejado a las mujeres de lado y sólo han sido interrogadas como testigos. Además, en la cárcel hay muchas personas por haber cometido actos mucho menos graves (pequeños traficantes, chavales que cometieron una estupidez, personas que necesitaban dinero…)

4. Si el aborto no es legal, las mujeres arriesgarán su vida abortando clandestinamente.
El aborto nunca está justificado, sea legal o ilegal. La amenaza del aborto clandestino es una manipulación del lobby abortista. El doctor Bernard Nathanson, pionero arrepentido del aborto en Estados Unidos, ha reconocido que las estadísticas que daban de abortos ilegales y de las muertes que causaban «eran completamente falsas». En España se decía que eran cerca de cien mil [ El País decía 300.000 ]. Los cien mil no se han alcanzado hasta después de 23 años de total permisividad. De hecho, en Nicaragua, un año después de que en 2006 se ilegalizara el aborto, la tasa de mortalidad materna se había reducido .

5. ¿Cómo no va a poder abortar una mujer si su vida está en peligro?
Podría ocurrir que, por tratar de salvar la vida de la madre, los médicos, sin buscarlo, mataran al niño. Estos casos son rarísimos en la práctica, y el Código Penal español recoge esta extrema necesidad como eximente en su artículo 20.5. No es necesario que se despenalice ni que se legalice el aborto para solucionarlos.

6. Una mujer que ha sido violada, ¿debe cargar con el hijo «de su violador»?

Ese niño inocente, que también es de la madre , no debe pagar un crimen tan execrable con su vida. Si la madre no se ve capaz de criarlo, puede darlo en adopción, y así romperá el ciclo de violencia. La violación es uno de los argumentos más manipulados a favor del aborto. Hace dos años, en Estados Unidos, un Comité de Mujeres Embarazadas por Asalto Sexual quiso hacerse oir: «Nos ofende profundamente cada vez que nuestra difícil situación se explota para promover los intereses políticos de otros». En los dos únicos estudios sobre estos casos , se descubrió que aproximadamente el 70% de mujeres en esta situación decidieron tener el niño. Además, el Elliot Institute (www.afterabortion.org), que estudia el síndrome post-aborto, en una encuesta a estas mujeres, descubrió que al 80% de las que habían abortado les había causado más mal que bien y se arrepentían.

7. Es cruel permitir que nazcan niños con graves malformaciones o deficiencias, o que van a morir nada más nacer.

Ninguna sociedad ha tenido tantos medios (técnicos y sociales) como la nuestra para curar o mejorar la calidad de vida de muchos enfermos. ¿Quién y dónde traza la línea de lo que es una vida con calidad ? Que cada vez haya más abortos por malformaciones menores y perfectamente solucionables como el labio leporino es una consecuencia lógica de hacer depender la dignidad de la calidad . Se habla de calidad en vez de felicidad, que todos pueden alcanzar si alguien (hay mucha gente dispuesta) los acoge y les da cariño. Incluso en el caso de que un niño vaya a morir poco después de nacer, ¿no vale la pena compartir con él el mayor tiempo posible? .

8. Se debe proteger la intimidad de la mujer que aborta.
El argumento de la intimidad (con el que se legalizó el aborto en Estados Unidos), ya presupone que es una decisión de la madre, no un crimen. Si no, cualquier investigación policial sería una violación de la intimidad. Las clínicas que dicen defender la intimidad de las mujeres llamadas a testificar olvidan que, al tirar su documentación, fueron ellas quienes facilitaron que las localizaran. Muchos centros abortistas (como demostró una estudiante estadounidense) defienden la intimidad de las menores hasta el punto de callar, incluso si las acompañan novios (o posibles pederastas) mucho mayores. Su celo es tal que son incluso reacios a entregar a la propia mujer una copia de su historial completo.

9. No se debe criticar el aborto, porque ya es una decisión muy difícil: nadie quiere abortar.

La tesis de los partidarios del aborto es tan débil que sólo pueden defenderla diciendo que, en realidad, es un mal necesario que nadie quiere -salvo quienes se lucran-. Si nadie quiere abortar , las Administraciones deben ofrecer un verdadero asesoramiento y ayudas a las embarazadas con dificultades; o, por lo menos, no retirar las subvenciones a las asociaciones que lo hacen .

10. No pueden imponerse las propias opiniones o creencias a los demás.
Todos los argumentos en contra del aborto de estas páginas se basan en datos científicos, y en argumentos racionales. Curiosamente, casi siempre son los abortistas los primeros en mencionar la religión para desacreditar todos los argumentos de los provida. Cualquier razón contra el aborto es una creencia. Por el contrario, sus partidarios pueden imponer su opinión a toda la sociedad, incluso a los no nacidos que son eliminNo.

Noticias relacionadas:

Impacto económico del aborto: cada niño abortado nos cuesta 440.000 euros a la sociedad
http://incas.uao.es/archivos/ImpactoEcAborto.pdf

Escándalo de clínica El Bosque: aparece en vídeo de cámara oculta "Así se aborta en España"
http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia.php?id_noticia=9742

Así se enriquece un empresario del aborto: 36.000 euros al mes en negro
http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia.php?id_noticia=9794

Datos 2006: se dobla en aborto en España en 10 años, pese a píldoras y condones
http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia.php?id_noticia=9893

Uno de cada 30 fetos abortados químicamente sale vivo y tarda 80 minutos en morir
http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia.php?id_noticia=7999

“Son eliminados como basura”: un DVD de asociaciones provida muestra los horrores del aborto
http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia.php?id_noticia=9411

Asesorando a mujeres en riesgo de abortar: Más de la mitad abrazará a su bebé
http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia.php?id_noticia=9255

Un psiquiatra explica su experiencia en un centro de abortos
http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia.php?id_noticia=9725

Casi un 30% de las que abortan con dinero público lo lamentan o lo hicieron confusas
http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia.php?id_noticia=9684

Del hilo de Ginemedex al ovillo del aborto: las claves de un gran entramado (28-11-2007)
http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia.php?id_noticia=9621

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Las mentiras del aborto

Manuel María Bru

Diario Ya, 18/09/2008.- En esta semana, en la que en el parlamento que se inventó para que los representantes del pueblo discerniesen la consecución del bien común de sus representados, se ha empezado a discernir como incrementar el holocausto del aborto, puede venir bien recordar algunas “mentiras del aborto”.

Es mentira lo de la “interrupción libre del embarazo”, porque ni se interrumpe nada (técnicamente “se mata”  a un ser humano por asfixia, aplastamiento o envenenamiento), ni es libre, porque en la mayoría de los casos esta condicionado por la terrible presión de millonarios traficantes de la muerte, como el doctor Morín.

Es mentira que existe un derecho al aborto fundamentado en la “libre elección” (este es el lema), porque en el fondo todo acto moral, o inmoral, es consecuencia de una libre elección. También el terrorista podría recurrir a ese supuesto derecho, porque mata en virtud de una “libre elección”. Es mentira que en España el Estado no pague los abortos, incluso los ilegales, porque aunque estos se lleven a cabo en clínicas privadas, estas no sólo se aconsejan desde las clínicas públicas, sino que además se aconseja acudir a fundaciones públicas que, con el dinero de todos, subvencionan los costes de este crimen.

Es mentira que la actual ley proteja al nasciturus, aunque este formulada como tal, abriendo la puerta en la práctica a todos los posibles casos de aborto en virtud de unas supuestas excepciones que quedan despenalizadas.

Es mentira el supuesto debate filosófico sobre el momento en el que existe la vida humana, porque tanto como vitalmente, nadie duda en realidad de que el aún no nacido es un niño. ¿Han oído alguna vez a alguna madre que antes de dar a luz, durante toda la gestación, hable de él como de un trozo de carne?

Y por último, es mentira que el aborto sea la respuesta a un problema. A lo que responde es a una estrategia, la estrategia de la cultura de la muerte, que tiene al aborto como su buque insignia, y que no reconoce la dignidad del hombre por se hombre, y por tanto la del anciano, la del discapacitado, la del pobre, sino sólo de algunos, los útiles y dóciles al poder.

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El aborto divide también al PSOE

Maite Alfageme

 

La Nación 19/09/2008

Dénle una vuelta. Convendrán conmigo en que, desde un punto de vista estrictamente político, resulta sencillamente esperpéntico que apenas transcurridos seis meses del comienzo de la legislatura el Gobierno se descuelgue con una reforma de la Ley del Aborto -ese proyecto de genocidio de mayor magnitud, si cabe, que el actual- que brillaba por su ausencia en el programa electoral con que Zapatero y Pepiño concurrieron a las generales. Embusteros.

Esperpéntico, por lo que tiene de engaño a los ciudadanos en general; y a los votantes del PSOE en particular. Una estafa programática de tal envergadura que ya circulan versiones según las cuales Gobierno y partido socialista estarían reculando. Aunque tampoco tanto. Versiones que apuntan a que en el Palacio de la Moncloa se ha dado orden de freno y marcha atrás . Orden de desacelerar; si lo prefieren, de ralentizar el proceso de reforma de la Ley del Aborto con el que la ministra Aído y sus acólitos -lástima de gasto público- habían cogido carrerilla.

Al cabo, la explicación radica en que los gurús demoscópicos del socialismo gobernante han detectado que el asunto puede perjudicar los intereses del partido, toparse con cierto rechazo en sectores si no generosos sí significativos de su propio electorado. Hay incluso quien opina en el PSOE que la sociedad no está todavía lo suficientemente “madura” para perpetrar asesinatos en masa, esta vez sí, sin subterfugios legales ni tapujos . Y ni siquiera entre ellos acaban de ponerse de acuerdo en torno al calendario. O sea, en torno a sí es mejor facilitar ahora la tarea de seguir matando niños o esperar un par de años por puro cálculo electoral. En ello están.

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Del derecho a la vida

Agapito Maestre

Ese sentimiento de culpabilidad es el que parece haber desaparecido de una "clase política", la española, ante el hecho terrible de que más 100.000 fetos al año son abortados antes de su nacimiento.

Libertad Digital- Columna publicada el 18-09-2008

El terrorismo generalmente queda impune. Repárese, por ejemplo, en el 11-M. También el crimen político rara vez lleva aparejado un castigo. No ha habido castigo capaz de compensar el crimen comunista y nazi. La historia de la humanidad muestra que, salvo raras excepciones, nunca existe un castigo capaz de compensar humanamente el crimen cometido. Es menester, pues, estudiar la impunidad del crimen político, porque pudiera reproducirse fácilmente en democracias de baja calidad, o sea, basadas únicamente en unas meras votaciones como es el caso de la española, donde las diferencias con las dictaduras de un régimen de derechos más o menos amplios son mínimas.

Además, porque el criminal político se resiste siempre a reconocer su culpa, difícilmente el hipotético e imaginario castigo que pudiera aplicársele tendría algún efecto de reparación moral sobre la víctima, y menos aún serviría para rehabilitar al asesino. Cuando entre el crimen y el castigo no hay nada que haga relación a la culpa, o mejor, a un sentimiento de culpa del criminal, podemos decir que estamos en sociedades totalitarias. El sentimiento de culpa es civilizador o no es. La eliminación de ese sentimiento por parte del poder implica la desaparición del individuo. Es obvio que no hablo de las manifestaciones anormales de ese sentimiento, que tan bien ha atajado la terapia psicoanalítica, sino de aquellas otras que brotan de la naturaleza del ser humano que se debate constantemente entre una cosa y su contraria, entre el bien y el mal, en fin, hablo del sentimiento de culpabilidad como un mecanismo de defensa contra un mal, que pudiera haber surgido del derecho íntimo que tiene todo ser humano a la libertad.

Ese sentimiento de culpabilidad es el que parece haber desaparecido de una "clase política", la española, ante el hecho terrible de que más 100.000 fetos al año son abortados antes de su nacimiento. Que a la casta política española no le produzca ningún desasosiego moral, ningún sentimiento de culpa, que la ley actual del aborto produzca tal salvajada, es peor que lamentable. Es un ejemplo de que el crimen político no tiene castigo. Es impune. Los socialistas y el resto de los políticos utilizan el asunto en términos electorales. Terrible. La vida y la muerte han quedado reducidas a un puñado de votos. Miserables. Nadie utiliza argumentos morales y políticos de calado. Nadie de la clase política es capaz de sentir bochorno público e indignación moral ante las propuestas de los aborteros socialistas. Todos parecen imitar el argumento de Eichmann, el criminal nazi, que jamás sintió culpa, cuando fue acusado de crímenes políticos contra la humanidad, porque había aplicado las leyes positivas del Estado legalmente vigente, el nazi.

Sí, sí, porque Eichmann obedecía las leyes vigentes no tenía sentimiento alguno de culpa de haber hecho el mal; al contrario, era un ciudadano ejemplar. Es lo mismo que dice el PP: la actual ley es magnífica, aunque impida el nacimiento de más de 100.000 niños al año; el PSOE va un poco más lejos en el salvajismo: según esta gente, es menester otra ley que despenalice el aborto, toda vez que nunca se ha castigado a nadie por abortar; es menester convertir el delito en un derecho. Si ha desaparecido el desasosiego moral en nuestros políticos ante el aborto, si nadie parece tener remordimientos de conciencia o sentimientos de culpabilidad por el indecente asunto de convertir en derecho un delito, en fin, si apenas hay voces políticas que digan algo contra los aparatos de los partidos políticos respecto al aborto, ¿quién nos asegura que no estamos a las puertas de todo vale contra la vida humana? Porque ésta no vale nada para la casta política si desatiende a sus consignas.

El derecho a la vida es, en verdad, el que está radicalmente puesto en cuestión. El derecho es sustituido por la fuerza del más fuerte. La famosa mayoría aritmética. Prevalece la ley del más fuerte que, parapetado en la aplicación torticera de unas leyes discutibles, renuncia "racionalmente" a cualquier sentimiento de culpabilidad. Este civilizador sentimiento ha sido sustituido, como ya hiciera en el pasado Eichmann, por la fe en el partido. Por este camino, el derecho a la vida, el único derecho absoluto junto al de la libertad, pronto será sustituido por el catecismo socialista. La fe en el partido propuesta por Zapatero en la campaña electoral está triunfando. Es el regreso del individuo desarrollado a la caverna salvaje.

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¿Donde está nuestra Sarah Palin?

Juan Manuel de Prada

ABC.es - 6/09/08

La prensa progre se ha puesto como la niña del exorcista con Sarah Palin, esa tía con unos cojones como el caballo de Espartero que el republicano McCain ha puesto al frente de su candidatura. La prensa progre parecía dispuesta a perdonar que McCain fuese el adversario del adorado Obama (que, en su imaginario vetusto, es algo así como el vengador de Kunta Kinte), siempre que estuviera dispuesto a desempeñar el papelón del comparsa que finge vergonzantemente adherirse al ideario progre; pero, contra todo pronóstico, McCain se ha destapado nombrando lugarteniente a una señora aguerrida que, no contenta con proclamarse defensora de los valores tradicionales, encima va y pare un hijo con síndrome de Down, pudiendo darle matarile en uno de esos abortorios que nuestra época ha entronizado como expendedurías de certificados de progresismo. ¡Habráse visto semejante desfachatez!

De inmediato, sobre la gobernadora Palin han llovido todo tipo de acusaciones rocambolescas, casi siempre referidas a su juventud, que como todo el mundo sabe es esa etapa de la vida en la que, si eres progre, puedes cometer jovialmente todo tipo de barbaridades, pero si eres conservador debes comportante como una especie de monja con bigote. A la gobernadora Palin le han afeado, incluso, que en sus años mozos defendiera la independencia de Alaska, que es como si a un tío de Zamora lo acusaran de haberse adherido en una noche de farra al «Manifiesto de la comuna zamorana» impulsado por Agustín García Calvo.

Pero donde se nota más virulentamente la desesperación de la prensa progre es en ese intento de desprestigiar a la gobernadora Palin aduciendo que su hija de diecisiete años se ha quedado embarazada. A los progres les ocurre como a los habitantes de esas geografías legendarias localizadas extramuros del atlas, que viven tan absortos en las pelusillas de su propio ombligo que olvidan que afuera hay un mundo que no se rige por las leyes desquiciadas que ellos mismos han pergeñado.

El progre es ese tío que tan pronto como su hija adolescente se queda embarazada la lleva al abortorio, para que le raspen el vientre, como la señora pija va al cirujano plástico a que le afeiten esa verruga que tanto le afea el bozo. Y cuando le dicen que la hija de la gobernadora Palin parirá con el apoyo de su corajuda madre, el progre se lleva las manos a la cabeza, incrédulo de que aún subsista en el mundo tanta cordura; porque el progre, encantadísimo de su locura desnaturalizada y empeñado en imponérsela al resto del mundo, considera una aberración que aún haya gentes numantinas dispuestas a obedecer el dictado de la naturaleza. El progre, convencido de que su locura marca tendencia, ni siquiera se ha molestado en ir al cine a ver «Juno»; y piensa que eso de tener diecisiete años y cargar con un hijo es un anacronismo escandaloso.

Pero ser progre es como gastar pololos. Y McCain, un septuagenario que ha avizorado el perfume del tiempo nuevo, ha elegido a la gobernadora Palin porque sabe o siquiera intuye que, en su decisión de parir a un hijo con síndrome de Down, como en su apoyo declarado a su hija embarazada, se encarna el espíritu de una nueva época. Una época todavía en ciernes que vendrá a barrer la mugre progre, hacinándola en el estercolero. Mientras McCain nos ofrece esta lección pionera, nuestra derecha autóctona sigue más arrugada ante la hegemonía progre que un prepucio en cuaresma; y cuando la izquierda, en uno de esos habituales accesos de insania que caracterizan a los adoradores de Moloch, anuncia que en un futuro inminente abortar será como quitarse una verruga del bozo, nuestra derecha se limita a ensayar melindres acomplejaditos, y a balbucir que con tal anuncio la izquierda sólo pretende desviar la atención de lo que en verdad importa, que es la crisis económica. ¡Panda de mingafrías putrefactos! Todas las crisis económicas que en el mundo han sido no valen la vida de uno solo de esos niños que son sacrificados en los altares de Moloch.

¿Hasta cuándo seguiréis desempeñando el papelón de comparsas que fingen adherirse vergonzantemente a la locura imperante? ¿Es que no hay entre vosotros ni un gallardo profeta del tiempo nuevo capaz de barrer la mugre progre, hacinándola en el estercolero? Mi corazón espera un milagro de la primavera.
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Aído, o la consecuencia de la cuota

A vueltas con la nueva ley para asesinar a inocentes

J. O. Noville

Septiembre 05, 2008.- Aído ha dicho que " no puede ser que en España una mujer que decida interrumpir su embarazo legalmente tenga dificultades ". Pues mire, especie de cantamañanas inmadura, ignorante y amoral, lo que no puede ser es que en España un ser humano que puede nacer, no pueda hacerlo porque las leyes facilitan que su madre lo mate. Eso es lo que no puede ser, ni en España ni en ningún sitio. El embarazo no afecta sólo a la mujer, afecta a la vida del hijo que viene.

El contemplar a la mujer como dueña de una vida que no es la suya, cuand o al mismo tiempo la ley le impide disponer de su propia vida, es un contrasentido, pero además es un sangrante ejemplo de falta total de humanidad, precisamente porque niega la esencia misma de la humanidad. La madre tan sólo es la portadora de esa nueva vida, no su dueña. Y aún si así fuera, ¿porqué sí puede deshacerse de esa vida que viene y no de la suya propia?

Los analfabetos intelectuales que achacan el estar contra el aborto a cuestiones religiosas, no sólo se equivocan sino que denotan una cortedad de miras impresionante, cuando no una inte nción de engañar. No hace falta basarse en creencias religiosas, por más que las religiones sean contrarias a matar a inocentes nonatos, sino tan sólo en la ética y en el propio sentido de la vida y de la libertad. La supuesta libertad d e alguien jamás puede estar por encima del derecho a la vida de otro.

El que una mujer quiera matar a su hijo no es en absoluto motivo para que una ley se lo permita y facilite, esté dentro o fuera de su cuerpo. Si eso fuere así no veo el impedimento intelectual para seguir en esa línea y permitirle deshacerse de cualquiera que le moleste. Ser mujer es ser lo que significa serlo, no ser otra cosa. Y parte de la condición de ser mujer es la de ser portadora de la vida de su propia descendencia. Portadora, no dueña. Quien no esté de acuerdo con su condición de mujer, que se desprenda de ella, o que no use de dicha condición, o que pida que se le permita eliminarse a sí misma. O que se meta a Ministra de Igualdad. Pero que no mate a un inocente.

El condenar a muerte a cientos de miles de inocentes para que se hagan ricos unos cuantos desaprensivos, o para que se hable de eso y no de los serios problemas que nos han producido las mentiras e incompetencias de nuestros políticos, es hasta para desear que esos que propugnan la legalidad del asesinato hubieran sido ellos mismos víctimas de lo que proponen. Así no estarían ahora desangrándonos a todos.

Claro que si así hubiera sido en el caso de esta Ministrilla, su padre no e staría cobrando un sueldo disparatado como asesor de la Diputación de Cádiz, que ya quisiera yo saber para qué diantres sirve dicho organismo como para necesitar de catorce asesores con sueldos de 60.000 € anuales. Ni podría haberse subido el sueldo ahora en casi 3.000 euros al mes, cuando ya se lo subió 1.200 € el año pasado. Así que a este sinvergüenza le salió rentable no hacer que s u mujer abortara.

Y si a alguien le parece duro lo que digo, que eche un vistazo a los trozos de niños que sacan esos carniceros de las "clínicas" abortistas, y luego tiran a la basura.

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Por una cultura de la vida

(La Iglesia ante el aborto)

Jose Mª Vega, pbro.

Es un lugar común de la cultura contemporánea el considerar que la posición moral contraria al aborto es “conservadora”, mientras que la que defiende su legitimidad como un derecho de la madre a decidir sobre la posibilidad de interrumpir el embarazo o llevarlo a término es “progresista”. La Iglesia cristiana se opone al aborto y lo condena como un crimen, por lo que, en este punto al menos, es considerada como una institución conservadora y opuesta al progreso de la humanidad. Pero una opinión, no por estar muy extendida, es verdadera, y puede ocultar bajo sí toda una serie de autoengaños que impiden mirar la verdadera naturaleza de las cosas. En este breve artículo queremos presentar la posición de la Iglesia sobre el aborto como una defensa explícita de una cultura de la vida, la única capaz de garantizar el futuro de la humanidad en coherencia con la dignidad del hombre y, por tanto, un futuro de verdadero progreso no sólo material sino también moral.

En el momento de la aparición histórica del cristianismo el aborto (e incluso el infanticidio) era una práctica habitual entre griegos y romanos. El naciente cristianismo que, desde sus inicios se mostró abierto a todos los elementos positivos de estas ricas culturas (como la filosofía y el derecho), se opuso sin embargo decididamente contra esas prácticas. La Didaché (V, 2) afirma “No matarás al hijo en el seno de su madre, ni quitarás la vida al recién nacido”. El escritor griego Atenágoras recuerda que los cristianos consideran como homicidas a las mujeres que recurren a medicinas abortivas, porque los niños, aun estando en el seno de la madre, son ya “objeto de la Providencia de Dios”. Y entre los latinos Tertuliano afirma “Es un homicidio anticipado impedir el nacimiento; poco importa que se suprima el alma ya nacida o que se la haga desaparecer en el nacimiento. Es ya un hombre aquel que lo será”.

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Trituradoras para el Insalud

Emilio Campmany

Como lo que tienen en la avanzada Europa son "razonables" leyes de plazos, que impiden abortar cuando la gestación está muy avanzada, a España acuden todas las embarazadas europeas que, queriendo abortar, ya no pueden hacerlo legalmente en sus países.

LD.- Columna publicada el 19-09-2008 Lo que está ocurriendo con el aborto es paradigmático de todo lo que ocurre en este país, otrora mágico, y hoy pestilente. Tenemos una ley que permite abortar a toda embarazada cuyo estado conlleve un peligro para su salud psíquica, lo que equivale a permitir que aborte toda la que quiera hacerlo. Si en España se practican "sólo" 100.000 abortos al año no es por los límites de la ley, que ya digo que en la práctica no existen, sino porque no todas las mujeres creen tener el derecho a disponer de las vidas que en su cuerpo germinen.

El PP nunca ha combatido esta ley. Se ha limitado, como siempre, a gestionar lo que antes impuso la izquierda. A lo más que llegó fue a apoyar a aquellos médicos que en la salud pública se niegan a practicar abortos por razones de conciencia.

El negro velo que, bajo la forma de consenso, tapaba las vergüenzas de esta infame norma desapareció cuando se supo que en España había clínicas abortistas en las que se practicaban abortos de seis y siete meses, lo que les exigía, dado el tamaño de los fetos, disponer de trituradoras de carne para deshacerse de los restos. Como lo que tienen en la avanzada Europa son "razonables" leyes de plazos, que impiden abortar cuando la gestación está muy avanzada, a España acuden todas las embarazadas europeas que, queriendo abortar, han perdido el tren y ya no pueden hacerlo legalmente en sus países.

A la vista de ello, el Gobierno del PSOE ha hecho lo que cabe esperar de personas de su ideología: promover la reforma de nuestra ley para convertirla en una ley de plazos, como la que tienen en todo el Occidente "civilizado". Naturalmente, ello ha abierto una competición en la izquierda para ver quién propone el plazo más avanzado. Llamazares ha puesto el listón en seis meses. No ha dicho si las trituradoras las pagará el Estado.

¿Y el PP, qué dice? Se ha puesto a defender la ley vigente, una tan vergonzosa que hasta los socialistas, que la engendraron, reniegan de ella. Deberían defender en lo que se pueda al pobre nasciturus . Si no tienen el valor de pedir la vuelta a la penalización del aborto, al menos podrían defenderlo a la gallardona, apoyando una ley de plazos en la que se fije uno breve. Y, en todo caso, deberían exigir la reforma previa de la Constitución, pues ésta, como dijo el Tribunal Constitucional, por amparar el derecho a la vida sin excepciones, no permite una ley de plazos. De hecho, nuestra actual ley es el coladero que es porque, para evitar su inconstitucionalidad, se recurrió a la ficción de permitir el aborto cuando entrara en supuesto conflicto el derecho a la vida de la madre con el del feto.

El aborto es un crimen. No importa que esté despenalizado. No importa que los poderes públicos lo amparen. No importa que las campañas oficiales lo estimulen. Que la izquierda no lo vea así, no es novedad que deba maravillarnos. Lo triste es que los políticos de la derecha no se atrevan a presentar leyes que combatan esta barbarie. Quizá, recurrir nuevamente al Código Penal, que es lo que siempre hace la izquierda cuando quiere combatir lo que no le gusta, no sea la mejor solución. Pero al menos podrían hacer un esfuerzo de imaginación y proponer políticas que, estando encaminadas esencialmente a reducir esta negra estadística, puedan concitar un consenso mayoritario en la sociedad española. 100.000 vidas al año merecen el esfuerzo.

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Por qué no es posible una ley de plazos

JULIO BANACLOCHE, Catedrático del Derecho Profesional de la UCM

ABC.com, Domingo, 07-09-08

En el tratamiento jurídico del drama del aborto, por más que se hable eufemísticamente de «interrumpir el embarazo» (como un mero proceso sin materia), o de regular el «derecho a la salud reproductiva de la madre» (como si sólo ella fuera la protagonista), existe una realidad que el Derecho nunca podrá obviar: que con él se pone fin a una vida humana. En gestación, intrauterina o dependiente, pero vida y humana; dos valores objeto de la máxima protección jurídica. Así lo dijo el Tribunal Constitucional en la hasta ahora única sentencia en que aborda directamente la cuestión, la 53/1985, de 11 de abril: «Si la Constitución protege la vida con la relevancia a que antes se ha hecho mención, no puede desprotegerla en aquella etapa de su proceso que no sólo es condición para la vida independiente del claustro materno, sino que es también un momento del desarrollo de la vida misma; por lo que ha de concluirse que la vida del nasciturus, en cuanto éste encarna un valor fundamental -la vida humana- garantizado en el artículo 15 de la Constitución, constituye un bien jurídico cuya protección encuentra en dicho precepto fundamento constitucional».

El problema de cualquier ley de plazos es que el valor jurídico que en ella se le da a la vida humana del feto es nulo. En ella, la simple voluntad de la madre basta para acabar con la vida de su hijo. Sin equilibrios. Sin causas justificativas. Sin conflictos entre derechos. Y eso ya ha dicho el TC en la sentencia antes citada que no es conforme a la Constitución: «Los derechos de la mujer no pueden tener primacía absoluta sobre la vida del nasciturus, dado que dicha prevalencia supone la desaparición, en todo caso, de un bien no sólo constitucionalmente protegido, sino que encarna un valor central del ordenamiento constitucional».

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¿Es moralmente lícito el diagnóstico prenatal?

Esteban Rodríguez Martín *

Sobre los aspectos éticos del diagnóstico prenatal y los médicos

Fuente: Catholic.net


¿Es moralmente lícito el diagnóstico prenatal?

Si el diagnóstico prenatal respeta la vida e integridad del embrión y del feto humano y si se orienta hacia su custodia o hacia su curación, la respuesta es afirmativa. El diagnóstico prenatal puede dar a conocer las condiciones del embrión o del feto cuando todavia está en el seno materno; y permite o consiente prever, más precozmente y con mayor eficacia, algunas intervenciones terapéuticas, medicas o quirúrgicas.

Ese diagnóstico es lícito si los métodos utilizados, con el consentimiento de los padres, debidamente informados, salvaguradan la vida y la integridad del embrión y su madre, sin exponerles a riesgos desproporcionados. Pero se opondrá a la ley moral cuando contempla la posibilidad, en dependencia de los resultados, de provocar un aborto: un diagnóstico que que atestigua la existencia de una malformación o una enfermedad hereditaria no debe equivaler a una sentencia de muerte. Por consiguiente, la mujer que solicitase un diagnostico con la debida intención de de proceder al aborto en el caso de que se confirmase una la existencia de una malformación o anomalia, cometeria una acción gravemente ilícita. igualmente obraria de modo contrario a la moral, el conyuge, los parientes o cualquier otra persona que aconsejase o impusiese el diagnóstico a la gestante con el mismo propósito de llegar en su caso al aborto. También será responsable de cooperación ilícita el especialista que, al hacer el diagnóstico, contribuyese voluntariamente a establecer o favorecer la concatenación entre diagnóstico prenatal y aborto.

Por último, se debe condenar, como violación del derecho a la vidade quién ha de nacer y como trangresión de los prioritarios derechos y deberes de los conyuges, una directriz o un programa de las autoridades civiles y sanitarias, o de organizaciones científicas, que favoreciese de cualquier modo la conexión entre diagnóstico prenatal y aborto, o que incluso indujese a las mujeres gestantes a someterse a diagnóstico prenatal planificado, con objeto de eliminar los fetos portadores de malformaciones o enfermedades hereditarias.

Comentario

Lo cierto es que hoy por hoy son muy escasos los diagnósticos prenatales en los que existen posibilidades terapéuticas intrautero o al nacimiento.

La mayoria de los Ginecólogos que hacen diagnóstico prenatal, toman la actitud de Poncio Pilato. No intentan defender al inocente, sino que lo dejan a su suerte, para que sus padres, presa del miedo a tener un hijo enfermo o malformado decidan su condena o su salvación. La mayoria de los padres se deján llevar por lo que la mayoria social entiende, alegando una falsa humanidad para el aborto eugenésico, como un mal menor. Aunque Poncio Pilato aparentemente se comportó como un democrata delegando su responsabilidad en la mayoria, el pueblo, su actuación es moralmente reprobable, pues a sabiendas de la inocencia de Cristo, permitió su crucifixión. Sin embargo Pilatos fue necesario, en los planes de Dios, para la redención del hombre. Todos los abortos cometidos bajo la justificación del diagnostico pernatal( cerca de 3000 en 2006 en España) quizá estuvieran en los planes de Dios, para conseguir una reacción en los Ginecólogos y la sociedad, que está por venir. Para que esta reacción tenga exito es preciso despertar la conciencia de estos.

El hecho de que:

1: La mayoría de los diagnósticos prenatales, lo son de enfermedades incurables.
2: La estrategia está diseñada para hacer el diagnóstico antes del límite legal para el aborto (20 semanas)
3: Un gran numero de padres optan por el aborto eugénesico ante un diagnostico prenatal.
4: La legislación Española condiciona al Ginecologo para sugerir o informar de la posibilidad del aborto ante diagnóstico prenatal adverso antes de la semana 22.

Convierten al Ginecólogo, católico o no, en cooperador ilicíto, pues al tener que realizar el diagnostico antes de la semana 22 está obligado ,a veces en contra de su voluntad, a establecer o favorecer la concatenación entre diagnóstico prenatal y aborto. Estando penado con excomunión latae sententiae en el derecho canonónico, pues esta afecta también a, " aquellos cómplices sin cuya cooperación el delito no se hubiera producido" (Evangelium Vitae. JP-II)

Por tanto cabe cuestionarse la intencionalidad de hacer diagnósticos antes de la semana 22, y por ende la moralidad de estos, ya que bajo estos condicionantes la perspectiva del aborto es inevitable.

Tambien es una evidencia que la ecografia, aunque no comporta riesgos ni para medre ni hijo, tiene una fiabilidad media en semana 20 del 56% (según se aclara en documento de consentimiento informado del Hospital punta de Europa) mientras que la capacidad de detección de esta tecnica se acerca al 90% al termino de la gestación (según el tratado de ginecologia, obstetricia y medicina de la reporodución humana de la SEGO). Por tanto es una técnica poco fiable y a menudo diagnósticos desfavorables dan lugar al nacimiento de bebes sanos y viceversa.

Se pone en conflicto al Ginecologo católico, cuando es obligado a hacer diagnósticos antes de la semana 22, sobre todo si es consciente que hacer el diagnóstico en esa fecha puede suponer la concatenación con el aborto. Estaria libre de culpa si los Padres, antes de hacer el diagnóstico ecográfico en semana 20, se comprometieran por escrito a no optar por el aborto en caso de diagnóstico desfavorable, o si el diagnostico se hiciese cuando el aborto ya no fuese posible legalmente. Por el contrario si sabe que los padres decidiran el aborto tras el diagnostico estará cooperando en el, aunque se "lave las manos".

Por otro lado Juan Pablo II en Junio de 2001 ante el congreso internacional de obstetras y ginecólogos católicos se dirigio a estos diciendo:

"El conflicto entre la presión social y las exigencias de una conciencia recta puede llevar al dilema de abandonar la profesión médica o ir contra las propias conviciones. Frente a esta tensión, debemos recordar que existe un camino intermedio que se abre ante los profesionales católicos de la salud que son fieles a su conciencia. Es el camino de la objeción de conciencia, que debe ser respetado por todos y, de modo especial, por los legisladores".

* El doctor Esteban Rodríguez Martín, médico especialista del Área del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital de Algeciras, se ha convertido en el primer ginecólogo en objetar en conciencia al diagnóstico prenatal.

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"Comparable con nada"

Rafael Ordóñez (ginecólogo y periodista)

 

“Ser madre es algo maravilloso que no tiene comparación con nada” (C. Chacón)

La Opinión de Málaga. 26-05-08.
Parió justo cuando mi anterior artículo estaba en el kiosco y me dejó colgado. Pero ahora me ha dado otra vez motivo y razón para escribir. Más de treinta años dedicado a esta bendita profesión de ver, esperar y actuar, por ese orden, en el acto humano más sublime de todos: dar a luz, me da vela en el coro de grillos literarios que cantan y cuentan sobre el feliz parto de la ministra. Así es, parió la señora Chacón, y ha parido bien. Un parto eutócico, bien llevado, bien dirigido y mejor acabado. Yo le había pronosticado una cesárea, por aquello de primípara tardía, madre estresada, insuficiente preparación psicoemocional y algo más. Pero he aquí, que el hijo vino en ayuda de la madre. Con un peso de 2800 gramos ha pasado el caballero con gallardía todos los estrechos, habidos y por haber, que la anatomía materna pone en el camino hacia la luz. Bien está lo que bien acaba y cuánto me alegro. Primero, por el muchachito y después por sus padres. Y también por mí. Por poder escribir un lunes de mayo sobre algo óptimo, por poder hacer un artículo entusiástico, por saber que la vida se impone más allá de la molicie y la estulticia imperantes y por escuchar de labios de la señora Chacón que no hay nada comparable a ser madre, nada parecido. En eso estamos de acuerdo, ministra. Yo, por razones obvias, no he sido madre, pero sí he estado centenares de veces junto a mujeres en ese instante, en ese tránsito en el que pasan de ser eso, mujeres, a ser madres, y doy fe. ¿Se lo esperaba, ministra? Es más, señora, ser madre es no sólo incomparable, sino más, más que todo. La condición de madre es anterior y primigenia a cualquier otra condición o faceta de la mujer. Y por eso una sociedad culta, civilizada y progresiva tiene la ineludible obligación de defender, amparar, proteger, animar y mimar a las mujeres embarazadas. Usted, señora, es ahora, y para siempre, madre antes que nada. Naturalmente que hay que tratar de conciliar la maternidad con cualquier otra actividad de la mujer. Pero lo primero es lo primero. Usted, ahora, ya lo sabe.

Por eso, su embarazo, señora, tuvo para mí algunos peros. Y es que hacerse más de veinte mil kilómetros en avión, dando saltos por Afganistán y el Líbano, con una gestación de más de ocho meses fue algo, cuando menos, imprudente. De hecho, tuvo usted que irse con un soporte médico de ginecólogo, pediatra y anestesista colgados del bies de su falda. Sabe usted que en la aviación comercial al uso no la hubieran dejado viajar. Así pues, dígale a su colega de gabinete, a la señora de la Vega, que no diga más la simpleza de que es usted un símbolo de no sé qué. Usted es, como tantas otras felices madres, un símbolo de una mujer realizada en lo más hondo de su ser. Ni más ni menos. Pero las embarazadas españolas no tienen que imitarle en esos sus traslados aéreos finigestacionales. El parto es un acontecimiento físico, psíquico y emocional de primerísimo orden. Y hay que prepararse. No es conveniente, no es prudente y, por supuesto, no tiene nada de progresista estar trabajando hasta el último momento. ¿Por qué no influye usted ahora para que la baja maternal se amplíe y sea obligatoria cogerla, al menos tres o cuatro semanas antes del parto? Eso sí es ser progresista y trabajar por las mujeres.

Y otra cosa, señora. A estas horas habrá ya comprobado que su hijo, en estos momentos, sólo le necesita a usted. El papel del padre, imprescindible, llega más tarde. ¿Por qué la bobada de la baja paternal? ¿Por qué baja maternal o paternal? Siempre baja maternal, amplia y generosa, a la que se puede sumar la del padre, pero nunca intercambiarla. Su hijo no quiere eso ahora. Le quiere a usted.

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Jorge Loring S.J.

Publicado en Hispanidad (www.hispanidad.com), 18 julio 2008

Sr. Director:

Está sobre el tapete la legalización del aborto. Esto es una monstruosidad. Nadie con el más mínimo sentido de la justicia puede defender que sea justo condenar a muerte a una persona inocente. Pues el niño no-nacido es tan persona humana como un adulto.

De la unión del óvulo con el espermatozoide nace un nuevo ser humano, una célula diferente con doble herencia: 23 cromosomas del padre y 23 de la madre. Los médicos afirman que el nuevo ser humano empieza en la concepción.

El Dr. Jerónimo Lejeune, uno de los más brillantes investigadores franceses, Catedrático de Genética en la Universidad de la Sorbona de París, y Director del Centro Nacional de Investigación Científica, que cuenta en su haber profesional con los más importantes premios científicos, y es miembro de las Academias de Ciencia de Suecia, Inglaterra y Estados Unidos, dice: «Esta primera célula, resultado de la concepción, es ya un ser humano». Tiene los 46 cromosomas propios de la especie humana.

En otra ocasión dijo: «Aceptar que después de la concepción un nuevo ser humano ha empezado a existir, no es ya cuestión de gusto o de opinión, sino una evidencia experimental».

Lo mismo se decía en una de las conclusiones de la Conferencia Internacional sobre el Aborto, celebrada en Washington donde participaron expertos en varios campos de la Medicina.

El Dr. Ángelo Serra, de la Universidad Gemelli de Roma dice: «Con la fusión de los dos gametos, un nuevo ser humano comienza su propia existencia».

El Profesor Juan Ramón Lacadena, Catedrático de Genética de la Universidad Complutense de Madrid, en el Primer Congreso Internacional de Bioética de España, dijo que «la nueva vida comienza en el momento en que el espermatozoide entra en el óvulo».

El Dr. José Hernández Yago, Presidente de la Sociedad Valenciana de Bioética, ha dicho que el descubrimiento del genoma humano demuestra «inequívocamente que en el momento de la fecundación del óvulo por el espermatozoide surge un ser humano con todo el genoma completo».

El biólogo Jean Rostand afirma: «La individualidad humana comienza en el momento de la concepción».

El Dr. Ramiro Rivera, Presidente del Consejo General de los Colegios Médicos de España, dice: «Para un médico es indiscutible que desde el momento de la fecundación tenemos un nuevo ser humano».

La Dra. Natalia López Moratalla, Catedrática de Biología, dice: «El cigoto, fruto de la fecundación, es una realidad nueva, un ser humano con todas las características de quien inicia su primer día de vida. Ya está completada la constitución de un individuo humano, de una persona».

El Dr. D. José Botella, Presidente de la Real Academia de Medicina y Catedrático de Ginecología en la Universidad Complutense de Madrid, en un artículo titulado ‘El derecho a nacer", publicado en el diario YA, dice que la individualidad humana depende del código genético, y este código genético queda constituido en el momento de la concepción, siendo propio del nuevo ser, distinto de los códigos paterno y materno.

Es decir, que el nuevo ser es un individuo desde el momento de la concepción, y por lo tanto está amparado por los derechos humanos. Eliminarlo es eliminar a un hombre: un homicidio.

Un hombre, que además del derecho que tiene a la vida, lleva en sí el derecho a vivir de toda una cadena de otros posibles seres humanos en el futuro, entre los que puede haber genios, artistas, sabios y santos.

El 15 de febrero de 1979 el periódico YA, publicó un documento del Colegio Oficial de Médicos, donde dice que: «Desde el punto de vista científico la vida comienza en el momento de la concepción».

El Profesor Kastler, Premio Nobel, dice: «La vida humana comienza en la concepción, en el momento de la fusión del espermatozoide y el óvulo».

«Producir un aborto es matar a un ser humano» (Dr. Zamorano Sanabria, Catedrático de Embriología de la Universidad Complutense de Madrid). El Dr. José Antonio Abrisqueta, Jefe de la Unidad de Genética Humana del Centro de Investigaciones Biológicas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid, afirma: «Ningún científico dudaría en afirmar que la vida humana empieza en el momento de la concepción». «La biología contemporánea impone que el embrión humano es un individuo estrictamente determinado, con un potencial genético propio, desde el instante de la concepción». «Ningún biólogo duda hoy en día que en el momento mismo de la reunión de los gametos, se ha engendrado ya no sólo una vida nueva e independiente, sino además una individualidad inédita».

El profesor Herranz, Catedrático de Histología y Embriología General de la Universidad de Navarra, ha dicho: «El embrión humano es un ser humano, tiene vida humana. Su DNA es el mismo que tendrá toda su vida».

En un congreso de científicos de las universidades de Roma, celebrado en la universidad La Sapienza, el 2 de febrero del 2002, se llegó a la conclusión de tratar al embrión como paciente, con los mismos derechos de cualquier paciente, pues es un individuo totalmente humano.

En Estados Unidos se ha firmado una ley sobre los derechos a vivir del feto, pues considera al nasciturus (el que va a nacer) como miembro de la especie humana, cualquiera que sea el nivel de su desarrollo.

Como la vida de una persona comienza con la concepción, el aborto provocado es un crimen. El Concilio Vaticano II lo llama: «crimen abominable». Es un asesinato de lo más cruel y cobarde, pues el asesinado es un ser inocente e indefenso que no puede huir, ni siquiera gritar para protestar de la injusticia que se comete con él.

Las generaciones del futuro no comprenderán que en nuestro tiempo se permita a las madres que maten a sus hijos. Nos llamarán «generación asesina».

Los abortistas se molestan si se les llama asesinos; pero, ¿qué otro nombre podemos dar a los que han condenado a muerte a cuarenta millones de seres inocentes?

Y añaden: «La Iglesia es cruel, porque a los que cargan con el trauma de haber abortado, les añade el trauma de la excomunión».

Este razonamiento es absurdo. Sería como querer quitar la policía para no preocupar a los terroristas. Defender a los abortistas es como defender a los terroristas que matan, y despreocuparse de las víctimas.

Permitir el aborto para evitar el peligro de las mujeres que abortan clandestinamente es lo mismo que permitir los asesinatos para no poner en peligro la vida de los asesinos.

Pero además el aborto es ilícito incluso en el caso de duda. Si me dan un paquete para que lo tire al mar diciéndome que es un gato muerto, pero yo sospecho que es un niño vivo, no puedo tirarlo al mar, antes de salir de la duda. Y si lo hago sin estar seguro de que no es un niño vivo, y resulta que lo es, soy responsable de un homicidio.

¿Y quién puede estar seguro afirmando lo contrario de lo que los médicos confirman?

Dios ha dispuesto que los primeros días del ser humano se desarrollen dentro del seno de la madre para proteger su vida.

Esto para algunos seres, en lugar de ser una defensa resulta un riesgo, pues madres que no se atreverían a asesinar a su hijo de dos años, se atreven a hacerlo si sólo lleva pocos meses en su seno.

Estas madres traicionan la misión que Dios les ha confiado. Esto no lo hacen ni las fieras. Todos los animales defienden a sus crías. La crueldad de una madre matando a su hijo no tiene parangón. Ese hijo es la persona que más la va a querer. Ningún hijo haría lo mismo con su madre. Si alguno lo hiciera diríamos que es un monstruo. ¿Qué calificativo merecen las madres abortistas?

El que en algunas naciones el aborto no esté penalizado por la ley, no lo convierte en moral. Las normas morales absolutas son independientes de la voluntad de los hombres.

La ley de Dios prohíbe el aborto, y ninguna ley hecha por el hombre puede hacer lícita la muerte de un inocente. La ley universal de Dios obliga también a los no creyentes. El no matar, el no robar, el no fornicar, el no calumniar, etc. es para todo el mundo, y no sólo para los creyentes.

Aunque en una nación se legislara lícita la calumnia, no por eso la calumnia dejaría de ser una injusticia.

«Nadie pude autorizar la muerte de un inocente, sea embrión, feto, enfermo o anciano, sin cometer, por ello un crimen de extrema gravedad».

Biológicamente no hay diferencia entre matar un embrión humano de veinticuatro horas o un niño de veinticuatro meses .

El Papa Juan Pablo II, dijo en Madrid el 2 de noviembre de 1982: «Nunca se puede legitimar condenar a muerte a un inocente».

La Comisión Permanente del Episcopado Español, dijo el 5 de febrero de 1983: «La despenalización del aborto nos parece gravemente injusta y del todo inaceptable. »Ningún católico podrá en conciencia colaborar en la realización del aborto... Lo que hoy se llama interrupción voluntaria del embarazo, no podrá escapar a la calificación moral de homicidio».

Querer despenalizar el aborto criminal porque son muchas las mujeres que lo practican, es una aberración. En ese caso, habría que permitir los robos y los atracos cuando son frecuentes.

La despenalización del aborto lleva a que se realicen monstruosidades, como cubos de basura llenos de fetos humanos, o aquel ginecólogo que alimentaba a su perro con lo fetos que obtenía de los abortos que practicaba a las mujeres que acudían a su clínica.

Estos asesinatos de seres humanos inocentes se ha generalizado en nuestra sociedad de un modo aterrador.

Según el informe del fiscal del Tribunal Supremo sobre la delincuencia, en España se dan al año trescientos mil abortos provocados. Desde 1987 se han producido en España medio millón de abortos.

Es una hipocresía defender como política de partido las libertades democráticas de la persona humana, y luego defender el aborto, privando del derecho a la vida a una persona inocente, aprovechándose que no puede defenderse, ni siquiera protestar.

Si hay leyes civiles que conceden al niño no nacido el derecho a una herencia, ¿cómo otras leyes civiles le niegan el derecho a la vida?

Es curioso que muchos que están contra la pena de muerte por el peligro de que se condene a muerte a un inocente después están a favor del aborto donde siempre se condena a muerte a seres inocentes.

¿Qué podemos esperar de una sociedad que permite asesinar a niños no nacidos, por egoísmo de los mayores?¿Qué valores van a respetar los que no respetan el derecho a vivir de sus hijos inocentes?

¿Qué sentido tiene hablar de derechos humanos y negar el derecho a vivir a seres humanos inocentes? El derecho a la vida es el primero de los derechos humanos. Nadie con sentido común puede defender que sea lícito condenar a muerte a una persona inocente.

Como dice el cardenal arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, la práctica del aborto provocado es una derrota de los legisladores que deben defender a las personas inocentes, es una derrota de los médicos que reniegan de su juramento de defender la vida humana, y sobre todo es una derrota de las madres que asesinan a sus hijos a quienes ellas dieron la vida.

El Papa Juan Pablo II dijo en Polonia el 4 de junio de 1991: «Ningún gobierno tiene derecho a autorizar la muerte de seres humanos inocentes».

No todo lo legal es moral.

Ni es bueno todo lo que no esté prohibido por la ley.

El Arzobispo de Sevilla Monseñor Amigo dijo que es muy triste que el seno de una madre en lugar de ser un nido acogedor se convierta en un patíbulo para su hijo.

D. Antonio Montero, Arzobispo de Mérida-Badajoz, dijo a los políticos que defendían el aborto que ellos podían hacerlo hoy porque sus madres no pensaban como ellos, pues de haber sido así ellos al nacer hubieran ido al cubo de la basura.

Monseñor Juan José Asenjo, Secretario de la Conferencia Episcopal Española, en una entrevista que le publicó ABC de Madrid dijo que hablar del derecho de las madres al aborto es una monstruosidad. Sería como si los terroristas pidieran una ley que les autorizase a los coches-bomba y tiros en la nuca.

Es curioso que muchos ecologistas son abortistas. Defienden a las plantas y a los pajaritos, y no les importa asesinar seres humanos.

Un párroco de La Rioja fue multado por retirar de la torre de su iglesia unos huevos de cigüeña; pero no se castiga a la madre que mata a su hijo.

Y es que, como dice monseñor Bira, Obispo de La Rioja, «el feto humano no es especie protegida».

Monseñor Gea, Obispo de Mondoñedo, ha publicado una pastoral titulada El hombre, especie no protegida. Dice entre otras cosas:

«Está muy bien que se multe a quienes destruyen nidos de cigüeñas o de águilas reales. Lo que es un contrasentido es que no se castigue también a quienes destruyen vidas humanas. ¿Es que el que destruye vidas humanas inocentes en el seno de su madre, es menos asesino que el terrorista que pone un coche bomba? ¿Qué dirían los políticos que defienden el aborto por angustia de la madre, si nos negáramos a pagar tributos exagerados por las angustias que esto nos produce?».

Si se permite quitar la vida de un ser humano inocente, ¿qué otra cosa más grave se puede a prohibir?

 Defender el aborto criminal como un derecho de la mujer, es como defender la libertad del asesino para matar, y olvidarse del derecho que tiene la víctima a vivir.

¿Y si se trata de un embarazo por violación?

La situación de una muchacha embarazada por violación es triste, pero esto no justifica el aborto. ¿Qué culpa tiene el hijo? ¿Por qué se le va a condenar a muerte a él? Si hay que castigar a alguien, es al violador. No va el hijo a pagar con su vida la culpa de su padre. La honra de la madre no justifica el derecho a matar a su hijo. Si es un hijo no deseado, que lo entregue en adopción, pero matarlo es un crimen.

Eso de que la madre puede disponer de la vida de su hijo es una monstruosidad. La madre tiene obligación de que su hijo viva, y si es culpable de su muerte, nadie le quitará ese remordimiento.

El aborto puede quedar impune ante la ley, pero no ante la conciencia; el remordimiento no la dejará dormir tranquila.

Así me lo aseguraba una chica que se despertaba sobresaltada por las noches, mucho tiempo después de haber practicado el aborto, por el remordimiento de haber asesinado al hijo de sus entrañas. Me decía: «Padre, a veces me despierto viendo a mi hijo a quien asesiné».

Decía el Dr. Wilke: «Es más fácil sacar un bebé del útero de una mujer que de su conciencia».

«Todo confesor experimentado sabe que el aborto es un pecado que muchas mujeres no se perdonan a sí mismas, ni siquiera después de haber sido perdonadas por Dios. Los médicos y los psiquiatras saben también hasta qué punto las mujeres que han abortado voluntariamente sufren traumas psíquicos».

El doctor D. Antonio Peco, ginecólogo, con treinta años de profesión en la Seguridad Social y en su clínica privada, me habló del trauma psíquico que sobreviene después del aborto:

a) Remordimientos de conciencia por haber asesinado a su propio hijo.

b) Mujeres que tenían uno o dos hijos y abortaron al que venía de camino.

Después perdieron uno o los dos hijos, y viven desesperadas, pues ya es tarde para encargar otro.

c) Matrimonios que no tienen valor de mirarse a la cara después de haber abortado, y terminan rompiendo definitivamente.

d) Padres que ayudan a sus hijas a abortar, y después terminan odiándose mutuamente.

Con razón los psicólogos austríacos reconocen gran cantidad de neurosis y depresiones en mujeres que han abortado voluntariamente.

El Dr. Henry P. David, profesor de Psicología de la Universidad de Maryland de Baltimore (U.S.A.) dice: «El 64% de las mujeres a las que se ha realizado el aborto fueron ingresadas en hospitales psiquiátricos».

Tampoco es admisible el aborto ante el peligro de que el niño pueda nacer subnormal. ¿Es que los enfermos no tienen derecho a vivir? ¿Es que vamos matar a todos los enfermos? ¿Es que la solución de las enfermedades es matar a los enfermos? Esto sería muy cómodo y barato. Se acabarían los problemas de la Seguridad Social. Pero nada puede justificar condenar a muerte a una persona inocente. Aparte de que esas predicciones de subnormalidad en los todavía no nacidos se presta a enormes errores. Así ocurrió cuando la nube tóxica de Seveso (Italia), que recomendaron a las madres embarazadas que abortaran ante el peligro de tener hijos subnormales, y luego resultó que las cuatrocientas madres que no quisieron abortar tuvieron hijos perfectamente sanos.

Lo mismo ocurrió en España con las embarazadas enfermas del aceite de colza, a quienes se les recomendó el aborto ante el peligro de tener niños anormales. Luego resultó, según el Dr. Zamarriego, Presidente del Consejo del Plan Nacional de Prevención de la Subnormalidad, que de cuatrocientos cincuenta partos de mujeres afectadas por el síndrome tóxico, ninguno de los nacidos ha presentado malformaciones. Si se hubiera hecho caso a las predicciones, se habrían cometido cuatrocientos cincuenta asesinatos de niños inocentes.

El Dr. López Ibor denuncia el caso de una mujer a quien habían aconsejado abortar porque iba a tener un hijo deforme. Él la disuadió del aborto, y al año se le presentó ella con un niño precioso y perfecto.

Una señora italiana, Marisa Ferrante, al cuarto mes de embarazo, el ginecólogo le recomendó que abortase pues iba a dar a luz una niña con malformaciones: un auténtico monstruo. Ella no quiso abortar, y cuando su «monstruo» cumplió veinte años, fue elegida «Miss Italia, 1995».

También es inadmisible el aborto por peligro de la madre, psíquico o físico.

Es posible que el niño no deseado sea un trauma psíquico para la madre; pero mucho peor es el trauma que va a tener por haber asesinado a su hijo, como se deduce de una larga experiencia.

Lo de que el niño pueda ser un peligro para la salud de la madre es algo que ya ha sido superado. Con los avances de la Medicina, esto ya no se da.

El Dr. Cruz Hermida, Jefe del Servicio de Ginecología de la Cruz Roja de España dice: «En mis treinta años de ejercicio profesional nunca se me ha presentado el dilema entre la vida de la madre y del hijo».

Dice el Dr. Horno, Jefe de Maternidad de la Seguridad Social de Zaragoza: «En los 65.000 casos que llevo atendidos en mi Departamento nunca se ha dado una situación que haya obligado a plantear esa necesidad, puesto que hoy existen medios técnicos suficientes para dar soluciones satisfactorias, tanto para la vida de la madre como para la del hijo».

Un día recibí una carta por INTERNET en la que me preguntaban sobre el peligro para la madre en casos de fetos ectópicos (fuera del útero).

Le pregunté al Dr. Fernando Muñoz Ferrer, conocido ginecólogo en Cádiz, que ha sido Jefe del Servicio de Obstetricia y Ginecología de la Residencia de la Seguridad de Cádiz, y me dijo lo siguiente: «El feto ectópico no es viable. Por lo tanto lo que se extrae ya está muerto. Y esta extracción no supone ningún peligro para la madre, si la operación se hace a tiempo». Si se ve que el feto ectópico está vivo, se puede hacer la operación Wallace que consiste en trasladar el feto del sitio anormal en que se encuentra anidado a su sitio normal en el útero o matriz para que alcance allí su normal desarrollo.

En el aborto procurado peca, además de la madre, quien lo realiza, quien colabora y quien lo aconseja. El Vaticano recuerda a los operadores sanitarios que tienen una obligación grave a presentar objeción de conciencia en el caso de legislaciones abortistas.

Quien practica el aborto queda excomulgado. Esta excomunión es automática (se llama «latae sententiae») al consumarse el aborto. Dice el Código de Derecho Canónico: «Quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión». Lo mismo todos los que colaboren a él de modo eficaz y voluntariamente. Es decir «si el delito no se hubiera cometido sin su colaboración».

La excomunión es la pena canónica que la Iglesia impone a ciertos pecados muy graves para que no se cometan. Consiste en que al excomulgado se le prohíben todos los sacramentos menos el de la confesión. «No obstante, no caen en la excomunión cuando se dan las circunstancias que eximen de cualquier pena. En concreto, no incurren en penas eclesiásticas los menores de dieciocho años, quienes sin culpa desconocen que infringen esa ley, o los que lo realizan por miedo grave o con el fin de evitar un grave perjuicio».

jorgeloring@gmail.com

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Ecología humana
Max Silva Abbott

Resulta curioso que mientras asistimos a un despertar ecológico que incluso reduce al hombre a un animal más, él mismo se encuentre al margen de dicha ecología, al menos respecto de algunas de sus conductas

Me explico: durante el siglo XX ha existido una verdadera revolución en cuanto al modo de mirar la naturaleza. Ésta ya no es un simple objeto a manipular libre e impunemente, una mera “res extensa”, en la terminología de Descartes. No sólo porque es limitada, sino además, porque posee un orden, una manera de ser que explica su estructura; un sentido que la hace tener tal o cual organización. A tal punto es importante este redescubrimiento (ya los griegos aludían a esto con la noción de “Kosmos”), que dicho orden obliga, o si se prefiere, tiene fuerza normativa. Esto significa que el hombre no debe –pero puede– comportarse a su respecto de cualquier manera, puesto que ello produce un daño, un desequilibrio ecológico, que a la postre lo perjudica a él mismo.

Por otro lado, algunos movimientos ecologistas extremos, han pretendido ignorar las diferencias entre el hombre y el resto de la naturaleza. Esto se ha intentado por dos vías, principalmente: o rebajar la condición humana a la de un mero animal, o mediante una “antropomorfización” de la naturaleza, esto es, aplicándole criterios humanos (de donde surgen los “derechos” de los animales, por ejemplo). De este modo, el hombre es considerado sólo una parte más de la naturaleza, al mismo nivel de animales, plantas o incluso seres inertes.
Pues bien, la paradoja (y en realidad, abierta contradicción) es que mientras se pone el grito en el cielo por el desorden ecológico del cual el hombre es responsable, sosteniendo que este orden es un límite a la libertad humana en razón de una especie de “bien común ecológico”, y además, considerando al hombre sólo como una especie más entre tantas, él mismo no tenga límites a su comportamiento, o si se prefiere, que pueda hacer lo que le plazca a su respecto, y no se vea afectado por ello.

Dicho de otro modo: se da la paradoja que todo tiene un orden ecológico, una cierta manera de ser, que hace que sufra tales o cuales efectos dependiendo de qué se haga a su respecto, salvo el hombre mismo, quien pareciera gozar de una curiosa invulnerabilidad, pudiendo por ello, hacer lo que quiera consigo mismo o con los demás. En el fondo, que no existe una “ecología humana”, lo que desde antiguo ha sido llamado “ley natural”. La ley natural apunta precisamente a esto: a que somos limitados, que tenemos una cierta estructura, una forma de ser tal, que no cualquier uso de la libertad es indiferente, tanto para otros como para nosotros mismos.

Ahora bien, llevado esto a los debates actuales, ¿es posible creer que una materia tan importante y delicada en el hombre como su sexualidad, no se verá trastocada de muchas maneras por una práctica tan poco “natural” como la introducción de la anticoncepción? Precisamente, la anticoncepción, que separa la sexualidad de la procreación (su fin natural) es la conducta más antiecológica que pudiera pensarse. Por eso la anticoncepción genera una serie de problemas (como el aborto o las enfermedades de transmisión sexual, por ejemplo), que no son otra cosa que una respuesta de la naturaleza ante este “desorden ecológico”, fruto de la manipulación de la sexualidad.

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La nueva campaña de los abortistas
Josep Miró i Ardevol
Presidente de E-cristians

23-05-08

Acostumbrados a la impunidad más absoluta, a que España fuera el único país de Occidente donde el aborto fuera libre, y que al amparo de esta brutalidad florecieran espléndidos negocios, ha bastado un primer choque con la justicia para que todo el lobby abortista se alarmara y pasara a presionar a quienes nos gobiernan. Esta, digamos, presión no les resulta difícil, porque en definitiva no se sabe donde empiezan unos y acaban los otros.

La nueva estrategia se dirige a buscar casos singulares de mujeres que hayan descubierto muy tarde la malformación del feto y superen las 22 semanas, que es el límite legal para abortar aquí bajo este supuesto, para mostrar la incongruencia de la legislación española, porque han de ir a Francia a abortar!

Hasta ahora han conseguido presentar con bombos y platillos dos casos: qué tremenda hipocresía. Miles de mujeres francesas están viniendo cada año a España para abortar, con los costes que esto significa, y ahora resulta que aquí es difícil y allí es fácil. Las cosas habían llegado a un extremo tal que algunas clínicas, claramente en el caso de Morín, tenían personal especializado para gestionar y atender las demandas en francés y en inglés junto con la correspondiente documentación en estas lenguas. Naturalmente, esto no se hace si no hay una clientela numerosa que lo necesite.

Ahora han descubierto otra forma de mostrar la desmesurada “presión” sobre las clínicas. Se han encontrado dos fetos en lugares públicos, la idea es mostrar que como es tan difícil abortar aquí -cosa que no es cierto pero sería una buena noticia-, que lo hacen por libre. De esta manera, intentan reemprender en pleno siglo XXI la leyenda negra de las miles y miles de mujeres que antes de aprobar la legislación sobre el aborto tenían que marchar a Londres. Después se vio que cuando lo podían hacer aquí, esta multitud se convertía en un puñado, y que solo con el paso de los años y la presión de los medios de comunicación y una política de fomento, sí se ha convertido en una verdadera avalancha.

En este sentido hay que subrayar que España es el país que ha tenido más éxito en el crecimiento del aborto. Es todo un récord. No es de extrañar porque el caso Morín, que sigue todavía vivo y coleando, va mostrando un entramado donde el primer proveedor de mujeres es la propia administración.

De las declaraciones de las mujeres interrogadas por la Guardia Civil se establece con toda claridad que en un gran número de casos, la mujer embarazada, en muchas ocasiones menores de edad, se dirige al Centro de Atención Primaria y es el propio médico del sistema público de sanidad quien automáticamente la dirige o bien a una de estas clínicas, las de Morín u otras, o bien, si no dispone de recursos, a la Asociación Salut i Familia que no es nada más que un montaje para canalizar recursos de las administraciones públicas a mujeres para que puedan abortar.

Lo más trágico del caso es que los médicos no intentan en ninguna medida presentar alguna reflexión, alguna alternativa al aborto, actúan como puros intermediarios. También prescinden de toda consideración sobre si aquel caso se adapta al supuesto legal, con lo cual están incurriendo como mínimo en una infracción de la ley por omisión de su deber. Es evidente que si en lugar de tratarse del aborto, el médico estuviera ante otro tipo de conducta presuntamente delictiva, se lo haría saber a la afectada. Ningún médico recomienda un traficante de droga por muy mal que se encuentre la persona a la que asiste porque estaría fomentando el delito.

Pero además de la colaboración necesaria de la sanidad pública, también intervienen los ayuntamientos. Sus servicios sociales desarrollan la misma función de agentes comerciales de las clínicas, y se ocupan de que el ayuntamiento pague el aborto en aquellos casos que la mujer no puede hacerlo. Por ejemplo, el caso concreto del Ayuntamiento de Cornellà que se gastó 1.000 euros para financiar un aborto en una de las clínicas de Morín.

En todo esto llama la atención que nunca los funcionarios y los poderes públicos dirijan a las embarazadas a un hospital, donde el aborto les resultaría gratuito. La razón es obvia. Saben que en los hospitales públicos solo podrán abortar aquellos casos que legalmente son muy claros. Es decir, la ínfima minoría, y por tanto la gran mayoría la derivan a los centros privados porque saben que allí no se exige prácticamente nada.

Esta red, obviamente, no funcionaba solo al servicio de Morín, sino del entramado de otras clínicas. Sus nombres, sin tratarse de un trabajo exhaustivo, aparecen citados en los expedientes. La clínica Aragón, la clínica Tutor Médica del Dr. Barambio, aparecen como lugares de referencia, pero a pesar de todo ello, todavía no se ha conseguido que la fiscalía de Barcelona se moleste en investigar tanta presunta irregularidad, tantos indicios de ella. Como tampoco se está consiguiendo –hasta el momento- que se abra el capítulo de responsabilidades de la administración pública sin cuya connivencia no hubiera sido posible tanto tinglado.

¿Alguien puede llegar a pensar que, si se tratara de otro tipo de delito, la Justicia directamente no habría obligado ya a abrir esta caja negra para ver que hay detrás de ella? Pero claro, esto va de abortos y ya se sabe que en España hay delitos políticamente correctos.

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Iniciativa Legislativa Popular en las Cortes de Castilla y León en contra del aborto

José Manuel Negro. 15-05-08

Ya era hora. Por fin los ciudadanos tienen voz en Las Cortes. Voz directa quiero decir. Sabemos que el Parlamento regional nos representaba a todos y que sentados en esos sillones, nuevos y de calidad,l os 82 procuradores de Castilla y León son la viva imagen de cada uno de nosotros.

Nos sentimos reflejados porque así lo dice la Constitución y el Estatuto de Autonomía, y porque no queda otra. Pero de repente 40.000 ciudadanos se ponen manos a la obra y consiguen hacer llegar a las Cortes Regionales una iniciativa legislativa popular. La fórmula, que hasta ahora acumulaba polvo y olvido en el reglamento de Las Cortes, se activa por primera vez en la historia y consigue pasar el primer trámite para convertirse en ley.

En contra del aborto


La iniciativa busca crear una red de apoyo a la mujer embarazada con el principal objetivo de disminuir el número de abortos. Ha sido el Foro Español de la Familia el que ha impulsado la recogida de firmas. El Partido Popular ya ha dicho que sí, que adelante, que hace suya la propuesta aunque introducirá enmiendas.

La futura ley tendría diez artículos y pedirá la creación de una red de apoyo a la mujer embarazada con un objetivo principal: disminuir el número de abortos. Al PSOE regional le cuadra menos el tema y cree que las medidas actuales son suficientes para evitar embarazos no deseados. Un día, si quieren, hablamos sobre el aborto, pero no era esa la cuestión del blog nuestro de cada día.

Tomar ejemplo

¿Y si los ciudadanos recogieran el ejemplo del Foro Español de la Familia y tomaran las Cortes a base de estas iniciativas? ¿Y si gracias a nuestras firmas- no hacen falta más que 20.000- lleváramos a Las Cortes temas de interés para todos? A eso se llama democracia participativa y, sin duda, es también una llamada de atención a los políticos para trabajar con los pies en el suelo, que no digo yo que no lo hagan; pero por si acaso se elevan demasiado aquí tienen este ejemplo.

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El aborto no es nunca solución
Fernando Pascual

www.mujernueva.org.

Cuando una mujer aborta lo hace por miedo, o por defender proyectos personales, o por un extraño rechazo hacia las responsabilidades ante la vida del hijo, o por otros motivos más o menos conscientes.

        La opción por el aborto se convierte en una marcha desesperada hacia una meta, acabar con la vida del bebé no nacido, porque la madre piensa que tal vez así solucionaría tantos problemas...

        Ese es uno de los más grandes engaños del aborto. Porque el corazón de cada hombre, de cada mujer, sabe que nunca un acto malo puede convertirse en la verdadera “solución” para algo. A lo sumo, “parece” terminar con un “problema”, ofrecer alguna ganancia (si “ganancia” puede ser llamado el acto con el que se elimina una vida humana).

        En realidad, el aborto no es nunca solución, sino sólo el inicio de un drama profundo que puede durar años y años en lo más íntimo de las conciencias.

        Las únicas “soluciones” que embellecen la vida humana son las que nacen del amor. Un amor que siempre acoge, defiende, cuida, da lo mejor de uno mismo al más débil, al más necesitado, al más frágil. Un amor que dice “sí” al hijo y a su existencia maravillosa. Un amor que encuentra energías para decir “no” a presiones miserables o a miedos profundos. Un amor que sabe asumir la propia responsabilidad y hacer todo lo humanamente posible en favor de la creatura que ha empezado a existir entre los hombres.

        La mejor alternativa al aborto está en una sociedad más madura y más buena. Una sociedad que eduque a los adolescentes y a los jóvenes en la hermosa virtud de la pureza. Una sociedad que nunca permita el desprecio hacia los enfermos o los débiles. Una sociedad que sepa garantizar la igual dignidad del hombre y de la mujer, del niño o del anciano, del no nacido y del que nace con graves defectos físicos, del rico o del pobre.

        Todos podemos hacer mucho para ayudar a la mujer embarazada a no dar un paso hacia ese aborto que produce tristezas tan profundas. Existen muchos medios para que su corazón materno se ensanche y viva en plenitud ese deseo que no puede ahogar: hacer el bien al más cercano, al más íntimo, al más inocente de entre los humanos: ese hijo que crece en sus entrañas gracias a la vida y a la esperanza de su madre.

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Mujer, derechos humanos y aborto
Fernando Pascual

Arcol.org

Los derechos humanos tienen su raíz y fundamento en la naturaleza humana. Basta con existir como hombre, como mujer, para que los derechos básicos de cada uno deban ser garantizados y tutelados por la sociedad.

Algunos, sin embargo, buscan caminos para manipular los derechos humanos. Sobre todo cuando piden que se garantice el “derecho” de la mujer a un aborto seguro y legal.

La simple definición del aborto nos hace ver que no puede ser visto nunca como un derecho humano.

¿Qué es el aborto? Es la eliminación de una vida humana en el seno materno. En otras palabras, es la supresión de una existencia que, en cuanto humana, merece ser protegida y tutelada.

Por eso se hace necesario un esfuerzo eficaz y continuo para que se garantice el derecho a la vida de los hijos antes de nacer. Muchos de esos hijos, vale la pena recordarlo, son mujeres. No tiene sentido decir que el aborto sería un derecho de la mujer cuando en realidad millones y millones de mujeres mueren, son asesinadas en el seno materno, por culpa del aborto.

Este año recordamos el 60 aniversario de la aprobación de los derechos humanos. Vale la pena cualquier esfuerzo cultural, social y político para que se respeten íntegramente esos derechos como fuente de justicia y como promoción de una convivencia humana solidaria y auténticamente respetuosa de todos.

ale la pena, sobre todo, garantizar la protección y asistencia a las madres y a sus hijos, para que ninguna mujer sea obligada o presionada a abortar, para que el embarazo y el parto cuenten siempre con una buena asistencia sanitaria y social.

fpa@arcol.org

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Aborto, derecho de la mujer
Margarita Fraga Iribarne


Cuando la política no sirve a la vida y defiende la muerte de inocentes, ¿no es degradación moral?. Cuando la dregadación moral se instala en el poder, ¿quién nos devolverá el sentido del bien y del mal?

Es admirable la rapidez y decisión del partido político ganador de las últimas elecciones democráticas celebradas en España. Envuelto en la clámide del triunfador, enarbola como cetro, la guadaña de la Muerte. "Españolas: os concederemos el derecho a matar a vuestros hijos hasta las doce semanas de embarazo, que podrán estirarse hasta las 22: Libertad". "Españoles/as: Disfrutaréis del derecho de morir a la carta, cuando estéis cansados de vivir: Igualdad.". "Camaradas/os, sin leyes morales anticuadas, basadas en la identidad diferenciada del hombre y la mujer, seremos felices: Fraternidad". Palabras proféticas son aquellas que pronunciara un líder político en cuanto a que a España no la iba a conocer “ni la madre que la parió”. Ni la han podido conocer, ni la conocerán los más de un millón de niños a quienes el aborto no ha dejado llegar al parto.

Escuchemos la llamada que Juan Pablo II nos dejó en la Encíclica Evangelium Vitae : "Es urgente una gran oración por la vida, que abarque el mundo entero " (E.V. nº 100). Empecemos a rezar, humilde e intensamente.  Apelemos a la ley natural, escrita en el alma de todos nuestros representantes en el Congreso de todos los Partidos que lo forman.

Cuando el mal es excesivamente perverso, no tiene nombre,
ni adjetivo alguno define su intrínseca maldad. Siempre hubo
mal en la Historia; pero con el avance de la civilización, los
amigos de la cultura de la muerte se han servido de la técnica
y se han valido del  lenguaje para cubrir, como si fuera un
manto de terciopelo, la vergüenza de lo maléfico.  Se llama
aborto, o interrupción del embarazo, al asesinato de niños
no nacidos (el aborto era accidente o desgracia sobrevenida
y ahora se busca y se llama a eso progreso); eutanasia o
muerte dulce es el eufemismo para la eliminación de ancianos
o impedidos; al terrorismo llaman algunos proceso de paz;
a la caída del empleo.

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Aborto y objeción de conciencia

Editorial ABC.- 04-03-08

LA propuesta electoral del PSOE de regular la objeción de conciencia frente al aborto es una nueva demostración de la falta de sensatez con la que los socialistas están analizando el problema del aborto ilegal en España. Por lo pronto, la objeción de conciencia está directamente relacionada con la libertad ideológica y religiosa que reconoce la Constitución. Su ejercicio es un derecho reiteradamente amparado por el Tribunal Constitucional, cuando está justificado por un conflicto de intereses serio y grave, como es el que se produce cada vez que se plantea la muerte dolosa de un feto, es decir, el aborto. En pocos casos como el de la «interrupción voluntaria del embarazo» está tan justificada la objeción de conciencia, porque, sencillamente, es la defensa moral y legal de los profesionales de la medicina para ser fieles a su juramento hipocrático y, en definitiva, a la esencia de su función, que es defender la vida humana. Por tanto, la pretensión socialista de regular la objeción de los médicos irrumpe de lleno en el régimen de los derechos constitucionales. Además, el aborto no es un derecho de la mujer al que corresponda la obligación del médico a practicarlo. El aborto es un delito que la ley no castiga sólo en tres supuestos, lo que quiere decir que nadie tiene derecho a abortar, de la misma manera que nadie tiene derecho al homicidio por el hecho de que éste quede impune cuando se comete en legítima defensa.

El problema es que la tolerancia social hacia el aborto ha invertido los valores que están en juego, de manera que la excepción se convierte en regla general y el derecho a la vida cede a favor del voluntarismo de la mujer. Pero esta situación de hecho no puede dar lugar a una nueva mutación de valores constitucionales, como sería la de restringir la libertad de conciencia de los médicos frente al aborto. ¿Se propondrá el PSOE obligar a los médicos de la sanidad pública a que interrumpan embarazos? ¿Sancionará a quienes se nieguen? Sólo el aborto practicado como solución a un conflicto vital absoluto entre el feto y la madre puede calificarse como acto médico, en sentido estricto. El aborto por taras físicas o psíquicas del feto, por violación o por supuestos daños a la salud mental de la madre difícilmente puede encajar en el arte de la medicina. La estrategia socialista es lanzar cortinas de humo ante las revelaciones sobre prácticas ilegales de abortos y cruentas técnicas abortivas. El PSOE quiere desviar la atención de la opinión pública, despojar al debate del aborto de cualquier sentido ético y asociar malévolamente a la objeción de conciencia de los médicos de la sanidad pública la extensión de las irregularidades detectadas en centros abortistas de Madrid y Barcelona. Más necesario que acosar a los médicos objetores es implantar nuevas garantías para que se cumpla la ley -autorización judicial, dictámenes previos emitidos sólo por médicos de la Seguridad Social-, de forma que los casos despenalizados de aborto sean muy excepcionales.

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La "educación sexual" y el aborto
Adolfo J. Castañeda

28-04-2008

Introducción

Muchas veces, se le llama "educación sexual" a la información que se imparte sobre los anticonceptivos, especialmente a la juventud. La "educación sexual" debe distinguirse de la educación sobre el amor, la castidad y la sexualidad que los padres de familia, como los primeros y principales educadores de sus hijos, les dan a éstos de forma respetuosa y promoviendo los valores morales. Pero los que promueven la "educación sexual" no buscan fomentar la castidad, sino que pretenden (falsamente) impedir el aumento del aborto, de los embarazos fuera del matrimonio y de las enfermedades de transmisión sexual. En este capítulo mostraremos la falsedad de este razonamiento, utilizando los datos de países con una larga experiencia en la implementación de la "educación sexual", sobre todo los Estados Unidos.

La "educación sexual" y el aumento de la promiscuidad

Desde 1970, se han implementado programas de "educación sexual" en las escuelas públicas de los Estados Unidos que proporcionan información sobre los métodos de "planificación familiar" (anticonceptivos). Estos programas tienen el objetivo de impedir los embarazos fuera del matrimonio, los abortos y las enfermedades de transmisión sexual. Sin embargo, como se verá más adelante, todos estos problemas han aumentado precisamente desde que comenzaron estos programas(1).

El aumento de todos estos problemas se debe a un aumento de la promiscuidad debido a estos programas de "educación sexual":

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El bien de la vida

Mons. Braulio Rodríguez Plaza,
Arzobispo de Valladolid

Camineo.info. 19-04-2008

La fiesta de la Encarnación del Señor, que celebramos el 25 de marzo, cuando es posible litúrgicamente, es muy querida por los cristianos, pues, entre otros aspectos del misterio inefable del Hijo de Dios hecho hombre, nos recuerda que, como nosotros, Jesús comenzó su vida humana en el seno de su Madre. Por esta razón, si ya la vida humana merece y debe ser respetada desde el momento de su concepción, desde que el Hijo de Dios se hizo carne, toda vida humana, todo hombre o mujer, tiene para nosotros los cristianos un valor añadido: «La vida del hombre es don de Dios, que todos están llamados a custodiar siempre», decía Benedicto XVI en un discurso a los que participaron en la Conferencia Internacional del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud en noviembre de 2007.

Pero el aprecio por la vida, por toda vida, se deprecia cada día en nuestro Occidente. Aparte del desprecio de la dignidad humana de los más débiles (enfermos, inmigrantes, niños sin educar, personas que pasan verdaderas dificultades económicas cada mes, embrutecimiento de un vida sexual disparatada en adolescentes y jóvenes, condiciones humanas degradantes, etc.), en España son significativas las cifras del aborto de 2007, de modo que se ha llegado incluso a un cierto desprecio de la Ley que despenaliza los tres supuestos para hacerlo “lícito”, que no ético. Y de paso recuerdo que en realidad en España no hay Ley del aborto, sino unos supuestos que se despenalizan. De ahí el escándalo de las clínicas donde se practican abortos ilegales.

¿No será mejor el aborto libre? Sería un disparate en una sociedad en la que miles de esposos tienen que acudir a largos y gravosos procesos de adopción. Un signo claro de una sociedad que en ocasiones muestra una cara ciertamente hipócrita. El aborto, pues, no es un problema que afecte sólo a los católicos. Muchos que no comparten nuestra fe lo rechazan como “solución” a un embarazo. Ciertamente ningún católico, ni en el ámbito privado ni público, puede admitir la práctica del aborto, la eutanasia o la producción, congelación y manipulación de embriones humanos.

Por ello, «no puede sostenerse que el aborto es inadmisible para un católico pero que esto no obliga al que no lo es» (Nota de los Obispos de la Subcomisión de Familia y Vida del 25-3-08). Sin embargo, lo que está sucediendo entre nosotros es que, como el frío del invierno, parece que el problema del aborto se nos ha ido metiendo hasta los huesos. En opinión de expertos en el tema de la vida, lo más grave no es sólo que existan en España esos supuestos de los que habla la Ley de 1985, sino que se den en distintas opciones políticas una misma o parecida actitud ante la realidad del aborto. Nos hemos acostumbrado al aborto; ya no causa extrañeza y no escandaliza más que a unos pocos.

Vamos hacia una sociedad con pocos hijos; una sociedad eugenésica en la que no se permiten, por ejemplo, niños con síndrome de Down, no porque se hayan curado, sino porque no se les ha dejado nacer; bastante contraria a concebir una familia numerosa, porque ésta es entendida como obsoleta, decimonónica y que vive en una imposición religiosa que no se puede tolerar. ¡Un disparate un tanto liberticida contra los padres que libremente deciden tener tres, cuatro o más hijos!

¿Cómo no recordar lo que dijo hace ya muchos años Juan Pablo II en Madrid?: «Quien negara la defensa a la persona humana más inocente y débil, a la persona humana ya concebida, aunque todavía no nacida, cometería una gravísima violación del orden moral. Nunca se puede legitimar la muerte de un inocente. Se minaría el mismo fundamento de la sociedad» (Juan Pablo II, Homilía en la misa de las Familias, Madrid, 2-9-1982).

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Las sinrazones del aborto

ALFONSO LÓPEZ-QUINTÁS
Miembro de la Real Academia de las Ciencias Morales y Políticas

“Desde hace años, todos los días vivo angustiado pensando que, de forma fría y sistemática, en mi país miles de niños mueren abortados”.
Julián Marías

Los partidarios del aborto no quieren ser tachados de arbitrarios y se esfuerzan por mostrar que la despenalización de las prácticas abortivas está basada en diversas razones. Un análisis mínimamente riguroso de las mismas advierte que no están a la altura de la gravedad del tema tratado. No responden a un estudio serio de la realidad, sino a un afán estratégico de presentar como “razonable” un procedimiento violento que suprime de raíz una vida humana en desarrollo.

Los seres humanos solemos buscar con afán una justificación racional a todo cuanto hacemos, por injustificable que parezca en principio, a fin de no sentirnos demasiado envilecidos a nuestros propios ojos. Es comprensible esta tendencia, pero, cuando se trata de cuestiones muy graves, no tenemos derecho a permitirnos forma alguna de consuelo que no vaya avalado por un criterio realista. Es la realidad, en definitiva, quien nos da o nos quita la razón.

Actualmente disponemos de medios suficientes para llevar a cabo un estudio realista de lo que significa el aborto, con independencia de toda ideología partidista.

- La Biología determina con precisión cuándo empieza el proceso de la vida humana, proceso que sin ruptura cualitativa lleva a la plenitud de la vida personal.

- La Metodología Filosófica nos enseña a descubrir los recursos que suelen movilizarse para manipular la opinión pública. Entre tales recursos estratégicos figura actualmente el “planteamiento sentimental”. No se plantea el tema del aborto en toda su envergadura y de modo radical. Se intenta conmover la fibra sentimental de las gentes, subrayando el carácter penoso que reviste el embarazo en ciertas condiciones. Se ocultan cuidadosamente los diversos modos posibles de resolver estas situaciones conflictivas, y se sugiere la conveniencia de recurrir a la salida más drástica y contundente –el aborto-, sin prestar atención a las secuelas de diverso orden que puede sufrir la persona a quien presuntamente se quiere ayudar.

- La Antropología Filosófica descalifica ciertas afirmaciones que están en la base de las “argumentaciones” proabortistas. Afirmar, por ejemplo, que “la mujer tiene un cuerpo y puede decidir arbitrariamente los procesos que en el mismo tienen lugar” es situarse fuera de la realidad, porque el ser humano no tiene cuerpo; es corpóreo . Por fortuna, nuestro cuerpo no es un objeto que pueda ser poseído. Ya el famoso caballo de la Historia de un caballo -de León Tolstoi- subrayaba con razón que los hombres se dejan llevar de su tendencia posesiva y reducen a meros objetos realidades que están muy por encima del nivel objetivista. Al decir “tengo mujer, tengo hijos, tengo cuerpo”, en el mismo plano en que se afirma “tengo dinero, tengo casa, tengo coche...”, el lenguaje nos traiciona y nos delata.

A la luz de la Antropología, la Metodología y la Biología, las razones que se están haciendo valer a favor del aborto a través de los sutiles medios de que dispone la propaganda son del todo insuficientes. Podría mostrarse fácilmente en pormenor. Pero lo verdaderamente grave es el hecho de que se busquen razones para justificar la anulación de vidas humanas . Tras cometer mil errores y atropellos, la humanidad había llegado en nuestra época a una situación de cierta madurez, en la cual se optaba por la vida aunque parecieran existir razones en contra de la misma. Así, en la mayoría de los países se ha abolido la pena de muerte y se intenta recuperar a los asesinos para la vida de sociedad. Ahora, en cambio, ciertos grupos se enfrentan a esta línea de progreso humanístico y se lanzan a una búsqueda frenética de razones en contra de la vida naciente.

Un somero examen de este fenómeno descubre en él una extrema peligrosidad, pues todos los genocidios se han realizado siempre en virtud de ciertas razones que se suponía poderosas. Recuérdese cómo, en la película Holocausto , uno de los responsables directos del sacrificio masivo de millones de personas confesaba haber actuado con el convencimiento de hacer un bien a la Humanidad. De hecho, tras las actitudes y actuaciones del nacionalsocialismo se hallaba latente y operante cierta corriente filosófica, suministradora sin duda de toda clase de “razones”. La historia alberga un catálogo tan amplio como siniestro de razones para matar. A la altura histórica en que nos hallamos hoy, debiera ser impensable que alguien siguiera haciendo depender la vida humana de determinadas razones, pues ello constituye un regreso a estadios primitivos.

Para ponerse a salvo, algunos promotores del movimiento abortista se están apresurando a declarar que no son partidarios de este tipo de remedios drásticos, pero se ven obligados por ciertas razones poderosas. Frente a esta astucia, debe subrayarse con toda energía que el mero buscar o aceptar razones es ya una renuncia injustificable a un logro de la humanidad que debiera ser definitivo y, por tanto, intocable: el respeto incondicional a la vida humana . Es demasiado peligroso este camino de la autojustificación para iniciarlo precisamente “por razones humanitarias”, como a veces se dice sarcásticamente.

Antes del recurso al aborto, existen muchas formas de resolver los problemas que pueda suscitar el advenimiento de una nueva vida. No aludir a ellas sólo puede responder a una falta total de imaginación creativa o al afán autoritario de imponer las medidas abortistas como única salida. Pero querer resolver tales problemas mediante el sacrificio de un inocente es un procedimiento primitivo, falto de calidad humana.

Primer artículo de la serie El sinsentido del aborto:

1. El aborto y el regreso cultural

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El genocidio censurado

JUAN MANUEL DE PRADA
28-01-2008. ABC

El genocidio censurado CITÁBAMOS el otro día de pasada un libro que nos gustaría recomendar encarecidamente.

Se titula “ El genocidio censurado”, y lo acaba de publicar Ediciones Cristiandad; su autor, Antonio Socci, es un polemista brioso, capaz de resucitar en el lector ese fondo de humanidad sepultada sobre el que se ha erigido el crimen más multitudinario y silenciado de nuestro tiempo. Nos estamos refiriendo, claro está, al aborto, de tan triste actualidad en nuestro país, convertido -como escribió en alguna ocasión Ruiz Quintano con su característico sarcasmo- en «reserva abortista de Occidente». El mayor genocidio del siglo XX -nos recuerda Socci- no ha sido perpetrado en ninguna guerra, tampoco en los gulags ni en los campos de exterminio que florecieron al socaire de los regímenes totalitarios; el mayor genocidio del siglo XX -y de los que llevamos de siglo XXI- se ha perpetrado en las aseadas democracias occidentales, ante la mirada impávida o indiferente de sociedades que presumen de compasivas y defensoras a ultranza de los derechos humanos. Mil millones de víctimas inocentes es la cifra que propone Socci como saldo de ese genocidio; y probablemente se haya quedado corto. Pero lo más escalofriante de este crimen innumerable no es la cantidad, sino el silencio aquiescente o cómplice con que las sociedades denominadas democráticas lo aceptan. Porque el aborto, esa barbarie industrial por la que algún día seremos juzgados, es también el último tabú del que nadie se atreve a hablar. Resulta inquietante y perturbador que una época como la nuestra, que se jacta de exponerlo todo a la luz, que no tiene empacho en penetrar en las más recónditas intimidades, que no hace ascos a la exhibición gratuita de violencias, que con obscenidad casi pornográfica nos bombardea visualmente con los más variopintos horrores, sin embargo haya decidido encubrir este genocidio, prohibiéndonos mirar a los ojos a esos pequeños que son expeditivamente tachados del libro de la vida.

En algún pasaje de su ensayo, Socci recoge las palabras de Norberto Bobbio, el gran jurista y filósofo turinés, a quien nadie podrá acusar de complacencia con las tesis católicas, sobre el aborto: «Hay tres derechos. El primero, el del concebido, es fundamental. Los demás, el de la mujer y el de la sociedad, son derivados. Además, y para mí esto es el punto central, el derecho de la mujer y el de la sociedad, que son de ordinario adoptados para justificar el aborto, pueden ser satisfechos sin recurrir al aborto, es decir, evitando la concepción. Una vez ocurrida la concepción, el derecho del concebido solamente puede ser satisfecho dejándolo nacer. (...) Me sorprende que los laicos dejen a los creyentes el privilegio y el honor de afirmar que no se debe matar». Y Pier Paolo Pasolini escribió: «Soy contrario a la legalización del aborto porque la considero una legalización del homicidio. Que la vida humana sea sagrada es obvio: es un principio más fuerte que cualquier principio de la democracia». Glosando a Pasolini, podríamos preguntarnos si una sociedad que no considera sagrada la vida humana puede calificarse de democrática.

¿Se puede seguir esgrimiendo seriamente que una vida gestante es un «amasijo de células», como le dijeron en el abortorio a la joven María de la Cuesta, cuyo testimonio recogía ayer ABC en un hermosísimo reportaje de Domingo Pérez? ¿Se puede decir sin rebozo que esa vida gestante vale lo mismo que un pelo o un diente o una uña? ¿Es una mera cosa de la que podemos disponer a nuestro antojo o es uno de nosotros? Esta es la pregunta que nuestra época no se atreve a responder, porque ha dejado de ser humana. Hubo un tiempo, allá en el corazón de las tinieblas, en que los niños eran entregados a Moloch en sacrificio; pero, de repente, ocurrió algo, un cambio absolutamente revolucionario que Socci resume así: «Por primera vez en la historia se difundió el sentimiento y la certeza de que todo ser humano es sagrado e intocable, que ningún poder puede disponer de su vida o de su dignidad. Este es el fundamento ético de la libertad y de la democracia tal como la conocemos». Y el aborto es una vuelta al corazón de las tinieblas, es una negación de la conquista humana más esencial e irrenunciable. No dejen de leer este vibrante ensayo de Antonio Socci.

www.juanmanueldeprada.com

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El negocio de la vida

JUAN MANUEL DE PRADA

ABC.
LAS informaciones que diariamente nos suministra ABC nos permiten hacernos una idea del negocio cochambroso que se esconde detrás del aborto. Tras el escándalo de los mataderos barceloneses, ahora le toca el turno a Madrid. Fetos descuartizados y arrojados al contenedor de la basura, informes en blanco con la firma de psiquiatras inescrupulosos, historias clínicas de abortos clandestinos destinadas a la trituradora de papel... Puro estajanovismo al servicio del crimen industrial. Y, detrás de tanta ignominia, una procesión incesante de mujeres demolidas saliendo de los mataderos, expoliadas de la vida a la que prestaban su sustento, huérfanas del hijo que habían concebido, marcadas para siempre por una decisión que no habrían tomado si no las hubiese atosigado la necesidad o el miedo insuperable, perseguidas para siempre por la sombra de un crimen que no habrían cometido si alguien les hubiese hecho saber que no estaban solas, que el hijo que crecía en sus entrañas era valioso y único, que en la supervivencia de ese hijo se cifraba nuestra supervivencia social.

La inspección de sanidad de la Comunidad de Madrid ha cerrado algunos de estos mataderos «por considerar la existencia de un riesgo grave para la salud de las personas». Es una medida administrativa loable, pero insuficiente. Pues de lo que se trata no es de cerrar tal o cual matadero porque incumpla tal o cual normativa sanitaria, porque arroje a la basura los cadáveres de esos niños nonatos en lugar de arrojarlos a la incineradora. De lo que se trata es de que ninguna mujer sea empujada a abortar. Y para ello hace falta algo más que un riguroso cumplimiento de la normativa sanitaria. Hace falta que esas mujeres que abortan se tropiecen con el abrazo de una sociedad que las acompaña samaritanamente en su difícil trance, que se compromete en su desdicha, que se compadece de su sufrimiento porque esa vida de la que son portadoras es dueña de un destino inalienable. Hace falta que la tragedia de esas mujeres sea la tragedia de la sociedad entera: hace falta que ellas lo sepan y que cada uno de nosotros lo sepamos.

La herida que el relativismo moral nos ha infligido, bien lo sé, es profunda y no cesa de sangrar. El egoísmo y la cobardía se han aliado con la basura cósmica del feminismo progre para justificar o condescender con tanta bestialidad. Pero quiero pensar que aún hay personas que se rebelan contra lo que consideran un crimen de lesa humanidad. Y quiero pensar que esas personas buenas también se cuentan entre quienes nos representan; quiero pensar que aún existen al frente de nuestras instituciones personas que sienten cómo su conciencia se revuelve ante el espectáculo de tanta vida arrojada al vertedero, que se sienten un poco más muertos cada vez que una de estas vidas nos es arrebatada, cada vez que una de estas vidas no alcanza a cumplirse. Quiero pensar que esas personas existen; sé que existen, porque a veces he hablado con ellas, he compartido con ellas mi inquietud y mi rabia, que son las suyas.

Por un momento, mientras me desayunaba las informaciones de ABC sobre el turbio negocio del aborto en los mataderos de Madrid, he pensado que Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón podrían ser dos de esas personas. Y he pensado que quizás ellos también se hayan desayunado esa cochambre; he pensado que tal vez algo se haya revuelto dentro de ellos mientras lo hacían, algo que incumbía al fondo de su humanidad. Y he pensado que acaso, después de sentir cómo el frío helador de la muerte se inmiscuía en su aliento, se han telefoneado y se han dicho: por fin hay una causa en la que podemos emplear nuestros esfuerzos de consuno, por fin hay una causa que nos interpela a ambos y en la que ambos podemos actuar como vanguardia de humanidad. Y he pensado que ambos podrían salir a la palestra para garantizar a cualquier mujer residente en sus respectivas demarcaciones que se haya quedado embarazada un compromiso firme de la sociedad que representan: el compromiso de que esa vida de la que son depositarias alcance su destino, el compromiso de que no habrá necesidad ni miedo que puedan cercenar ese destino. Si se decidieran a asumir ese compromiso, habrían hecho el negocio de su vida.

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Aborto y Navidad

CÉSAR ALONSO DE LOS RÍOS
ABC 26-12-2007


España es una sociedad con cien mil abortos al año según las últimas estadísticas. Hemos batido nuestro propio record. Somos la sociedad con el mayor crecimiento de abortos a partir de uno de los más bajos índices de natalidad del mundo. A estos hechos los progresistas los consideran prueba de una gran ofensiva del catolicismo español. Y es cierto. Por fin los católicos han terminado por «reaccionar» y se puede hablar de una toma de conciencia frente al crimen. Del mismo modo que se puede hablar de la connivencia de la izquierda con las prácticas criminales del aborto. ¿Connivencia? Y justificación. A veces activismo puro y duro.

La ofensiva católica cabalga sobre los hechos, ciertamente airada y agresiva, como ya era obligado. Los periodistas convertidos antes de ayer al progresismo y al agnosticismo, los militantes de la izquierda sobre todo, a veces también los conservadores y liberales vergonzantes, admiten que pueden darse casos perseguibles de oficio pero que sería exagerado tomar al todo por la parte.

¿Qué parte de los cien mil? ¿A cuántos crímenes afectaría la excepcionalidad que exige la ley? Niños con aire en los pulmones después de haber sido extraídos de los cuerpos de las madres, niños troceados para hacer posible la extracción... La utilización de las trituradoras en la destrucción de los cadáveres está en la línea de la aplicación de la tecnología del exterminio que inventaron los nazis. Ahora se trata de clínicas de exterminio. En otros casos el método más expeditivo es el abandono en los cubos de basura.

Este horror es el resultado de una «kulturkampf» que consideró básico el derecho de la mujer a disponer libremente de su cuerpo. Las manifestaciones por aborto de los setenta consideraron el aborto como un «bien». Como una conquista de la democracia. No como un mal. Lúcidamente Pasolini decía que el aborto era la otra cara del consumismo sexual. Se defendía la muerte del niño a cambio del disfrute personal.

Afortunadamente estas Navidades están marcadas por una gran ofensiva en favor de la vida.

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Aborto libre y progresismo

Miguel Delibes - ABC, 20-12-2007

En estos días en que tan frecuentes son las manifestaciones en favor del aborto libre, me ha llamado la atención un grito que, como una exigencia natural, coreaban las manifestantes: «Nosotras parimos, nosotras decidimos». En principio, la reclamación parece incontestable y así lo sería si lo parido fuese algo inanimado, algo que el día de mañana no pudiese, a su vez, objetar dicha exigencia, esto es, parte interesada, hoy muda, de tan importante decisión. La defensa de la vida suele basarse en todas partes en razones éticas, generalmente de moral religiosa, y lo que se discute en principio es si el feto es o no es un ser portador de derechos y deberes desde el instante de la concepción. Yo creo que esto puede llevarnos a argumentaciones bizantinas a favor y en contra, pero una cosa está clara: el óvulo fecundado es algo vivo, un proyecto de ser, con un código genético propio que con toda probabilidad llegará a serlo del todo si los que ya disponemos de razón no truncamos artificialmente el proceso de viabilidad. De aquí se deduce que el aborto no es matar (parece muy fuerte eso de calificar al abortista de asesino), sino interrumpir vida; no es lo mismo suprimir a una persona hecha y derecha que impedir que un embrión consume su desarrollo por las razones que sea. Lo importante, en este dilema, es que el feto aún carece de voz, pero, como proyecto de persona que es, parece natural que alguien tome su defensa, puesto que es la parte débil del litigio.

La socióloga americana Priscilla Conn, en un interesante ensayo, considera el aborto como un conflicto entre dos valores: santidad y libertad, pero tal vez no sea éste el punto de partida adecuado para plantear el problema. El término santidad parece incluir un componente religioso en la cuestión, pero desde el momento en que no se legisla únicamente para creyentes, convendría buscar otros argumentos ajenos a la noción de pecado. En lo concerniente a la libertad habrá que preguntarse en qué momento hay que reconocer al feto tal derecho y resolver entonces en nombre de qué libertad se le puede negar a un embrión la libertad de nacer. Las partidarias del aborto sin limitaciones piden en todo el mundo libertad para su cuerpo. Eso está muy bien y es de razón siempre que en su uso no haya perjuicio de tercero. Esa misma libertad es la que podría exigir el embrión si dispusiera de voz, aunque en un plano más modesto: la libertad de tener un cuerpo para poder disponer mañana de él con la misma libertad que hoy reclaman sus presuntas y reacias madres. Seguramente el derecho a tener un cuerpo debería ser el que encabezara el más elemental código de derechos humanos, en el que también se incluiría el derecho a disponer de él, pero, naturalmente, subordinándole al otro.

Y el caso es que el abortismo ha venido a incluirse entre los postulados de la moderna «progresía». En nuestro tiempo es casi inconcebible un progresista antiabortista. Para estos, todo aquel que se opone al aborto libre es un retrógrado, posición que, como suele decirse, deja a mucha gente, socialmente avanzada, con el culo al aire. Antaño, el progresismo respondía a un esquema muy simple: apoyar al débil, pacifismo y no violencia. Años después, el progresista añadió a este credo la defensa de la Naturaleza. Para el progresista, el débil era el obrero frente al patrono, el niño frente al adulto, el negro frente al blanco. Había que tomar partido por ellos. Para el progresista eran recusables la guerra, la energía nuclear, la pena de muerte, cualquier forma de violencia. En consecuencia, había que oponerse a la carrera de armamentos, a la bomba atómica y al patíbulo. El ideario progresista estaba claro y resultaba bastante sugestivo seguirlo. La vida era lo primero, lo que procedía era procurar mejorar su calidad para los desheredados e indefensos. Había, pues, tarea por delante. Pero surgió el problema del aborto, del aborto en cadena, libre, y con él la polémica sobre si el feto era o no persona, y, ante él, el progresismo vaciló. El embrión era vida, sí, pero no persona, mientras que la presunta madre lo era ya y con capacidad de decisión. No se pensó que la vida del feto estaba más desprotegida que la del obrero o la del negro, quizá porque el embrión carecía de voz y voto, y políticamente era irrelevante. Entonces se empezó a ceder en unos principios que parecían inmutables: la protección del débil y la no violencia. Contra el embrión, una vida desamparada e inerme, podía atentarse impunemente. Nada importaba su debilidad si su eliminación se efectuaba mediante una violencia indolora, científica y esterilizada. Los demás fetos callarían, no podían hacer manifestaciones callejeras, no podían protestar, eran aún más débiles que los más débiles cuyos derechos protegía el progresismo; nadie podía recurrir. Y ante un fenómeno semejante, algunos progresistas se dijeron: esto va contra mi ideología. Si el progresismo no es defender la vida, la más pequeña y menesterosa, contra la agresión social, y precisamente en la era de los anticonceptivos, ¿qué pinto yo aquí? Porque para estos progresistas que aún defienden a los indefensos y rechazan cualquier forma de violencia, esto es, siguen acatando los viejos principios, la náusea se produce igualmente ante una explosión atómica, una cámara de gas o un quirófano esterilizado.

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Moratoria mundial contra el aborto
Silvino LANTERO VALLINA

La Nueva España.es

A pesar de la escasa acogida en medios políticos y televisivos, nos ha llegado la buena noticia de una nueva iniciativa en defensa de la mujer, la maternidad y la vida. Su promotor principal es el periodista italiano Giuliano Ferrara, director del diario «Il Flogio».

Se considera que hay vida humana original y diferenciada desde la concepción. La ciencia lo avala. No hay más que ver las ecografías que desde muy pronto nos dan a conocer incluso el sexo del infante. Lo que es lamentable es que se permita y se tolere que se utilice la ciencia para la barbarie, como es el caso de lo que ocurre en India y China, donde se hacen abortos selectivos a niñas en el útero materno. Terrible.

Lo primero que destaca Ferrara es la necesidad de un cambio de rumbo en relación a las mujeres, muchas de ellas adolescentes con embarazos inesperados. Nada de condenarlas ni perseguirlas o atropellarlas mandándolas a abortar. Lo que hay que hacer es acogerlas con amor, prestarles apoyos afectivos y materiales para que no se dejen avasallar por instituciones, parejas u otros, para que accedan a que eliminen la vida al hijo que esperan y pasen a padecer el síndrome posaborto que, a tenor de algunos estudios que están saliendo actualmente, produce una gran amargura por la pérdida, el desgarro y el horror de haber interrumpido una vida naciente e indefensa.

Es la tristeza del abandono de la esperanza en lo más sagrado, la vida humana. Afortunadamente, surgen iniciativas a favor de la mujer y su atributo más sublime cual es la maternidad. En Asturias tenemos la Asociación Mar (www.asociacionmar.es), que ayuda a mujeres asturianas con embarazos inesperados.

Las personas sensatas entienden esto. No creo que apoyen esta barbarie del aborto. Lo lamentable es que los políticos, especialmente quienes representan a estos sectores, no se atrevan con este asunto. Lo vimos en la pasada campaña electoral en España, donde la derecha reformista nuevamente ha jugado en el terreno que le marca la izquierda radical. ¿Ganan votos con esta falta de energía y solvencia intelectual en el combate moral o de ideas? Me temo que no.

El pasado mes de marzo, Ferrara estuvo en Madrid y, entre otras cosas, dijo que la vida es un derecho sagrado y que era necesario considerar que «1.000 millones de abortos en los últimos 30 años y 50 millones de abortos cada año son demasiados».

El manifiesto pro moratoria pide, en concreto, una enmienda al artículo 3 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que señala que «todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona». Se debe añadir «desde la concepción hasta la muerte natural».

Coincido con Ferrara que su iniciativa se deriva de la recta razón de la ley natural. Pueden apoyarla personas desde diversas concepciones políticas, creencias, ideas. Es una muy buena causa la de la vida, la familia y la maternidad. Se han adherido a esta propuesta personalidades relevantes del mundo de la cultura. Todas ellas ven las orejas al lobo. El peligro está dentro, en quienes llevados de una debilidad de la razón y una cortedad de miras nos llevan al autosuicidio y disolución de los principios y raíces de Occidente. El caso que nos ocupa, el fomento y la protección del aborto, es sin duda un indicador clave de nuestra decadencia y vuelta a un nuevo paganismo que recuerda lo más negro de Esparta o Roma como fueron los infanticidios.

En consecuencia, los primeros firmantes de esta propuesta solicitan «una moratoria de las políticas públicas que fomentan formas de sumisión injustificada y selectiva del ser humano durante su desarrollo en el vientre de la madre mediante el ejercicio arbitrario de un poder de aniquilamiento violando el derecho de nacer y la maternidad».

 


 

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